Ya sabéis que me encanta Brunetti y Donna Leon. Ya he dicho, también, en anteriores posts, que Brunetti se estandariza, se esqueletiza, por decirlo de alguna manera, y se convierte en un prototipo. Así que la reflexión correcta sería,en todo caso, pensar que la novela pierde calidad, pero no. La novela se hace madura, el personaje crece, se prescinde de lo superfluo y se centra en el esquema del género. No os confundáis. La novela no es trivial en el sentido en que lo son ciertas novelas contemporáneas, no, la novela busca pensar, hacer pensar al lector y entretener, consiguiéndolo.
El concepto de trivialidad me interesa. Es cierto que hay una novelística que prescinde del arte y se centra en la historia: la trama se convierte en eje vertebrador, pero se prescinde de una calidad mínima en el estilo, en la gramática, en el arte de hacer pensar. No sé si no hay literatura sin estética, pero al menos me gusta pensar que existe una necesidad estética en la confección de lo literario. La estética viene determinada por la simbiosis que forman autor lector en un perfecto binomio, es decir, el lector siente la belleza del lenguaje y el sentido de la obra, y el escritor es capaz, en cada acto de lectura, de acercarse al lector e infundirle la esencia de su arte. Sí, me voy por las ramas, lo sé, pero quería explicaros que las novelas de género no tienen que ser malas, triviales, superfluas o prescindibles.
En fin, me centro en nuestra novela. Como siempre Brunetti aparece para darnos una perspectiva humana del crimen. La autora se centra en problemas sociales: en el crimen organizado, la falsificación de las obras de arte; no tiene inconveniente en que la pareja coprotagonista vuelva a ser la compuesta por Brett Lynch y su particular diva. Como os decía, la novela se despoja de lo superfluo y se centra en la acción, la esposa y los hijos aparecen para perfilar al personaje, no como parte de la acción, no al menos de manera importante, al igual que su noble suegro que hace ya dos entregas que aparece desdibujado. Eso sí, no prescinde de cierta profundidad que agradece el lector. Es decir, no solamente nos encontramos con las escasas escenas de acción, sino que, fundamentalmente, la novela se centra en la reflexión humana.
Y como siempre Venecia, la ciudad que se fagocita a sí misma, la ciudad sucia y húmeda, la ciudad que se inunda, que sangra, que vomita su lodo en cada Acqua alta para adentrarse en las entrañas de sus edificios maravillosos. Después de leer a Donna Leon, os aseguro que Venecia es parte de vuestro imaginario, nada más debéis cerrar los ojos y dejaros invadir por sus olores, sus callejuelas y su gran canal.
Por todo ello os vuelvo a recomendar esta novela de la serie, con todas las prevenciones que queráis. En España la edita Seix Barral, y aquí tenemos la sinopsis:
Fecha de publicación: 19/06/2001
320 páginas
Idioma: Español
ISBN: 978-84-322-2846-9
Código: 913298
Formato: 13,3 x 23 cm.
Presentación: Rústica con solapas
Colección: Biblioteca Formentor
La arqueóloga norteamericana Brett Lynch, vieja conocida del comisario Guido Brunetti, sufre una agresión en su casa. Dos matones le advierten así que no se reúna con el doctor Semenzato, director del museo del Palacio Ducal, uno de los más relevantes de la ciudad. Días después, Semenzato aparece muerto en su despacho con la cabeza aplastada por una bella pieza procedente de un yacimiento arqueológico. El melancólico, culto y pragmático comisario creado por Donna Leon se enfrenta a una trama mafiosa que extiende su red de contrabando en el tráfico internacional de arte. Al retirarse el acqua alta, la marea que periódicamente inunda las calles de Venecia, arrastra consigo una suciedad que deja tras de sí un poso de inmundicia y tristeza. La mirada de Brunetti es la de quien sabe que debe nadar en medio de esas aguas, que empapan también el alma de su ciudad.
«Brunetti jamás lleva armas y lee a Herodoto y a Shakespeare. El secreto del éxito policial, según él, no es la inteligencia de los policías, sino la estupidez de los delincuentes », Justo Navarro, El País.
