Vuelvo a Donna Leon, como sabéis voy a escribir un breve artículo sobre su obra centrado en Brunetti, así que acelero e intento acabar la saga lo antes posible. Cuando haces esto, antes lo hice con Camillieri, por ejemplo, parece que lo real e imaginario se solapan en las palabras, en tu cerebro y en la vida real. Todo adquiere una dimensión conocida, como familiar, por eso das la bienvenida a la nueva trama o te enfadas con el personaje que se ha salido de la pauta esperada.
Los
personajes permanecen fieles a la obra, es decir, aparecen sin
descanso novela tras novela, como emergiendo de entre los sueños del
lector. Son, efectivamente, fácilmente reconocibles. Patta,
vicecuestore, ajeno a los problemas y centrado en el ascenso social,
o Patta, encargado de antiterrorismo, pero personaje poco de fiar, es
como el alter ego de Brunetti, carece de honradez
y principios, es parte de la gente que aspira a la ascensión
social. No te decepcionan, son igual trama tras trama.
La
novela se centra en la trata de libros antiguos, el asombroso mercado
de incunables y primeras ediciones, de mutilaciones de ediciones, del
robo de obras de arte, sin embargo es complejo el tema. En realidad
el fetichismo tiene poco que ver con la cultura, es mucho más de la
obsesión por poseer de algunas personas. Aquí se me presenta el
debate entre la integridad artística y la reproducción, si lo que
importa es el contenido o el continente, qué valor tiene en sí
misma, una obra que se ha de consultar en una cámara refrigerada con
peligro de que se desintegren sus hojas, igual interesa el espíritu
creador, el contenido, pero claro, desde que se inventó la imprenta
el conocimiento se democratizó, eso siempre es un problema.
Evidentemente
el libro sigue con sus elementos habituales, es decir, la familia
refugio de Brunetti, esa diferencia espacio privado, espacio público
del comisario, y aborda, siempre,conflictos sociales que son del
interés del lector. La corrupción siempre presente, la dejadez
burocrática.
-¿Y
qué me dice de recoger los regalitos que se caigan de las mesas de
reuniones de los distintos armadores?
Y
ese estado de cosas lleva al desánimo, a la hipocresía y a la
destrucción o decadencia de la civilización; lleva, además, al
populismo, a la histeria, a la sinrazón. El pobre siempre se queda
en la casa derruida, el que tiene puede hacerse una nueva, en
cualquier sitio.
-Me
alegro muchísimo de que por fin podamos hablar de tú a tú, Guido.
-Bebió un sorbo de vino y posó la copa-. Lo único que puedo hacer
es loq ue llevo haciendo los últimos cinco años.
-¿Y
qué es?
-Sacar
mi dinero del país. Invertir en países que tengan futuro, invertir
en países donde la ley cuente para algo.
Y
siempre la ironía.
Pasaba
de los cuarenta, pero no quedaba claro si por mucho o poco; los años
que aparentaba en cada momento debían de depender de la luz y del
maquillaje, y probablemente también de su humor.
El
libro podemos encontrarlo en Seix
Barral.
Aquí os dejo datos de interés.
Nº de
páginas: 288 págs.
Encuadernación:
Tapa blanda
Editorial:
SEIX BARRAL
Lengua:
CASTELLANO
ISBN:
9788432222528
Una
tarde, el comisario Brunetti recibe la llamada desesperada del
director de una biblioteca veneciana. Diversos libros antiguos
de gran valor han desaparecido. Los bibliotecarios sospechan
del hombre que pidió consultar los volúmenes, un catedrático de la
Universidad de Kansas. El único problema es que, después de
comprobar sus credenciales, el profesor simplemente no existe.
Brunetti empieza entonces a investigar entre los habituales de la
biblioteca, y es así como conoce al exsacerdote Franchini, un lector
apasionado de literatura cristiana antigua, o la condesa
Morosini-Albani, una generosa mecenas. Cuando Franchini aparece
asesinado, el caso toma un rumbo más siniestro y pronto Brunetti se
encuentra sumergido en el sombrío mundo del mercado negro de libros
antiguos.
En Muerte entre líneas, Donna Leon se ha inspirado en uno de los mayores escándalos del comercio de libros de la Historia: el robo, real, de miles de libros antiguos de la biblioteca napolitana de Girolamini.
En Muerte entre líneas, Donna Leon se ha inspirado en uno de los mayores escándalos del comercio de libros de la Historia: el robo, real, de miles de libros antiguos de la biblioteca napolitana de Girolamini.
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