La realidad supera a muchas personas, de ahí que conviertan su vida en una proyección de sus deseos y anhelos, dejando lo crudo del invierno agazapado, como un depredador que, de cuando en cuando, hiere con una crueldad inusitada. Hay quienes han decidido creer que la realidad es otra de la que es, siempre entendiendo que esta nunca es lo que creemos percibir, por eso, viven en la ficción que ellos han creado; es entonces cuando se produce un fenómeno interesante, los demás actúan de tal manera que parece que todo es real. Fenómeno curioso; no obstante, la capacidad para aceptar qué somos, quiénes somos y dónde nos hemos de ubicar, sigue siendo una factura que mucha gente no está dispuesta a pagar. Es complejo aceptar que nuestro entorno es otro del que hemos inventado.
En
nuestro libro es eso lo que les pasa a los personajes, es vivir en un mundo
paralelo que no existe, pero que, sin embargo, reproduce punto por punto todo
lo que los lleva a creer que viven una verdad inexistente. ETA ha abandonado la
lucha armada, pero ellos viven en la ficción emocionante de la revolución, de
la liberación nacional, de la clandestinidad. Jóvenes a los que se les ha
sometido a un lavado de cerebro, que solo son capaces de ver lo que les han
enseñado a ver. Ni familia ni amigos, solo el intento por cometer un atentado.
El tono es el de Landero, esa vida líquida que se mueve entre diferentes
planos, en realidades que son difíciles de delimitar; una existencia que se cementa
en la ilusión del ser, no en la materialización real de los actos. Por eso
resulta una sátira cruel, porque los personajes son reflejos de sí mismos, son
peleles en manos de un destino que se ríe de ellos sin misericordia. La
crueldad, así, se ve dulcificada por el asombro de la imbecilidad.
Con Hijos
de la fábula, Fernando Aramburu se aleja de los ecos de su obra maestra, Patria,
para adentrarse en un terreno donde el humor y el absurdo son herramientas
centrales. Este nuevo libro plantea una mirada satírica sobre los ideales
fallidos y los caminos truncados de quienes intentan encontrar sentido en sus
vidas a través de causas aparentemente heroicas, pero que derivan en
situaciones ridículas y humanas. Aramburu, con su estilo característico,
utiliza este contexto para desmontar los ideales extremos y mostrar cómo la
realidad los supera en complejidad y banalidad.
—He
tenido una idea. Por el bien de nuestro pueblo, tú y yo vamos a continuar la
lucha armada, pero tranquilo. Primero cúrate. No te meto prisa. Ante todo,
debemos estar sanos y fuertes. Ojalá tenga razón tu amá con el remedio este de
la miel. La mía, a mí, estos mismos no me daba. Me dio genes vascos. Algo es
algo. Con ellos me apaño.
Así, el
libro explora la desorientación generacional y el vacío que deja la
desaparición de grandes relatos ideológicos. Con humor, muestra cómo las
aspiraciones de trascendencia pueden ser trastocadas por las pequeñas miserias
humanas. En el fondo, subyace una reflexión sobre el significado del
compromiso, la identidad y el peso del pasado en el presente. El autor
demuestra su maestría para equilibrar lo trágico y lo cómico. Su prosa ágil y
cargada de ironía revela la fragilidad de sus personajes, atrapados entre sus
sueños de grandeza y la realidad que los minimiza. A través de Iñaki y Kepa, el
autor ofrece una sátira que es, al mismo tiempo, un homenaje al espíritu humano
en su lucha por encontrar un propósito.
La
encontramos en Tusquets.
Editorial:
Tusquets Editores S.A.
ISBN:9788411072281
Idioma:
Castellano
Número
de páginas:320
Tiempo
de lectura:7h 36m ¿Cómo se calcula?
Encuadernación:
Tapa blanda
Fecha
de lanzamiento: 01/02/2023
Año de
edición: 2023
Plaza
de edición: Barcelona
Colección:
Andanzas
Alto:
22,5cm
Ancho:14.8
cm
Grueso:
2.2cm
Peso:460.0
g
Dos
jóvenes exaltados, Asier y Joseba, se marchan en 2011 al sur de Francia con la
intención de convertirse en militantes de ETA. Esperan instrucciones en una
granja de pollos, acogidos por una pareja francesa con la que apenas se
entienden. Allí se enteran de que la banda ha anunciado el cese de la actividad
armada. Abandonados a su suerte, sin dinero, sin experiencia ni armas, deciden
continuar la lucha por su cuenta, fundando una organización propia, en la que
uno asumirá el papel de jefe y disciplinado ideólogo, y el otro el de
subalterno más relajado. El contraste entre el afán de gestas y las peripecias
más ridículas, bajo una lluvia pertinaz, va llevando la historia hacia una
especie de drama cómico. Hasta que conocen a una joven que les propone un plan.
Tras el éxito de Patria, esta nueva novela de Fernando Aramburu nos
arrastra, de una manera agilísima y sorprendente, por una peripecia inesperada
y un desenlace magistral. Contada con un humor permanente, cáustica, veloz,
escrita con frases cuya brevedad son un auténtico virtuosismo, Hijos de la
fábula vuelve a demostrarnos que Fernando Aramburu pertenece a la estirpe
de los grandes escritores, los que nos cuentan historias como nadie es capaz de
hacerlo.
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