Leo
que Nicholas Christakis,
investigador de Yale dice en su nuevo libro, Apollo's
arrow: the profound and enduring impact of coronavirus on the way we live,
que no he leído, que el 2024 podría convertirse en un escenario postpandemia
parecido a los locos años veinte, aquí dejo de leer la noticia de la BBC, paso
a la imaginación y proyecto toda la pornografía apretada en mi cerebro, todas
las referencias literarias y fílmicas que han descrito los felices veinte como
una época de desenfreno y orgías en la calle, por imaginar, podemos imaginar
incluso un mundo de sexo desenfrenado sin remedio, donde la virtud radica en
hacer el amor en interminables encuentros mixtos, pero también le añado una
banda sonora de jazz, de sonrisas donde el carpe
diem se impone como un mantra antiguo. No lo creo, el desenfreno ya es
real, las orgías sin glamour, también, la pornografía está tan presente que ya
nadie le presta atención, la consumen (inciso, leo a una sexóloga decir que el
porno produce impotencia, si tuviera un cuaderno de bitácora, sería un apunte
en el espacio que debería recordarme la fragilidad de alma humana), porque todo
se consume en una carrera sin meta, en un igualitarismo por la estupidez histórico.
Vivir y respirar, no dejar que las brujas asalten nuestros sueños, ya es un
esfuerzo notable.