viernes, 30 de agosto de 2024

El cocinero de Alcyon, Il cuoco dell'Alcyon, Andrea Camilleri

 


Una vez vuelvo al blog, me dedico a mirar todos los libros que he leído en este tiempo. Mi sensación es que no habían sido más que unos cuantos, pero esos cuantos se convierten en muchísimos, libros sobre los que tengo anotaciones, sobre los que he reflexionado y no quiero perder
esos instantes, al fin y al cabo, este blog no es más que un repositorio de la memoria que he ido realizando para no perder precisamente eso, la capacidad de recordar aquello que me ha gustado y no quiero olvidar. El trabajo es muy placentero, lees y vas anotando conforme lo haces, tomas un fragmento que te gusta por algo, una frase, un pensamiento. En ocasiones, haces una reflexión directamente ligada a lo subrayado, otras muchas veces, simplemente tomas el fragmento como excusa para pensar en algo. Además el blog es mi repositorio, mi canon particular, el reflejo de lo que he ido leyendo y de las vidas en las que me he inmiscuido sin ser invitado. Un placer diferido, cierto, pero placer al fin y al cabo.

El libro que os traigo es el número 32 de la serie, por lo tanto, he dicho todo sobre la misma en mis anteriores comentarios. Cuando te decides a leer completamente una saga, has de entender que los libros adquieren pautas repetitivas, guiños esperables y una construcción esquemática de los personajes. Ha de ser reconocible, debe atenerse a unas reglas. El comisario, cierto, ha ido evolucionando a lo largo de los años, sin embargo, todo en él es reconocible; su falta de compromiso sentimental, su dedicación absoluta al cuerpo, sus relaciones personales, sus gustos culinarios. Pero envejece, como el autor, se hace mayor y las manías afloran, las inseguridades, los sueños premonitorios. La saga se va acabando, quedan pocos libros, el autor nos ha dejado. Lo echaremos de menos, ya lo creo.

El pensamiento woke y la nueva normalidad social occidental impuesta artificialmente no permite comentarios como el que os selecciono, los personajes solo pueden ser políticamente correctos, normalizados, perdiendo la posibilidad de reflejar toda la realidad en su crudeza, las diferencias, los personajes desagradables, los asociales o disruptivos. Si no se caracterizan, acaso, ¿podremos caracterizar como se merece a un pedófilo, un asesino en serie o un imprudente? Este esquematismo que utiliza Camilleri ayuda a identificar los trazos indispensables de la personalidad y a entender las acciones posteriores.


En ese preciso instante entraron en la trattoria Mimì Augello y una veinteañera de más de metro ochenta de altura, aunque con unas piernas de tres metros y veintiocho, un cutis de porcelana pura, un pelo tan rubio que parecía blanco, ojos azules y una cara que al comisario le sonó de algo.

Llevaba unos vaqueros tan ajustados que más que una prenda de vestir parecían la piel de una fruta.

No era guapa, sino impresionante, despampanante.

Tenía que ser estadounidense: tan sólo en las praderas norteamericanas criaban a chicas así, probablemente con un pienso a base de palomitas de maíz, Coca-Cola y filetes tejanos. Luego les daban una capa de color y las sacaban al mercado.


Cuando aparece Ingrid el lector recobra la sonrisa y recuerda las primeras novelas donde aparece este personaje y entiende que la añoranza es parte del cariño que tiene a estos libros.


Seguro que su amiga Ingrid Sjostrom, que pertenecía a la alta sociedad de Montelusa amante de los placeres, conocía a Trincanato y sus hábitos. Decidió llamarla, aunque estaba más que convencido de que a esas horas no estaría en casa.


La novela te puede sorprender con fragmentos que abandonan la acción cinematográfica, que se ha ido imponiendo a lo largo de los años, el diálogo constante, para recordar al lector que estamos ante una obra literaria que es de género, sí, pero no es una receta de cocina. Muestra sensibilidad y oficio para dar paso de nuevo a la acción y funciona a modo de transición argumental.


Y en ese preciso instante vio recortarse contra la luz de la luna, como si fuera una sombra chinesca o un efecto cinematográfico, muy muy despacio, primero el palo de proa y luego toda ella enterita, la silueta de un gran barco de vela.

Era una goleta que cruzó majestuosa y solemne la zona iluminada con todas las velas desplegadas y palpitantes gracias a un viento que parecía existir sólo para ella. Y acto seguido desapareció.


Como siempre en Salamandra.


Colección Salamandra Narrativa

Páginas 256

Serie-Saga Comisario Montalbano

Target de edad Adultos

Tipo de encuadernación eBook

Idioma ES

Fecha de publicación 17-03-2022

Autor Andrea Camilleri

Editorial SALAMANDRA


Un operario aparece ahorcado en plena obra y Montalbano y sus hombres acuden a escena.


El responsable del despido del desdichado y dueño del astillero en quiebra es Giovanni Trincanato, un tipo de negocios turbios sin escrúpulos ni modales que no tarda en despertar la antipatía del comisario. Paralelamente, en el puerto de Vigatà aparece el Alcyon, una lujosa goleta con apenas pasajeros y muy pocos tripulantes, pero con una popa capacitada para recibir un helicóptero.


Cuando Montalbano descubre el lazo existente entre el capataz del astillero y la misteriosa embarcación, crecen sus sospechas de que algo turbio se está orquestando.

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