«Contrabando, traición amorosa, falsificación de altos vuelos y dinero de la Mafia son una combinación fascinante. Brunetti es el policía idóneo para una ciudad como Venecia», Sunday Times.
«Ése es precisamente el espíritu de Brunetti: una encomiable capacidad de raciocinio junto al salvajismo de las decisiones tomadas sin calibrar convenientemente las consecuencias. Una combinación explosiva», José Antonio Gurpegui, El Cultural de El Mundo.
ResponderEliminarAl fin, completada mi reconciliación con D. Arturo.
"El tango de la guardia vieja"
Un recorrido desde los años 20 a los 70 de la mano de dos personajes que se encuentran y desencuentran a lo largo de su vida al ritmo del mismo tango que no pueden dejar de oír como memoria del otro que no está pero permanece. Intriga y amor, creo que la primera historia de amor de Pérez-Reverte. Sin finales felices, sin comemos perdices, con sexo violento extraordinariamente narrado y resuelto. Una novela elegante, con glamour, como los personajes que lo son a pesar de sus bajas pasiones y vicios.
Indago un poco en el autor y su forma de hacer y en www.novelaenconstruccion.com compruebo cómo se documenta un autor consagrado para escribir una novela, claro, el que tiene los medios los pone a su disposición y si tiene que viajar a Buenos Aires a documentarse acerca del tango, lo hace, y si tiene que ir a Niza a respirar cómo fue el hotel tal o cual en los años 20, pues se va y punto.
Y como siempre os cuento un poco mi pequeña historia con el libro.
Nunca había leído a Pérez-Reverte, hasta hoy. Supongo que por cuestión de gustos narrativos, siempre he admirado y disfrutado especialmente de los autores que son capaces de usar las mismas palabras que tú o yo usamos todos los días pero que, combinándolas de una manera precisa son capaces de llegar al detalle, a la exactitud desde la sencillez de manera sorprendente, por me gustan mucho Grossman o Durrell.
Mi compañero de piso no lee pero por algún motivo que yo si alcanzo a sospechar( en su lenguaje hablado se expresa en el S. XXI como D. Diego Alatriste, usa expresiones como ¡pardiez! y cosas así) acumula toda la bibliografía de Pérez-Reverte. Claro, un día me dije: " " Tendré que darle una oportunidad a este autor ya que ocupa gran parte de mi estantería" y creo que elegí mal para empezar, no recuerdo si fué "El pintor de batallas" o "La carta esférica" pero al segundo término naútico era tal la pesadez que salí espantada.
Muy recomendable "El Tango de la guardia vieja" voy a probar con la saga de Alatriste.
Además, en el buceo por mi estantería he descubierto que tampoco se ha encarecido tanto la cultura, en 2006 la etiqueta de " El Pintor de batallas" marcaba 19 eu. En navidad pagué 21 eu por este último.
Arturo, te perdono que los soles de tu novela, en vez de brillar, como toda la vida de dios, cabrilleen en el cielo ¡ja!.
Jajajajajajaja.
ResponderEliminarLo he dicho en algún post, claro que lo he dicho, Pérez Reverte es parte de nosotros, y, además, lo que hace lo hace de verdad, trabajando y ofreciendo productos que nos hagan un poco más felices.
Todavía no he llegado a estas novelas de las que tú nos hablas, sí, sin embargo, he leído todos los libros de Alatriste, y mi identificación con Don Diego sigue siendo importante, sigo viendo en el capitán la tristeza de un país que no sabe cómo huir de sí mismo, cómo encontrarse en un mundo global que lo magnifica todo con una macrolupa que se llama nube.
Acabo de leer a Clara Sánchez, autora joven, nuestra, y mi distancia con su literatura es abisal, me aburren los tópicos. Con Pérez Reverte nunca me ha pasado, sus tópicos son mis tópicos, y no me trata como a un adolescente, aunque su literatura pueda ser para adolescentes, sabe que pienso, que quiero entender, que quiero ayudar a construir la trama, no sé, siempre he pensado que Arturo Pérez Reverte respeta loa inteligencia del lector.
Salud.