¿Verdad
que cuando escucháis que hablamos de un autor sueco creéis que hablamos de
novela policiaca? Pues sí, tenéis razón. Pero imaginaros que, además de
asesinatos, tuviéramos novela histórica, novela burguesa, y novela satírica.
¡Vaya! dirá más de una, eso no me lo esperaba. Bueno, yo tampoco.
Es una novela entretenidísima, socarrona, irónica, jodidamente divertida, sin embargo esto no es problema para ligar bien la trama en la que Allan Karlson, un idiota político, como dice el autor, vaya ligando la acción alrededor de sus decisiones. Básicamente un centenario decide huir de un asilo y en su particular viaje dejará una serie de muertos, un robo, una cuadrilla y un desenlace de todos fueron felices y comieron perdices. Pero lo interesante del libro es la historia política de nuestro personaje, que recorre todo el siglo XX mundial: de los nazis y la segunda guerra mundial, pasando por Roosvelt, Trumman, Johnson, Nixon, a Stalin, Jrusevh, Mao, Kin Jao, y muchos otros personajes que perfilaron la historia reciente del mundo. Sus peripecias se basan en la concepción del absurdo, en la falta de ideología del personaje, y en el devenir por inercia en la vida, sin pretensiones, sin pensamiento, dando lugar a uno de los personajes más alucinantes y entrañables desde mi venerado Ignatius Really.
El estilo es socarrón, satírico, irónico y
humorístico, pero con esa excusa, crea ambientes históricos interesantes, bien
explicados y desmitificados.
Muy buena lectura para verano, una grata sorpresa
y una recomendación. Publicado en España por Salamandra, aquí os dejo la sinopsis:
Momentos antes de que
empiece la pomposa celebración de su centésimo cumpleaños, Allan Karlsson
decide que nada de eso va con él. Vestido con su mejor traje y unas pantuflas,
se encarama a una ventana y se fuga de la residencia de ancianos en la que
vive, dejando plantados al alcalde y a la prensa local. Sin saber adónde ir, se
encamina a la estación de autobuses, el único sitio donde es posible pasar
desapercibido. Allí, mientras espera la llegada del primer autobús, un joven le
pide que vigile su maleta, con la mala fortuna de que el autobús llega antes de
que el joven regrese y Allan, sin pensarlo dos veces, se sube con la maleta,
ignorante de que en el interior de ésta se apilan, ¡santo cielo!, millones de
coronas de dudosa procedencia. Pero Allan Karlsson no es un abuelo fácil de
amilanar. A lo largo de su centenaria vida ha tenido un montón de experiencias
de lo más singulares: desde inverosímiles encuentros con personajes como
Franco, Stalin o Churchill, hasta amistades comprometedoras como la esposa de
Mao, pasando por actividades de alto riesgo como ser agente de la CIA o ayudar
a Oppenheimer a crear la bomba atómica. Sin embargo, esta vez, en su enésima
aventura, cuando creía que con su jubilación había llegado la tranquilidad,
está a punto de poner todo el país patas arriba.
La edición en castellano de esta novela llega precedida
de un éxito arrollador en toda Europa. Casi dos millones de ejemplares vendidos
—de los cuales más de un millón en Suecia, donde fue Libro del Año y Premio de
los Libreros— y presente en las listas de libros más vendidos en Italia,
Francia y Alemania, país donde ocupa el puesto número uno al día de hoy,
demuestran que estamos ante una rara avis. Jonasson ha urdido una historia
extremadamente audaz e ingeniosa, capaz de sorprender constantemente al lector,
pero el verdadero regalo es su personaje protagonista, Allan Karlsson, un
hombre de un maravilloso sentido común, un abuelo sin prejuicios que no está
dispuesto a renunciar al placer de vivir.
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