Hace un día lluvioso, desapacible, sin embargo algo en el ambiente me gusta, huele a hongo, a la humedad ancestral que consigue que pueda cerrar los ojos e imaginar. Una amiga me habla del embarazo, de la incertidumbre de ser madre, del miedo o los miedos, de las dificultades e, incluso, de la llamada de la naturaleza. Sospecho que igual que huelo a lluvia y se despiertan en mí recuerdos de otros siglos, ella cierra los ojos y siente que necesita que algo palpite en su vientre, que algo nazca de la tierra, ser la diosa blanca, la madre originaria que configuró la vida. Tal vez eso sea el instinto, tal vez no pueda ser racional, aunque lo racionalizamos todo, lo encasillamos para poder comprenderlo, pero, ¿es posible hacerlo? Por supuesto, sé que somos seres únicos, aunque tengamos la necesidad de replicarnos, por eso comparto que la maternidad hoy, más que nunca, es una opción. Las decisiones que tomamos no siempre obedecen a lo objetivo, existe la necesidad, el hígado o las circunstancias, existe el ambiente y el otro. A veces tengo miedo, en estos tiempos tenebrosos, de saber que tengo dos hijos, tengo miedo de su futuro, de su presente, miro con temor qué ocurre porque no lo sé, la incertidumbre es terrible, pero he de deciros que vivir es levantarse cada día sin saber qué nos va a ocurrir, ayer fui feliz, disfruté, respiré, reí y hoy necesito llorar. Acaso ¿podría ser más privilegiado?
Nuestras universidades se encuentran en
una situación muy difícil, señor comisario. Padecen graves deficiencias,
también del profesorado.
Jaritos
va a ser abuelo, me gusta seguir el crecimiento de la familia, las reuniones
para comer, la tertulia, todo ese Mediterráneo que se agolpa en las acciones
descritas. Me gusta pensar en el comisario y ver que es un hombre normal, sin
embargo el personaje, en esta novela, crece, pero crece en lo profesional, se
amolda como funcionario a la mediocridad, me gustaría, lo he echado de menos,
verlo expresar qué siente ante el nieto que vendrá, describir sus emociones
como hombre, porque los hombres también tenemos emociones, sí, lo he dicho
antes, también lloramos.
La
trama es lo de menos, siendo lo de más, ja, siguiendo la tónica de la serie
aquí analiza el desastroso estado de la Universidad en Grecia, las deserciones,
las huelgas, los sindicatos de estudiantes que pudren cuanto tocan, la lucha de
muchos profesores por que sus alumnos puedan tener la preparación que se
merecen. El eco de lo social sigue presente, eso está bien, pero los asesinatos
son más bien secundarios al igual que la resolución de la trama que vuelve al
esquema típico de que el mayordomo es el asesino. Pero resistir libro tras
libro no es fácil, todo se resiente.
─Hice una apuesta conmigo mismo. Intentar
encontrar una manifestación que no tenga carácter de protesta ni de defensa de
derechos adquiridos, sino una finalidad constructiva.
─¿Qué quiere decir?
─Por ejemplo, una concentración de
protesta por la situación lamentable de nuestras universidades. Una manifestación
por los enormes problemas de la enseñanza media que incluya también propuestas
para su solución. Una concentración, en fin, que no se limite a reivindicar ni
a defender derechos adquiridos. Cuando yo era estudiantes e organizaban manifestaciones
para cambiar el régimen político, para derrocar el estado policial, para tener
más democracia… En la actualidad, las marchas y las manifestaciones se
organizan para que no cambie nada. Así que asisto y observo con la vana
esperanza de encontrar una marcha o una concentración que reivindique un verdadero cambio.
Así
el primer asesinato se produce muy pronto y aparece tras la presentación de la
escena familiar de las vacaciones de Jaritos. Ell desarrollo tiene tres vías:
los asesinatos, la nueva trayectoria profesional del comisario y la familiar.
Todo ello dentro de una trama general que es de carácter social que, como he
dicho, es la situación de las universidades.
─Este comunicado no lo escribió ningún terrorista─ asevera
categóricamente.
─¿Por qué estás tan seguro?
─Porque carece de sesgo ideológico. No
hay comunicado terrorista sin declaración ni moralejas ideológicas.
Por
eso esta triple vía de acción hace que el comisario sea diferente, más cauto,
probablemente pragmático debido a la edad y embebido del espíritu del burócrata.
Mientras les cuento todo esto no doy
crédito a lo que están escuchando mis oídos. Si este caso se hubiera producido
en los tiempos de Guikas, habría hecho lo que me hubiera salido de las narices
sin pedir permiso a nadie. Ahora, en cambio, me guardo las espaldas. No solo
por el famoso resquicio abierto, sino por la reunión familiar de anoche y por
el bebé que está en camino. No quiero que mi nieto crezca escuchando la
historia del abuelo que cayó heroicamente por amor al arte.
Editorial: Tusquets Editores S.A.
Temática: Novela negra | Novelas
de policías
Colección: Andanzas | Serie
Detective Kostas Jaritos
Traductor: Ersi Marina Samará
Spiliotopulu
Número de páginas: 336
Después de unas entretenidas y merecidas
vacaciones en el Épido, la región del norte de Grecia, de donde el matrimonio
Jaritos es originario, el comisario regresa a la rutina para encontrarse con
una sorpresa: el director Guikas se jubila. La plaza quedará de momento vacante,
y el ya ex director propone al ministro que sea Kostas quien ocupe el cargo de
manera interina, con la secreta esperanza de que éste sepa jugar sus cartas y
acabe siendo él el elegido. En éstas, un ministro, antiguo profesor
universitario de Derecho, es hallado muerto en su piso; al parecer, ha ingerido
una tarta envenenada entregada por un desconocido. El ministro tenía muchas
virtudes, pero también algún defecto, entre otros su pasión por los dulces. Y
las investigaciones parecen conducir al mundo universitario, más que al
político. Kostas Jaritos tendrá que resolver este caso si quiere convertirse en
«el Jefe».
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