15 septiembre 2025

Dioses menores, Small Gods, Terry Pratchett

De vez en cuando nos tenemos que entretener, es un placer reírte y leer libros que, en apariencia, no pretenden más que entretener. En ocasiones es difícil acertar, por ejemplo, en este caso, leo un libro que ayuda a entender un universo literario y, sin saberlo, podría ser que no entendieras la dimensión porque no conoces las tramas. Pero eso no pasa, es decir, que puedes leerlo sin necesidad de conocer ese universo. Genial. La lectura no es solo pensamiento, reflexión y tratar sobre los temas más importante del alma humana, no, la lectura también es divertirse, pasar un buen rato y conseguir que la vida sea menos farragosa.
Dioses menores es una de las novelas más incisivas y, al mismo tiempo, más divertidas del Mundodisco. Bajo el disfraz de la fantasía humorística, Pratchett despliega una sátira sobre la religión y el poder, mostrando cómo las creencias pueden tanto sostener como aprisionar a las personas.

Oh, bueno. Qué se le iba a hacer. Om seguía siendo un dios. Tenía ciertos derechos.

La trama arranca cuando Om, un dios que antaño fue poderoso, despierta convertido en una débil tortuga. Solo le queda un fiel: Brutha, un joven novicio ingenuo, incapaz de leer, pero con una memoria prodigiosa y una fe tan absoluta como sincera. Entre los dos se establece una extraña relación: el dios necesita desesperadamente a su creyente, mientras que el discípulo tendrá que descubrir que la verdad y la fe rara vez coinciden con lo que dictan los jerarcas de una institución religiosa.

Pratchett se sirve de esta fábula para reflexionar con ingenio sobre la naturaleza del dogma, el fanatismo y la duda, sin perder nunca el pulso cómico ni la ternura hacia sus personajes. El resultado es una novela que entretiene y, a la vez, invita a mirar con espíritu crítico la manera en que los dioses —reales o inventados— toman forma en el mundo humano. Ahora estoy leyendo Los Soria, de Laiseca, que lleva a la extenuación hiperbólica alguno de los temas que trata el autor.

Por eso, el tono divertido hace que la lectura sea rápida e incita al lector a disfrutarla. El juego del autor con los dioses menores, con los acólitos, con el mercantilismo en la fe, con los oropeles del boato, da una dimensión de la realidad. Siempre podemos sacar algo más de una lectura sobre las religiones, aunque sea en este tono distópico: los fanáticos son una plaga infame, pero las conclusiones, ya las sacarás tú. Yo me lo he pasado en grande.

Ur-Gilash, pensó Om. Ah, qué tiempos aquellos… Cuando Ossory y sus seguidores irrumpieron en el templo y destrozaron el altar y defenestraron a las sacerdotisas para que los perros salvajes las despedazaran, que era la manera correcta de hacer las cosas, y hubo un gran llanto y crujir de pies y los seguidores de Om encendieron sus hogueras en los salones abandonados de Gilash tal como había dicho el profeta, y eso contaba aunque lo hubiera dicho tan sólo cinco minutos antes, cuando estaban buscando madera para las hogueras, porque todo el mundo estaba de acuerdo en que una profecía es una profecía y nadie había dicho que tuvieras que esperar mucho tiempo para que se hiciera realidad.


Edición 009

Longitud de impresión 352 páginas

Editorial DEBOLSILLO

Fecha de publicación 17 enero 2003

Dimensiones 12.5 x 2 x 19 cm

ISBN-13978-8497592246

Una fábula fantástica sobre el planeta plano y circular que navega por el espacio sobre el lomo de cuatro elefantes y una tortuga gigante. Una desternillante sátira sobre religiones y guerras.

Brutha es un muchacho sencillo y analfabeto que se enfrenta a terribles problemas. Un dios le ha hablado y se ha convertido en el Elegido. Quiere terminar con una Iglesia poderosa y corrupta, quiere evitar una horrible guerra santa, quiere paz y justicia. Pero por encima de todo, lo que realmente quiere ¡es que su dios elija a Otro!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Debido a algún comentario improcedente que no respeta ni al autor del blog ni a los participantes del mismo, me veo obligado a moderar los comentarios. Disculpa las molestias.