miércoles, 19 de abril de 2023

Ceniza en la boca, Brenda Navarro

 


El tema de la inmigración es complejo, y el del arraigo, más. Vivimos en un mundo que cambia a velocidades incontrolables, bloques políticos, geoestrategia, manipulación de la información. Pero a estos acontecimientos macro, se le unen acontecimientos micro: desplazamientos de población, refugiados, migraciones por necesidad. Nos ha tocado vivir en la parte del mundo que recibe, que ofrece seguridades que no hay en aquellos lugares de donde vienen. Eso implica una perspectiva, la de quien lo sufre, la del miedo a las violencias de origen y a las de la recepción; los miedos, al fin y al cabo, que rigen el destino de millones de personas en el mundo.

Desde la perspectiva de una migrante mexicana, la novela juega con las voces de los personajes que se insertan en el discurso asociado al pensamiento de este personaje. Se juntan modismos, habla coloquial con pensamientos íntimos, acciones de los personajes con soliloquios, todo mezclado, sin darle tregua al lector que deberá ser capaz de distinguir lo que importa. Esta manera de escribir tan de Joyce, me parece notable porque hacerlo y que sea legible, dinámica, es complejísimo, requiere oficio e inteligencia. El contenido es otro tema, discutible, la perspectiva, pues la perspectiva, cada cual, pero la construcción técnica me parece impecable, la verdad.

La novela desgrana el dolor, en ocasiones el horror, de ser mujer en México, la maternidad no deseada, la soledad, la vida como un campo de minas y lo hace con inteligencia a través de una poderosa voz que emerge de ese mismo dolor.


No nos violaron, hermanito, no nos han hecho un daño horroroso de ese que sale en las noticias, ni hemos naufragado en pateras, ni nos han pegado ni hemos salido en vídeos virales en los que nos gritan cosas, pero sí que estábamos lastimados y eso era lo más cerca que estábamos de ser iguales a todos los que nos decían que nos parecíamos.


La vida del inmigrante es dura y desarraiga, compleja porque está llena de retazo que no encajan, de soledad, de miedo, de pobreza, de abusos. Diego escapa hacia la muerte, gesto inútil en una vida violenta, y los demás optan por una subsistencia de urgencias.


Antes de regresar y de que yo supiera que iba a Madrid, mi abuela me pidió que le ayudara a limpiar su casa. No te puedo pagar en euros, pero te voy a pagar. Le troné la boca. Me lastimó, pero ya éramos esos animalitos agresivos y heridos que nomás tratan de no herirse más, así que no quise responder a su dentellada.


El libro se desarrolla a través de monólogos interiores, el relato en primera persona, intercalando el estilo indirecto e indirecto libre, consiguiendo que la superposición, más el uso de modismos mexicanos, monten un puzle que hace el lector. Son voces que conoceremos gracias a la autoridad del yo vivido, y se juntan con la voz que lo interpreta todo, la de la protagonista, hecho que ayuda a comprender la falta de perspectivas, el dolor y la miseria de la existencia en todos los ámbitos.


Por eso yo le decía a Diego que no, que golpecitos y gritos no, que a la chingada si así, y me dijo: la chingada y así, pinche metiche culera. Con razón te dicen Cule, le dije .Pendejo, ni lavarte la cola sabes y ya te crees que puedes ser miserable. Culero de mierda, en esta casa no se golpea.


En Sexto piso


ISBN: 978-84-18342-71-4

No. de Páginas: 196

Encuadernación: Rústica

Edición: 4

Precio: € 18.90 EUR

Diego salta desde un quinto piso y desde entonces esa imagen no deja de taladrarle la cabeza a su hermana: seis segundos y un cuerpo estrellándose contra el suelo. Es ella quien echa la vista atrás y cuenta la historia de los dos hermanos. Su llegada al mundo en un hogar en el que la vida nunca fue justa. Los años que pasaron en México con sus abuelos, mientras su madre se buscaba la vida en España, y era ella, aún niña, quien se hacía cargo de Diego. La etapa en Madrid, una ciudad que no entendían y que tampoco los entendía a ellos. La primera separación, cuando ella se marchó a Barcelona a abrirse camino y su hermano se quedó en el lugar que más odiaba. Y el regreso de ella, cargando las cenizas de Diego, a un México muy distinto al que recordaba.


Esta novela narra el viaje emocional de una joven que intuye las razones del suicidio de su hermano adolescente y protagoniza su propio síndrome de Ulises, en el que ni la ida ni la vuelta son realmente destino. Una historia de separaciones y abandonos, de anhelo y de rabia, de pérdida e iniciación a la vida, en la que Brenda Navarro aborda con enorme valentía cuestiones esquivas como la desigualdad, la xenofobia o el desarraigo, y que la confirma como una de las narradoras más potentes y audaces de nuestra literatura. Intenso, visceral y demoledor, Ceniza en la boca es un libro que quema y plantea la dolorosa pregunta de qué vida merece la pena ser vivida.

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