lunes, 19 de febrero de 2018

Santuario, Sanctuary, Edith Warton


Hace tiempo que no escribo en este espacio. Lo cierto es que, conforme pasa el tiempo, se hace más difícil seguir con la ilusión con que me entregaba los primeros tiempos. No es una cuestión de hartazgo, es una cuestión de evolución personal y literaria, de preguntas y respuestas. ¿Alguien lee mis comentarios? ¿A alguien le interesa la literatura en estos tiempos de youtube y series en tv? No es que me obsesionen las respuestas, pero me intrigan las preguntas. Leer sigo leyendo a un ritmo constante, es raro el día que no le dedico un rato a la lectura, raro; sin embargo, ponerme a volcar mis notas, mis impresiones, copiar los párrafos que he seleccionado, en fin, se me hace complicado, al menos en estos momentos.

El libro que traigo es un clásico, no un libro canónico, pienso que ha resistido mal el paso del tiempo, aunque esto no significa que sea un libro anacrónico, siempre he pensado que las grandes reflexiones sobre el alma humana son interesantes y que la perspectiva histórica, en todo caso, añade más que resta a la reflexión. Así, el libro, reflexiona sobre la culpa, sobre los límites del bien y la actitud ética ante la vida. Sin embargo, entiendo, la segunda parte, en realidad el grueso de la novela, viene mucho más marcada por las convenciones sociales, la hipocresía de la burguesía y la proyección de la madre en el hijo.

De hecho, desde el principio había pensado que la vida era un negocio excepcionalmente agradable destinado a culminar, de forma bastante apropiada, en su compromiso con la única joven con quien siempre había deseado casarse, y en la aceptación de la herencia de su pobre hermanastro, que le había dejado una fortuna que ampliaría sus horizontes de manera muy grata.

Esa hipocresía queda muy bien dibujada en la descripción d ellos personajes absorbidos en las convenciones y en los marcos marcados por la sociedad.

Pero hasta el momento había sido como una joven cautiva, educada en un palacio sin ventanas, que confundiera los dibujos de las paredes con el mundo real.

Por eso el escándalo no cabe en la sociedad, no cabe porque altera el estatus que se han otorgado a sí mismos, dentro de los parámetros de la misma, y la aceptación ha de ser parte fundamental de la educación y actitud.

Cada casa respetable había llevado a cabo sus propias reformas para la expulsión privada de los escándalos de la familia.

Por eso el amor por el hijo, la necesidad de que se adecue, de una manera absoluta, a la actitud ética esperada, a la honradez impoluta, obsesiona a la madre hasta convertirla en la guardiana de lo correcto.

Vio que su amor por su hijo se había convertido en una especie de egoísmo desproporcionado. El amor la había empequeñecido en lugar de engrandecerla, había vuelto a erigir entre ella misma y la vida los mismos muros que, muchos años atrás, tuvo que derribar con dedos ensangrentados.

Es una novela corta interesante. La podemos encontrar en Impedimenta.
Aquí os dejo datos de interés.

ISBN:978-84-935927-3-8
Encuad:Rústica
Formato:13 x 20 cm
Páginas:176
PVP:17,50 €

Santuario, publicada por primera vez en 1903, es una rarísima novela de Edith Wharton, inédita hasta hoy en castellano.
La obra narra la historia de Kate Orme, una mujer joven cuya dicha conyugal se rompe cuando se enfrenta cara a cara con el oscuro secreto que esconde su prometido, Denis Peyton, un hombre de fortuna, pero con un pasado gobernado por las mentiras y por los engaños. Cuando ambos tienen un hijo, y Denis muere, Kate se convence de que el espíritu de su marido permanece en su joven vástago, traspasándole en cierto modo sus vicios morales. Se consagrará desde entonces a luchar para que eso no ocurra.

Escrita mientras redactaba La casa de la alegría, Santuario es una pequeña joya oculta de Wharton, de prosa impecable, con momentos en que el suspense se hace casi insoportable.
Una novela «europea», un melodrama casi jamesiano, que indaga sobre los misterios de la personalidad y las deudas del pasado. Con la precisión, la belleza, y el agudo conocimiento de los más íntimos resquicios de la sociedad de la clase alta de Nueva York que la convirtió en una de las grandes voces literarias del siglo XX, Edith Wharton ofrece un sutil relato de la lucha entre la naturaleza y lo adquirido, que dominó los primeros años del novecientos.

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