Per
Petterson se centra en la historia de Trond, un hombre de 67 años que se retira
a una cabaña en el bosque, donde reflexiona sobre su juventud y los eventos que
marcaron su vida. Lo consigue a través de una profundidad emocional y narrativa
que captura la complejidad de las emociones humanas y la introspección. Utiliza
las descripciones del paisaje de Noruega no solo como telón de fondo, sino como
un personaje más de la historia lo que contribuye a la atmósfera melancólica
del libro.
La
novela tiene un ritmo lento, lo que puede resultar en una lectura tediosa para
aquellos que prefieren tramas más dinámicas, además su estructura narrativa,
que alterna entre el presente y el pasado, puede ser confusa para algunos
lectores. Esta técnica, aunque efectiva para profundizar en la psicología del
protagonista, puede confundir los tiempos de la trama.
El
libro es cómodo para el lector por el estilo sobrio, característico de la
literatura nórdica. Es una experiencia agradable llena de recuerdos donde la
narración se ajusta, además, a la voz de la primera persona que focaliza la
acción y la describe.
Me
despierto por la noche y me incorporo en la cama y escruto la oscuridad del
exterior a través de la ventana. Sigue nevando, y sopla el viento, se ha
formado un remolino ahí fuera, los copos de nieve arremeten contra la ventana.
Allí donde estaba el camino que bajaba hacia el río, no hay ahora más que una
gran manta blanca sin contornos de ningún tipo. Me arrastro hasta el borde de
la cama, me levanto y entro en la cocina y enciendo la lamparita que descansa
sobre la estufa.
Lo encontramos en Libros del Asteroide
ISBN:
978-84-19089-22-9
Publicación:
Nº de colección: 285 / Septiembre, 2022 (2ª ed.)
Número
páginas: 270
Idioma:
Castellano
Idioma
original: Noruego
Formato:
12,5 x 20 cm
Precio:
19.95 €
A
los sesenta y siete años, Trond decide dejar la ciudad de Oslo e irse a vivir a
una cabaña en un bosque de la región más oriental de Noruega con la única
compañía de su perro. La soledad y el estrecho contacto con la naturaleza le
devolverán a un día de su adolescencia, cuando su amigo Jon apareció de
improviso en su casa: «Íbamos a robar caballos. Eso fue lo que me dijo,
plantado en la puerta de la cabaña en la que pasé aquel verano con mi padre. Yo
tenía quince años. Fue en 1948, a principios de julio. Los alemanes habían
abandonado el país tres años antes, pero no recuerdo que siguiéramos hablando
de ellos».
A
partir de ese episodio, Trond rememorará los meses en que descubrió el mundo de
los adultos y su vida cambió para siempre. Salir a robar caballos retrata con
inteligencia y sutileza los primeros encuentros del protagonista con la
belleza, la tragedia y la fragilidad de la existencia. Una novela inolvidable
–publicada originalmente en 2003 y traducida a más de cincuenta lenguas– que se
ha convertido ya en un auténtico clásico contemporáneo.
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