jueves, 15 de agosto de 2019

Secuelas de una larguísima nota de rechazo, Aftermath of a lengthy rejection slip, Charles Bukowski

secuelas de una larguisima nota de rechazo-charles bukowski-9788493669522Estamos en verano tomando elsol y dejándonos salpicar por niños salvajes que se lanzan como kamikaces profesionales al agua. Da igual dón de estés, da igual dónde te pongas, da igual las prevenciones que tomes, es indiferente, son capaces de alcanzart, en ocasiones, acompañados de padres con cara de satisfacción angelical. Así que me queda poco por hacer, no sé, leer, adentrarme en mi mismidad y ver el horizontes con y sin nubes. Poco más. En ocasiones miro las copas de los árboles o leo algún artículo que me envían por whatsapp, pero me he quedado sin datos, así que me refugio en Wolfe y en el Ángel que nos mira o Entre los visillos de Martín Gaite, en Factotum, será mi próxima entrada, acabo Cheever, también a Mallo, también Aixa de la Cruz, pero seguro que ya lo había dicho, os lo había contado, pero esta molicie ancestral se apodera de mi cerebro no puedo activarlo ni con las proverbiales salpicaduras de esos ángeles que se bañan como si no hubiera mañana.

¿A ti te han rechazado en alguna ocasión? Claro, hemos de ser honrados y reconocer en voz alta que hemos, todos, sido rechazados en alguna ocasión. Un amor adolescente u otoñal, un trabajo, una posible amistad, no sé, pero debemos convenir que es extraño, porque ser rechazado implica pensar que no somos o servimos para algo concreto y que quien nos rechaza es un maestro, precisamente, en el campo en que nos movemos. Pero no es así. Es como pensar que un ministro de economía, necesariamente, entiende los movimientos mundiales del comercio o que los vaivenes de las guerras comerciales son un libro abierto para su entendimiento; podemos pensar que, además, el entrenador de fútbol de nuestro hijo, vástago sin par, es un Di Stefano y nada más alejado de la realidad. No os digo nada de los rechazos amorosos de nuestros amados imagiinarios oreales, o de los desprecios en el trabajo, con la familia o en la calle, mucha gente se gusta cuando nos mira por encima del hombro y, lamentablemente, creemos que por algo será, que es superior a nosotros. Reitero, no es cierto, o sí, pero no podemos caer en la tentación de la conmiseración autoimpuesta, hemos de perseverar en lo que creemos. Ahora bien. Igual no valemos como escritores, me lo digo todos los días.
Secuelas de una larguísima nota de rechazo. Larguísima, al menos medio folio, al menos la molestia de explicar las razones por las cuales no se aceptan los relatos. Bukowski se queda pasmado, reacciona casi con placer masoquista cuando Whit Burnett le rechaza, no con un impreso estándar,no con un “Lo sentimos, pero no tiene la suficiente calidad”, “lo sentimos, pero no se ajusta exactamente a nuestra línea editorial”, sino con un “Probablemente publiquemos algo suyo en alguna ocasión, aunque no sé cuándo exactamente. Eso depende de usted”. Y abre la puerta a la magia, a la realidad, depende de usted, que se puede interpretar como un “adáptese a la industria editorial”, diga algo propio, con voz auténtica, hágase ortodoxo, escriba como Hemingway o Miller, sea otro. Pero Bukowski nunca sería otro,nunca se dejaría arrastrar por la adaptación a lo esperado, sería un borracho, escribiría como un borracho, un jugador, como un factotum que busca tiempo para poder escribir, y, finalmente, aparecer en alguna revista. Yo también tengo alguna nota de rechazo, pero no hice algo que sí que hizo nuestro autor, ser perseverante y renunciar a todo, aunque en realidad, ¿No he renunciado a todo?
Este es el primer relato que publicó en Story Magazine con 24 años en 1944 con el título de Aftermath of a lengthy rejection slip. Lo bonito es que viene en una edición con ilustraciones de Thomas M. Müller, Podemos observar elementos que aparecen en todos sus relatos, realismo sucio,alcohol, sexo trivializado, mujeres marginales, hombres marginales, juego, suciedad, una sociedad en decadencia. Es tan absolutamente impropio, tan incorrecto políticamente que no puedo evitar ser seducido. Me interesa la figura de la mujer, su superficialidad y su laxitud sexual para el estándar burgués de la época (¿de la época?) esta aparece como objeto del deseo, algo que se usa. En este extremo tengo contradicciones en la interpretación. En otros relatos manifiesta que a fulanita o menganita las violaría, las acosaría, pero suele ser dentro de ambientes en que los actores son borrachos, ellas incluidas, y no puedo dejar de ver, es una interpretación arriesgada, una mujer autónoma, al menos tanto como lo puede ser un escritor alcoholizado, dueña de su sexualidad y de su vida, de sus deseos. Evidentemente se abandona un punto de vista puritano que censura cualquier comportamiento disruptivo en lo público. En este la virtud debe someter las acciones, por eso los ecos del heteropatriarcado opresor me chirrían, más bien observo una angustia ante un mundo lineal, porque nuestro autor es mucho más lineal de lo que podemos pensar, un grito sistémico contra las reglas en un intento de transcender lo cotidiano en la obscenidad de lo cotidiano,sí, mucho más que una misoginia que soy incapaz de ver, veo, en todo caso, un desinterés manifiesto por el género humano, sí, por lo humano, y una reivindicación de un nihilismo militante y real que rompa la estructura normativa. Me gusta cuando sintoniza la radio para escuchar música clásica.

Entré en la cocina, me senté en el rincón del desayuno, bajé la mirada y comencé a examinar las flores del mantel. Intenté arrancarlas rascando con una uña. Ya resultaba suficientemente duro compartir el amor de Millie con el vendedor de queso y con el soldador.

Así que nos encontramos todos los ingredientes de un buen relato: trama sencilla, desarrollo centrado en un aspecto y resolución. Todo con el proceder Bukowski, sencillo, directo y trasluciendo una inteligencia diferente tras las escenas llenas de pornografía.

Cerré la puerta con mucha suavidad, bajé las escaleras y me fui a la calle. Anduve calle abajo parte de la mañana y, entonces, vi cómo se apagaban las luces.

Imprescindible para los amantes del realismo sucio y para queienes, como yo, siguen disfrutando de cómo se construye un buen relato breve. Lo tenemos en Nórdica.


Nº de páginas: 32
Editorial: NORDICA
Idioma: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788493669522
Año de edición: 2008
Plaza de edición: MADRID
Ilustrador: THOMAS M. MULLER
Secuelas de una larguísima nota de rechazo es el primer relato que, con 24 años, escribió Charles Bukowski y fue publicado en Story Magazine. Como todos sus textos, este relato es claramente autobiográfico. De hecho, al poco tiempo de escribirlo se desilusionó con el proceso de publicación y dejó de escribir durante una década.
El relato cuenta de manera magistral los sentimientos de un escritor que continuamente ve cómo son rechazados los originales que envía a revistas y editoriales. El final es completamente inesperado... Este relato estaba inédito en castellano hasta ahora.

1 comentario:

  1. Bukowski es otro de tantos que tengo por leer.... a ver si me animo a hacerlo, aunque verano no siempre es la mejor época para leer... Un saludo!!

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