Programo la entrada y no miro el día, es posible que cuando vea la luz, no sea de actualidad o, sin embargo, siga vigente como una espada de Damocles que ronda un cuello anhelante. La devastación bíblica que veo todos los días en la carretera es difícil de imaginar. Creía, iluso, que las imágenes eran fiel reflejo de lo que ocurría; debí sospechar, no obstante, cuando he hecho descensos temerarios por senderos de montaña en bicicleta, porque las imágenes grabadas en vídeo apenas reflejaban la ansiedad y el peligro que se cernían sobre cada una de las piedras, escalones o trampas de la bajada. Era, la imagen, un mero icono frugal de la tensión, un aperitivo que podías ver en el ordenador sin sentir el más mínimo desasosiego. Algo así ocurre a mi alrededor, algo así ocurre con los responsables políticos cuando los ves en televisión o los escuchas en la radio, son mero aperitivo, apenas un entretenimiento que, si no fuera por el dolor incalculable, el caos gobernante, la pérdida, producirían cierta hilaridad como la que producen los cómicos de televisión: prescindibles, sin gracia y superficiales. Al menos cuando me lanzo cuesta abajo y experimento la sensación de peligro, sé qué estoy haciendo, tomo las riendas y la responsabilidad de mi acto.
Vuelve
Brunetti, con todos los parámetros típicos de la saga, sin sobresaltos, sin contradicciones
o bajada de la calidad; sigue siendo excepcional, rico; sigue manteniendo su
preocupación por los temas sociales, ahondando en las contradicciones de la
ciudad, Venecia, o las relaciones que se establecen entre los hombres.
Así,
la Venecia turistificada, gentrificada, ese parque de atracciones con pajaritos
dentro, extrañados ante la avalancha demencial de curiosos. La novela repasa
temas, pues, que preocupan al lector, que están en la actualidad, como la
homosexualidad de Alvise, el acoso a la mujer, la dificultad para
recuperar el sabor añorado de una ciudad. Lo hace con calma, presentando a cada
uno de los peonajes como seres humanos, por lo tanto, contradictorios y creíbles.
Escuchó
su propia voz malhumorada y reconoció el mismo viejo lamento sobre la
desaparición de las viejas costumbres, las distorsiones que provocaba el
turismo, la imposibilidad de encontrar café decente, pan, zapatos, botones, caquis
y vaya usted a saber qué más.
Si
bien Brunetti es más elegante que Montalbano y difieren en el
estilo, hay momentos en que Leon utiliza la misma técnica, trabajando la
espontaneidad, la inocencia.
Brunetti
se superó a sí mismo con el uso de la palabra professore y dio las gracias con
profusión a todas las respuestas del professore, por muy irrelevantes y
repetitivas que fuesen.
La
tenemos en planeta.
Temáticas
Novela negra Novelas de detectives Novela contemporánea
Publicación
24 may 2023
Colección
Biblioteca Formentor
Presentación
Rústica con solapas
Traductora
Maia Figueroa Evans
Formato
13.3 x 23 cm
Editorial
Seix Barral
ISBN
978-84-322-4210-6
Páginas
352
Tinta
texto interior Blanco y negro
«Una
de las grandes escritoras de crimen y misterio.» The Times «Probablemente la mejor escritora de novela
negra.» Chicago Tribune
«La
dama del crimen más popular de la actualidad.» El Mundo
En una
fría noche de noviembre, Guido Brunetti recibe una llamada de su colega, el
ispettore Vianello, alertándole de que se ha visto una mano en uno de los
canales de Venecia. Pronto se encuentra el cuerpo y se asigna a Brunetti la
investigación del asesinato de este inmigrante indocumentado. Dado que no
existe un registro oficial de la presencia del hombre en Venecia, se ve
obligado a utilizar fuentes de información mucho más suculentas en la ciudad:
los chismes y los recuerdos de las personas que conocieron a la víctima.
Curiosamente, había estado viviendo en una pequeña casa en los terrenos de un
palazzo propiedad de un profesor universitario, en el que Brunetti descubre
libros que revelan el interés de la víctima por el budismo, los revolucionarios
Tigres Tamiles y la última cosecha de terroristas políticos italianos, activos
en la década de los ochenta.
A medida que se amplía la investigación,
Brunetti, Vianello, el comisario Griffoni y la signorina Elettra reúnen piezas
de un rompecabezas que parecen tener poco en común, hasta que Brunetti tropieza
con algo que lo transporta a su época de estudiante y le hace reflexionar sobre
los ideales perdidos y los errores de la juventud, sobre la política y la
historia italianas, y sobre los sucesos inesperados que a veces pueden conducir
a una revelación.
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