lunes, 2 de septiembre de 2024

Todos en mi familia han matado a alguien, Everyone in my family has killed someone, Benjamin Stevenson

 


El tema de los géneros me trae de cabeza, es algo que me encanta y que siempre me ha hecho pensar mucho. El entretenimiento es un fin de la literatura, como el hecho de la propia escritura, la reflexión sobre el alma o la creación de mundos. La literatura entretenimiento tiene muchos géneros; aventuras, policíaco, fantástico, gótico o romántico. Su finalidad es siempre la misma, contar con una trama que consiga atraer a lector. Las plataformas de
internet han conseguido cambiarlo todo, no ya en el ámbito personal, que por supuesto, sino también en el acceso a la información, inmediato, no filtrado, en bruto, o con las series de televisión, al entretenimiento. En realidad da lo mismo el ámbito que elijamos, la finalidad es la misma: el placer inmediato. La literatura, pues, debe tomar el hueco que deja el aburrimiento de saber todo al instante, de tener todo al instante, de frustrarse por no tener nada al instante, esa es la realidad. La literatura ofrece un entretenimiento diferido, alargado en el tiempo, autosuministrado. Bienvenida sea.

Otro tema es discutir sobre si estamos hablando de literatura cuando os traigo un libro como este o no. Más bien la discusión debería ser si cumple su finalidad y si está bien escrito, después podemos entrar en la trascendencia del placer estético o los méritos propiamente literarios. En este caso, cumple ambos preceptos; entretiene y está bien escrito. Por lo tanto no espero mucho más, no quiero nada más, no voy a discutir sobre si es literatura, pero la reflexión metaliteraria le da unos cuantos puntos; me quedo con que hay bestsellers que son un tipo de literatura ligero (evidentemente no siempre es así, en absoluto).

El libro usa esquemas de Agatha Christie, es decir, las tramas se entremezclan y dan al lector soluciones falsas en escenarios teatralizados. Son ideales, las historias, para ser llevadas al cine, su lenguaje coincide con el de este y lo hace especialmente atractivo. Es un libro fresco, divertido que transita por la trama como por casualidad y eso hace que la lectura sea rápida. Además, contribuye a que el lector no se fije en los detalles que podrían dar con el asesino.


El poli era varios centímetros más alto que yo, quizá gracias a sus gruesas botas, y pesaría unos cuantos kilos más, quizá debido a su grueso abrigo, pero entonces tendría que haber ignorado los mofletes. No llevaba pistola en la cintura. No sé por qué me fijé en eso, pero me fijé. Tenía los ojos verde oscuro y cristales de hielo en las pestañas. Era evidente que había pasado una mañana de perros, porque miró alrededor de la cabaña ante de posar la vista sobre el cadáver, que pareció detener por completo sus pensamientos.


El diálogo constante con el lector dando diferentes pistas y siguiendo el guion de diez puntos para escribir novelas negras, le da un carácter ágil, divertido que es capaz de engañar a ese mismo lector porque lo que hace es escribir una novela clásica con sospechosos clásicos y, probablemente, culpables clásicos, pero desenfoca la atención para que todo pueda cuadrar al final de la misma.


Un buen autor no solo debe hacer tropezar al lector dentro de la narrativa, sino con el formato de la novela en sí mismo. Hay pistas grabadas también en el objeto.

Lo que te quiero decir es que debo ser consciente de que tú eres consciente de lo que estoy escribiendo.

Antes de que se te suban los humos a la cabeza, que sepas que no me has pillado. La lógica interna del libro oculta algo, sí, pero no es a eso a lo que me refiero. De hecho, voy a ir al grano, con destripe y todo. * no mató a *. Él no es el Lengua Negra.


Lo encontramos en Planeta.

Temáticas Thriller Novela negra Humor Novela contemporánea

Publicación 12 abr 2023

Colección Planeta Internacional

Presentación Rústica con solapas

Traductor Víctor Ruiz Aldana

Formato 15 x 23 cm

Editorial Editorial Planeta

ISBN 978-84-08-27113-0

Páginas 448

Código 0010321215

Tinta texto interior Blanco y negro


A Ernie Cunningham nunca le han gustado las reuniones familiares. Aunque algo tiene que ver el hecho de que hace tres años viera a su hermano, Michael, matar a alguien y lo denunciara a la policía, un ultraje que la familia nunca le ha perdonado. Ahora han decidido reunirse para una ocasión especial: pasarán un fin de semana en un hotel en la montaña para celebrar el reencuentro con Michael. Pero los Cunningham no son una familia que se pase el fin de semana bajo la manta contemplando el paisaje. El día en que llegue Michael encontrarán el cadáver de un hombre en las inmediaciones del hotel. Cuando la policía sea incapaz de resolver el crimen, quedará en manos de Ernie deducir si el culpable es uno de sus familiares... antes de que sea demasiado tarde.


«Todos los miembros de mi familia han matado a alguien. Algunos, los más eficientes y productivos, hemos matado a más de uno.»

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