La
novela se etiqueta con feminista, de verdad os digo que no entiendo qué
significa esto. Tal vez, no estoy seguro, es porque la escritora vive en una
sociedad muy tradicional y reivindica la feminidad y la toma individual de
decisiones; también es posible que la autora, que se reivindica como tal, haya
influido en la percepción crítica que se tiene de su escritura. Feminista, en
cierto modo, porque toma a la mujer como centro y la hace visible y
protagonista, pero en un sentido ideológico, no lo veo, de verdad. Hay otras
autoras de relatos que no necesitan etiquetas para hacer una literatura
femenina, si existe, y feminista en su concepción más amplia, como Alice
Munro, Joy Williams, Flannery O’Connor, Lorrie
Moore, Ann Beattie, Margaret Atwood o Carmen María Machado.
En
el cuento, Bajo el ciruelo, se observa el arte del relato, basado en la
sencillez, en hacer de lo anecdótico de la existencia el motivo literario,
abordando, de manera clara, las pasiones y los sentimientos. Esa es la clave.
—El
problema es que no puedo imaginar un mundo sin mi abuela. No espero un milagro.
Solo quiero que viva.
En
Intransigencia, vemos que, si bien el relato se escribe para ser leído,
también se hace para reflexionar sobre uno mismo, sobre los fantasmas
cotidianos y se hace porque se necesita, lo pide el cuerpo. La técnica es
individual, pero el contenido del relato suele ser una anécdota, como he
señalado, que condensa algo cotidiano. Ahí radica la grandeza del arte del
relato.
Escribí
sobre ese día en un cuento. Eso sí, añadí algo de ficción para darle mayor
efecto dramático. Por ejemplo, en la historia el hermano lanza el pastel y lo
destroza, y el padre se va de casa tras presenciar esa escena y se suicida. Por
primera vez tomé prestado un episodio de mi vida como material narrativo,
traicionando lo que me había prometido al empezar a escribir: no incluir
experiencias personales y de no usar la escritura como medio para desahogar mis
emociones. Rompí aquella promesa. Me senté a escribir durante ocho horas sin
levantarme, como si estuviera poseída por algo, hasta terminar el cuento,
temiéndome cómo reaccionaría mi familia.
Ausente
explora, de nuevo, las relaciones familiares en su complejidad. ¿Qué pasa
cuando el padre mayor decide dejarlo todo atrás, desaparece, se convierte en
ilocalizable, pero mantiene a su fantasma activo en el recuerdo?
Imagino
a mi padre subiendo el monte Jiri, disfrutando la brisa del mar de Jeju,
caminando por las calles de un barrio lleno de gente joven con un café
americano en la mano. Me apena decirlo, pero el resto de la familia está
satisfecha con la vida que lleva, aunque no esté él. Y parece que mi padre
también está viviendo plenamente su día a día lejos de la familia.
Las
relaciones tóxicas están presentes en Para Hyeonnam. El control en la
pareja, la degradación de la mujer que cede por un amor que es tiranía. No hay
libertad ni expresión del yo; hay sometimiento. La voz de la narradora es
potente, se oye con claridad. Es agradable saber que hay otras culturas tradicionales,
conservadoras, donde las mujeres también adquieren y reivindican esa voz
potente (tal vez aquí radica el feminismo con el que se promociona la obra).
No voy a casarme contigo. La decisión no ha sido fácil. Ha habido momentos en los que me he planteado si mi elección era la correcta, si no llegaría a arrepentirme. ¡Me daba tanto miedo la idea de vivir sin ti...! Y es normal, pues hemos estado diez años juntos y he pasado un tercio de mi vida a tu lado. Aunque todavía no puedo ni imaginar cómo será no verte, he tomado una decisión. No voy a seguir contigo. Gracias por todo. De veras, gracias. Y lo siento.
Si
aceptamos el concepto de “voz potente” (no deja de ser otro eslogan), lo
encontramos en Noche de aurora boreal. Me gusta, me emociona saber que
existe la protagonista, que ama la vida, que entiende el significado de lo
insignificante, que experimenta sueños comunes a los humanos, que las fronteras
culturales se difuminan en ciertos aspectos del subconsciente que compartimos.
En
la vida había muchos caminos posibles que costaba identificar si nos
sumergíamos en la cotidianidad.
Y
la niña creció, siempre crece. La naturaleza humana aflora
desde la cotidianidad del hecho que motiva la narración como algo imparable,
aunque casual. El interés, la ceguera hacia lo otro, la reivindicación de lo
uno, siempre he pensado que es una actitud legítima, pero luego no se puede
esperar lealtad.
Siento
lástima por ella, porque seguramente no habrá podido conciliar el sueño de
tanta angustia. Pero al mismo tiempo me cabrea. ¿Cómo es posible que ni
pregunte cómo se encuentra Juha, si le he dicho que estaba indispuesta?
La
tenemos en Alfaguara.
Traductor:
Joo Hasun
Editorial:
Alfaguara
ISBN:
9788420476803
Idioma:
Castellano
Número
de páginas: 232
Tiempo
de lectura: 5 h 29 m ¿Cómo se calcula?
Encuadernación:
Tapa blanda
Fecha
de lanzamiento: 18/01/2024
Año
de edición: 2024
Plaza
de edición: Es
Colección:
Literaturas
Alto:
24.0 cm
Ancho:
15.0 cm
Grueso:
1,7 cm
Peso:
365.0 g
Las
ocho mujeres que protagonizan estos relatos tienen edades muy dispares, pero
todas se enfrentan a grandes desafíos: el machismo que las circunda a diario,
la familia que las silencia, el medio laboral que las discrimina, algunas
amistades inconsistentes o el imparable paso del tiempo. En el trasfondo de
cada una de estas historias acecha la idea de que cualquiera de ellas pueda ser
intercambiable por otra, aniquilando así toda forma de individualidad femenina
y convirtiéndolas a todas en una anónima señorita Kim, el apellido más común
del país: un personaje fantasmagórico y omnipresente que carga con todas las
injusticias que pesan sobre las mujeres en la sociedad contemporánea.
Lo que sabe la señorita Kim esboza un fresco feminista de Corea del Sur a través de la prosa magistral y afilada de Cho Nam-joo, a quien la crítica considera ya un referente de la lucha de las mujeres y la voz más importante que ha surgido en Asia en los últimos años.
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