Sin destino, sin esperanzas, solo pensando en el día a día, en cada paso, en el siguiente, en lo inmediatamente presente. Sin futuro, sin ilusión de un porvenir, dejándose ir en la vorágine de un tiempo que nunca le debió tocar vivir. Sin sentimentalismos, sin apasionamiento, solo contando lo que se ha vivido en el infierno. Esta es nuestra novela, una obra imprescindible del siglo XX.
Tal vez piense en esto nuestro autor, o no, cuando escribió esa magnífica novela. Las novelas sobre el holocausto suelen contarnos una situación terrible, descrita a través de los horrores cotidianos de los diferentes personajes. El horror es el hilo conductor de la acción, y así, el lector, va sintiéndose completamente identificado con el dolor del personaje. Las novelas del holocausto suelen tener una gran carga autobiográfica, fijémonos en las tremendas Treblinka de JF Steiner o la insuperable, Si esto es un hombre de Primo Levi, porque la autobiografía carga de verosimilitud al relato, y por ello, el lector acaba sintiendo la desesperación de la víctima. Tal vez por ello nuestro autor opta por ese tono autobiográfico y la perspectiva consciente de un adolescente de 15 años.Las posibilidades que nos da un niño de quince años son infinitas: inocencia, cambio personal y físico, desconocimiento del mundo, por eso esta novela se configura como un viaje iniciático, casi como el recurso de un homo viator, que cuenta sus aventuras en un viaje que le llevará a ninguna parte. Por esta razón el libro nos desconcierta, no solo quiere contarnos el horror, que sin duda está presente en cada página, sino también el descubrimiento de la vida por parte de nuestro héroe. El amor, las desavenencias familiares, la captura, la absurda construcción del nazismo, los viajes en tren, los diferentes campos, la vida, la amistad, la esperanza, pero contado todo como una superación personal, es decir, como un viaje de crecimiento que se tiene que dar paso a paso. Y esto es lo que me ha gustado del libro, es un libro sobre el personaje, no sobre el holocausto, es un libro sobre la decisión de devenir, de vivir, de andar paso a paso, de mirar con los ojos ignorantes de la infancia, la calamidad histórica del nazismo, la humillación, el absurdo inherente a la condición humana.
Me he preguntado muchas veces a lo largo del libro, las razones que llevan a nuestro personaje a la felicidad, a contar su historia sin pasión, objetivamente, con una distancia calculada e irónica. De verdad que he meditado mucho, y he necesitado varias semanas para escribir sobre ello. Nuestro personaje es feliz porque se sabe vivo, porque vive la experiencia de una vida, porque la vida, la que se tiene, incluso esa, es la única que se puede vivir, ¿por qué hacerlo en la desesperación y no en el descubrimiento? Mirad, cuando alguien ha vivido en propia carne lo que cuenta, es el caso del autor, ¿quiénes somos nosotros para juzgar desde el inmovilismo de nuestras vidas? Absolutamente esclarecedor, al respecto, el análisis que hace la novela cuando el niño vuelve a su ciudad natal: todos tienen una opinión diferente, y nadie acepta que él es el único que ha vivido su propia vida.
El libro me ha fascinado, es muy recomendable. En España edita a este autor húngaro, Acantilado, y aquí os dejo la sinopsis de su página:
"Un ángel impuro" de Henning Mankell.
ResponderEliminar¿Quién mató a quién? A mí lo que me interesa es indagar qué ha pasado y por qué.
Y la verdad es que lo consigue aunque, claro, en esta novela no hay cadáver, bueno, alguno que otro sí hay pero no es una novela policíaca de un sueco que es conocido porque escribe series policíacas con un comisario o inspector o x.
Esta novela, digamos que negra, negra, no es, aunque sí tiene un tono grisáceo sospechoso, para los que no somos muy forofos de los nórdicos(generalizando perligrosamente) es una novela que sorprende.
El personaje femenino y su aventura en África, vaya, engancho a Sira Quiroga, mujer y en África con la protagonista del ángel impuro también mujer y en África.
El personaje comienza plano, joven, por modelar y acabas de leer y te das cuenta entonces, no antes, de lo mucho que ha evolucionado y madurado todo fruto de un trabajo impecable del autor.
La colonización, la difícil relación entre el blanco dominador y el negro sometido en los comienzos del S XX tratado desde el prisma de una historia sencilla, a veces no hace falta que te cuenten una de vaqueros para llegar a la esencia de lo que quieres contar, denunciar o despertar en las conciencias de los lectores, este es un ejemplo.
Y como siempre, intento contaros cómo llega a mi el libro que aquí dejo:
Este en concreto llegó a mí una tarde ociosa del mes de Agosto. Si habéis pasado un verano en la ciudad sabréis que las tardes a 40º solo son soportables en el cine o en la Fnac con Aire Acondicionado. Esa tarde en concreto me paseaba yo por una librería intentando olvidarme de la situación en que me encontraba, se me acercó una desconocida y me dió un título y un nombre, el de este libro, no sé por qué lo hizo. Lo anoté en la pizarra de la nevera y esperé hasta hoy que he tenido oportunidad de leerlo.
Me ha encantado.
Tusquets lo ha publicado en español como todo lo de este sueco, mi primer nórdico, no está mal revisar los listados en los que nos movemos y en los que no nos movemos.
Os dejo.
Empiezo hoy "El tango de la guardia vieja". Mi relación con Pérez-Reverte también tiene su aquel, ya os lo cuento cuando me acabe el libro.
Bona nit.
EliminarHola:::
Últimamente estoy como ausente, tengo muchísimo trabajo y me cuesta llevar el blog como os merecéis, así, que , disculpas por adelantado.
Mankel sigue siendo uno de mis favoritos, de hecho la próxima novela, bueno, una de las próximas novelas, será de Mankel. Él es capaz de aunar varios criterios en la elaboración de la trama: conciencia social, intriga, psicología. Por eso Mankel es un autor único, excepcional.
La mayoría de mis amigos lectores aficionados a la novela de policías, sí, negra es mucho decir a veces, son fanáticos de este extraordinario escritor sueco. Wallander es un personaje tan humano, que a veces duele.
En otros post ya he hablado de mi relación con Pérez Reverte, seguro que te divierte.
Saludos
Kertesz es uno de los escritores que tengo pendiente. Algún día me decidiré a pasarme por la biblioteca y dedicarme a él. El tema del Holocausto siempre me ha fascinado, pero es inquietante pensar hasta qué punto no eran del todo conscientes de la dimensión de lo que estaban viviendo quienes pasaron por los campos, a diferencia de nosotros que conocemos qué sucedió. Por eso esa visión del niño que ve con sus ojos lo que acontece a su alrededor y que tan bien describes es tal vez muy esclarecedora de esa ignorancia. Y tal vez por eso Kertesz, a diferencia de otros que lo vivieron de adultos (como Levy, como Amery...) pudo llevar su papel de superviviente mejor que ellos. Me lo apunto. Gracias.
ResponderEliminarEstoy seguro de que te encantará, me parece un libro imprescindible, desapasionado, carente de sensacionalismos.
ResponderEliminarUn abrazo