No me atrevo, en ocasiones, a volver a este blog y escribir sobre lo que siento o leo; es un pudor adolescente que deriva de inseguridades que me agobian; a ¿quién interesa?¿Es posible disfrutar leyendo lo que otros dicen sobre lo que han leído? Pero nada satisface al EGO, se nutre de nuestros miedos, de nuestras inseguridades, es un globo que necesita más energía, más y más, y esta nace de todo lo que creemos que nos merecemos, lo que deseamos o aquello de ser felices eternamente. Escribir no escapa a esto, escribir es, con probabilidad, una prueba definitiva de sucumbir a la tentación del yo o de combatir esa hinchazón de los sentidos. Pero la voz nos habla, nos susurra constantemente al oído, al nuestro.
Como todos los veranos traigo el último libro que me he leído de Camilleri. Como he comentado en otros post, me obligo a no leer más de un libro al año, se van a acabar, por eso me aseguro algunos años más de disfrutar con mi amigo. Sí, Montalbano es mi amigo, un amigo infiel, inconstante, que aparece ocasionalmente en mi vida, pero no falla, lo reconozco en las pocas descripciones que el autor hace de él, aunque sobre todo, lo reconozco en los diálogos, en su manera de hablar, en sus giros, en su socarronería, en sus inseguridades. Con el tiempo, mucho tiempo, el personaje se ha vuelto tan cotidiano que no me importa la mecanización de la escritura, ni los tópicos que aparecen, ni que los personajes sean absolutamente arquetípicos, no importa, porque las relaciones, al final, se convierten en una cotidianidad a la que nos acostumbramos: hablamos de lugares comunes con los amigos, o de trivialidades con los compañeros. Eso es vivir, y Camilleri simplemente cuenta una historia de vida.
El libro, su mérito, radica en que no pierde de vista los problemas que han estado presentes siempre. En esta ocasión el problema que se encierra tras las redes sociales.
Hablo poco de encontrarse en casa. El Li Chin nos dice que es propicio tener a dónde ir, en mi caso, volver a este lugar previsible, a estas frases reconocibles que me presentan al comisario. El recurso del despertador o del sueño que altera el carácter, en cualquier caso, un hogar para quien lo necesita.
El despertador se puso a sonar como si no hubiera un mañana.
Con los ojos aún cerrados, Montalbano estiró la mano hacia la mesilla de noche y, a tientas, trató de apagarlo con miedo a que el ruido despertara a Livia, que dormía a su lado.
Es cierto que toda entrega del comisario requiere cierto tinte social, como os decía aquí habla de pasada de los plásticos y el problema ambiental que se da en el mar, la contaminación o este fragmento, que es de lo poco realmente narrativo, ya que su técnica es mucho más cinematográfica, parecida al guion.
¡Cuántas formas de protección había! Existía un deseo generalizado de protegerse de todo: de lo conocido, de lo desconocido, de lo que podría ser y no sería necesariamente, de quienes llegaban por mar, de quienes tenían otro Dios, de quienes tenían el mismo, pero le rezaban de otro modo. Así pues, siempre era mejor tomar precauciones. Por eso se multiplicaban las formas de protección.
Como siempre, en Salamandra,
Colección Salamandra Narrativa
Páginas 272
Serie-Saga Comisario Montalbano
Target de edad A partir de 14 años
Tipo de encuadernación Tapa blanda con solapas
Idioma ES
Fecha de publicación 11-03-2021
Autor Andrea Camilleri
Editorial SALAMANDRA
Dimensiones 140mm x 220mm
La cotidianidad de Vigàta se ve completamente trastocada cuando la ciudad se convierte de la noche a la mañana en un set de rodaje ambientado en los años cincuenta. Mientras todos colaboran enérgicamente en la película, un incidente pone en jaque a la población: un tiroteo en el instituto.
El comisario iniciará una investigación sobre el mundo de los adolescentes que lo llevará a enfrentarse a la realidad agazapada tras las redes sociales. Entre los misterios del pasado, las incertidumbres del presente y el deseo de protegernos a nosotros y nuestros seres queridos, La red de protección nos sumerge en los problemas más acuciantes de hoy: las nuevas generaciones y sus hábitos, la inmigración, el debate ecológico y los beneficios y las trampas de internet.
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