jueves, 21 de noviembre de 2019

El amor dura tres años, L'amour dure trois ans, Fréderic Beigbeder

El amor son tres años, o cuatro, o cinco, o ninguno. ¿Amor o deseo? ¿Pasión, compromiso? No lo sé, no conozco los tiempos, no me interesan, pero sí me interesa pensar en ello, especular, buscar argumentos, un día, sobre el amor eterno, otros sobre la futilidad inconsistente. ¿Amor o deseo, o pasión? ¿Es lo mismo darse que desear? Puede que sea cierto que el deseo y la pasión duran tres años, o dos o cuatro, pero el amor, no sé, parece que el amor es más duradero, ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo, o deseo, o pasión? Igual es el sexo el que dura tres años a duras penas, en otras ocasiones es más efímero y no pasa de una noche triste, o gloriosa. Pero igual el amor se agota cuando se quiere poseer al otro, cuando no se deja ser. No importa, seguiré especulando, seguirás especulando, seguiremos convenciéndonos de lo que necesitemos convencernos.
Entonces ocurrió algo terrible: empecé a dormir con los calcetines puestos. Tenía que reaccionar si no quería acabar bebiéndome mi propia orina.

El libro es curioso, inteligente y dinámico. Lo puedes leer rápidamente, sin querer, de una manera casual, casi automática, sin necesidad de pensar en exceso. Las explicaciones del personaje no tienen precio, es muy divertido leer cómo se puede ser capaz de justificarlo todo, especular a conveniencia y llegar al destino que dices nunca llegarás.

He aquí una prueba muy sencilla para saber si estás enamorado: si al cabo de cuatro o cinco horas sin tu amante empiezas a echarla de menos, es que no estás enamorado, si lo estuvieras, diez minutos de separación habrían sido suficientes para convertir tu vida en algo rigurosamente insoportable.

El libro comienza con una declaración de intenciones que resume el contenido de la trama en la primera línea. Así no hay espacio para el engaño, o sí.

El amor es un combate perdido de antemano.

Así, desde el principio, la trama trabaja el vértigo del cinismo y la locura del ser y del amor, de su ausencia, claro, de su liviandad e impacta por su inteligencia y frescura mezclando al personaje-autor con el personaje alienado.

¿Cómo he podido permitir que las apariencias dicten mi vida hasta llegar a este punto? A menudo se dice que "hay que mantener las apariencias". Yo digo que hay que asesinarlas, es el único modo de salvarse.

La ironía muestra la amargura de descubrir que la realidad es otra.

Nuestra generación es demasiado superficial para el matrimonio. Casarnos es como ir al McDonald's. Luego, hacemos zapping. ¿Cómo íbamos a permanecer toda la vida con la misma persona en la sociedad del zapping generalizado? ¿En una época en que las estrellas, los políticos, las artes, los sexos, las religiones son intercambiables como nunca lo habían sido?¿Por qué el sentimiento amoroso iba a ser la excepción a esta generalizada esquizofrenia?

Otro de los recursos para producir la comicidad de la situación es el bucle de la infelicidad, de la imposibilidad de experimentar la felicidad, el deseo de la expectativa.

-La cuenta atrás ha comenzado... Un día, te aburrirás, te hartarás de mí, me reprocharás que no hay bajado la tapa del retrete, me pasaré la noche delante de la tele hasta que termine la programación, y tú me engañarás como estás engañando a Antoine en estos momentos.
-Ya estamos otra vez...¿Por qué te resistes a disfrutar del momento presente en lugar de angustiarte por nuestro futuro?
-Porque  no tenemos futuro. Mira cómo caen los segundos, nos aproximan a la infelicidad... Sólo tenemos tres años para amarnos...Hoy todo parece maravilloso, pero según mis cuentas, todo habrá terminado entre nosotros el...

Quitando los simplismos de libros de autoayuda pongo este fragmento de la novela que sirve de catarsis a toda una generación que, al descubrirse, ha perdido al otro. Crítica feroz de la estupidez del gusto burgués, es reconfortante porque él es un pijo burgués.

Estamos en este mundo para volver a vivir los mismos acontecimientos que nuestros padres, en el mismo orden, del mismo modo que ellos cometieron los mismos errores que sus padres, y así sucesivamente(...)
La sociedad  en la que hemos nacido se fundamenta en el egoísmo. Los sociólogos lo llaman individualismo, aunque existe una palabra más simple: vivimos en la sociedad de la soledad. Ya no hayfamilias, ya no hay pueblos, ya no hay Dios.

El libro lo tenemos en Anagrama. Buen libro.
ISBN978-84-339-7787-8
EAN9788433977878
PVP CON IVA8.9 €
ISBN E-BOOK978-84-339-3860-2
EAN E-BOOK9788433938602
PVP CON IVA E-BOOK7.99 €

NÚM. DE PÁGINAS168
COLECCIÓNCompactos
CÓDIGOCM 683
TRADUCCIÓNSergi Beltrán
PUBLICACIÓN11/11/2015
Una historia de amor muy moderna, muy trendy,radicalmente autobiográfica, que el autor-protagonista presenta de forma aguda y desenvuelta, como el lector comprobará. Al principio, todo es hermoso, incluso tú. No das crédito a estar tan enamorado. Durante un año, la vida no es más que una sucesión de so- leadas mañanas, incluso cuando nieva por la tarde. Te dedicas a escribir libros sobre esta cuestión. Te casas lo antes posible: ¿para qué reflexionar cuando uno es feliz? El segundo año, las cosas empiezan a cambiar. Te has vuelto más tierno. Hacéis el amor cada vez menos y consideráis que no es grave. Defendéis el matrimonio delante de vuestros amigos solteros, que ya no os reconocen. Tú mismo, sin ir más lejos, ¿estás realmente seguro de reconocerte cuando recitas la lección aprendida de memoria y resistes la tentación de fijarte en las señoritas ligeras de ropa que iluminan la calle? El tercer año, ya no resistes la tentación de fijarte en las señoritas ligeras de ropa que iluminan la calle. Sales cada vez más: eso te proporciona la excusa para no tener que follar. Pronto llega el momento en que ya no puedes soportar a tu esposa ni un segundo más, ya que te has enamorado de otra. El tercer año trae consigo una noticia buena y otra mala. La noticia buena: asqueada, tu mujer te abandona. La noticia mala: empiezas otro libro.



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