La normalidad es una ilusión de la mente para equilibrar los deseos y ambiciones, el modus vivendi y la conciencia, no deja de ser un entendimiento con nosotros mismos y con la sociedad para poder convivir más o menos en paz. No hay nueva normalidad, la normalidad es siempre un imaginario, diferente en el tiempo, que consensuamos para ser, así los flujos con mascarillas, la limpieza compulsiva de las manos, los codos del saludo, no son más que sustitutos de otras normas como antes fueron las de tocarse el ala del sombrero o dejar que una señora se sentara en el autobús; nadie habló de nuevas normalidades, habló de modernidad, en todo caso, de superación del machismo o de, con esa capacidad inagotable para el eufemismo, nueva era. Pero no nos engañemos, vivimos inmersos en un cambio histórico, y cuando digo cambio histórico me refiero en cambio de era y de paradigmas, todo a la vez, para no aburrirnos, por eso la ceguera se impone, el aturdimiento y la dificultad de ser racionales.
No tiene mucho que ver esto con la novela que os traigo, para nada, ya que está dentro de la normalidad, de lo esperable. Había leído sobre ella, sus premios, el entusiasmo crítico, pero ese entusiasmo era más sobre la armonía argumental que sobre la capacidad literaria, que sí, que el libro, como hacen muchos otros en estos tiempos, juega con los elementos metaliterarios y con las capacidades del lector, es divertido, pero no os quiero engañar, trabaja, sobre todo, la trama. Ahora os lo explico, pero antes sigo mi argumentario. Los best seller no dejan de ser un producto de mercado, de la industria para captar clientes, por eso es tan importante introducir elementos que resulten atractivos en tiempos de coronavirus y redes sociales. Hoy se prefieren las estupideces de un youtuber que habla sobre un videojuego, es decir nos centramos en la trama, o una instagramer que juega con su cuerpo y diferentes lugares, la ilusión, que centrarnos en aspectos como el malabarismo gramatical, la inteligencia argumental y la construcción imaginativa de los espacios ficcionales de la novela. Es así, podemos empeñarnos en que no lo es, podemos luchar como gladiadores para que la gente lea, pero lo atractivo de una serie que aúna lo mejor del videojuego, la acción, con lo imaginado de la instagramer, se impone. Así si el best seller ha de competir en este campo de batalla solo puede hacerlo con sus armas: con la trama y con el espectáculo.
En este sentido el libro es inteligente porque sigue una estructura descendente de tensión, ascendente en cuanto a la trama, utilizando el inicio de cada uno de los capítulos como marco de enseñanza, como un Lao Tse literario, que el maestro Harry hace al discípulo Marcus, porque en cada introducción nos explica cómo se ha de construir un súper ventas, cómo hay que confundir al lector, cómo hay que engancharlo con los acontecimientos, cómo hay que introducir elementos de ruptura inesperados hacia el final, cómo el asesino ha de ser el mayordomo, vamos, y lo hace como un metrónomo; pero lo interesante en esta novela es que lo realiza en varias fases: el desarrollo central de la trama —es una novela de historia—; el uso de las introducciones a los capítulos como una especie de poética de la construcción de la novela; y dentro de la propia trama, el funcionamiento crítico del mundo editorial como una industria que solo busca el beneficio (amable hipocresía del que se alimenta de esa misma industria).
Hay elementos interesante, aunque la escritura se resiente absorbida por la historia que se apodera de la novela, quiero decir, no es una novela en la que la construcción literaria sea el objetivo.
— Confía en mi experiencia de poli: nunca se sabe de qué es capaz la gente. Sobre todo aquellos que creemos conocer bien.
Las alusiones constantes al hecho de escribir, de las que os he hablado y que dos personajes sean escritores hace que la novela se centre mucho en el proceso de la composición y en la construcción de la trama, pero me parece ingenuos los diálogos, a veces pobres y tópicos, que alimentan al best seller con ambiciones.
A medida que reflexionaba, me sentí invadido por una sensación extraña que no había experimentado desde hacía mucho tiempo: tenía ganas de escribir. Escribir lo que estaba viviendo, lo que sentía. Pronto un aluvión de ideas brotó en mi cabeza. Más que tener ganas, necesitaba escribir. Aquello no me había pasado desde hacía año y medio. Como un volcán que se despertara de p ronto y se preparase para entrar en erupción. Me precipité sobre mi ordenador portátil y, después de haberme preguntado un instante cómo debería empezar esta historia, comencé a escribir las primeras líneas de lo que se convertiría en mi siguiente libro.
Un debate interesante es el de si la vida del autor debe influir en nuestra lectura de la novela, si la ficción recreada en la trama debe verse afectada por sus actos, entonces una novela sobre los horrores del holocausto, sobre torturas y violaciones o cualquier otra perversión debería prohibirse tratando al lector de menor de edad solo por puritanismo insoportable, porque solo este es capaz de una perversión todavía mayor que es la erradicación de la acción desviada. La novela puede tener una historia extraordinaria, pero el autor ser un asesino. La novela puede ser una obra maestra de la literatura, pero el autor ser un cerdo, un xenófobo o un machista, no sé, ¿por ello las obras que pertenecen al campo inabarcable de lo ficcional deben ser prohibidas, erradicadas, quemadas? No, somos lectores mayores de edad.
— El país entero está levantándose contra mí. Pronto todo el mundo pedirá mi cabeza. Si no lo está haciendo ya… La gente me dedica palabras sin medir su alcance; pedófilo, pervertido, degenerado. Ensucian mi nombre, queman mis libros.
En Alfaguara.
TRADUCTOR: Durán Romero, Juan Carlos
ENCUADERNACIÓN: Tapa blanda o Bolsillo
PAÍS DE PUBLICACIÓN : España
IDIOMA DE PUBLICACIÓN : Español
IDIOMA ORIGINAL : Francés
ISBN: 978-84-204-1406-5
EAN: 9788420414065
DIMENSIONES: 238 x 152 mm.
PESO: 995 gramos
Nº PÁGINAS: 672
FECHA PUBLICACIÓN : 18-10-2018
Quién mató a Nola Kellergan es la gran incógnita a desvelar en esta incomparable historia policíaca cuya experiencia de lectura escapa a cualquier tentativa de descripción.
Intentémoslo:
Una novela de suspense a tres tiempos -1975, 1998 y 2008- acerca del asesinato de una joven de quince años en la pequeña ciudad de Aurora, en New Hampshire.
En 2008, Marcus Goldman, un joven escritor, visita a su mentor -Harry Quebert, autor de una aclamada novela- y descubre que éste tuvo una relación secreta con Nola Kellergan. Poco después, Harry es arrestado y acusado de asesinato al encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín.
Marcus comienza a investigar y a escribir un libro sobre el caso. Mientras busca demostrar la inocencia de Harry, una trama de secretos sale a la luz. La verdad solo llega al final de un largo, intrincado y apasionante recorrido.
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