16 mayo 2017

Las ciegas hormigas, Ramiro Pinilla


las ciegas hormigas-ramiro pinilla-9788483832004A vueltas estamos con quién vende  libros y con quién no lo hace. Estamos en el tránsito hacia un lugar que no conocemos y nos debatimos entre las novedades literarias intentando dilucidar las nuevas tendencias o descubrir nuevas formas en las formas que conocemos. Todo cambio de paradigma conlleva tensión, eso creo, por lo tanto es normal que la intuición del derrumbe lleve a la especulación. El ámbito político y social son quienes nos señalan los signos de cambio, de novedad, alentado todo ello, por las redes sociales que interconectan al individuo y lo hacen, paradójicamente, más independiente y más vulnerable a las verdades a medias o, directamente, a las mentiras difícilmente contrastables. Es una tempestad como no habíamos visto jamás, por eso la tenacidad, los valores, la determinación, son elementos que ayudan, sin duda, a mirar cada día con alucinación renovada, fijaos por donde, Las ciegas hormigas recoge muchos de estos aspectos.
Leía un post muy interesante en el blog de Alberto Olmos, Mala fama,  donde, en resumen nos habla de la novela y la autoficción donde el yo debería devenir en el nosotros, o al menos en cada uno de nosotros, pero eso no es sencillo, claro, por eso me gusta cuando leo algo y puedo vernos en lo ficcionado, verme, en resumen, de una manera u otra. Pasa en la novela que os traigo.

la afinidad de clan debida a la sangre insobornable y proliferada, diferente para cada grupo; y más que diferente, antagónica; que ha elegido para la defensa de los suyos el odio o, por lo menos, la indiferencia ante el dolor ajeno, como si ello fuera necesario para la supervivencia.
La novela adquiere cierta distancia del narrador que aprovecha el artificio de la primera persona para adentrarnos en el mundo que nos quiere presentar. Cada personaje va dando una perspectiva que construye la historia y va dando sentido a la trama. Cada uno de ellos es un pilar necesario, cada uno de ellos es una voz autorizada que nos dice qué siente, qué anhela, hacia dónde se encamina. Todos. Todos menos Sabas que no necesita voz propia, porque es la naturaleza, es el tesón ciego y constante, la determinación sin fisuras que se levanta después, literalmente, de los estragos del temporal. Así ficción se encuentra con la alegoría, con la escena en que Sabas levanta la piedra y compara el trabajo con el de las negras hormigas que ve Ismael. Hay algo de Hansen, del realismo sucio, del desapasionamiento distante que te hiere, de la sobriedad que da fortaleza, una fortaleza antigua que emana de cada palabra, porque está al servicio de la determinación, de la determinación de los pobres.
Del cajón superior de la vieja cómoda saca un montón de ropa usada y arrugada, remendada por demás, compuesta de jerséis, interiores de invierno agujereados, pantalones de trabajo con remiendos y una trinchera: son los pingos que se pone cuando baja a por carbonilla a la playa. Para tal fin, la madre nos guarda la ropa vieja, una vez lavada y repasada hasta donde es posible y colocados los plastones correspondientes en los desgarrones y partes gastadas. Todos poseemos un equipo semejante. Todos los del pueblo lo tienen. Hace muchos años, una de las mujeres que recogen carbón bajó a la playa cubierta con un enorme chaquetón viejo, procedente Dios sabe de quién y de dónde, quizá de algún pariente marino o del ejército, y desde entonces se le llamó la «Chaquetona», y a su marido, «Chaquetón», y a sus hijos, los «Chaquetones».
Los personajes, así, son quienes pueden construir lo tramado, configurando pasiones, sentidos y deseos en un cuadro notable de la naturaleza humana. Todos tienen voz propia, una voz que se usa como contraste con las acciones que, en ocasiones, contradicen los pensamientos, porque solo importa el fin, la determinación de Sabas que es la fuerza primera, la naturaleza en estado puro.

—No es humano —sollozó—. Nada de lo que hemos hecho esta noche es humano.

—¿Pero aún no sabes que lucho así, desesperadamente, con furia ciega, sólo para convencerme de que no necesito un motivo para dudar? Odio lo que hace que tenga que odiarme a mí mismo.
Sabas, he dicho, es la naturaleza, la fuerza ciega, el seguir adelante pase lo que pase, construyendo la vida a golpe de sufrimiento, firme, sereno y seguro de ser. Por eso es el foco de todos los demás personajes que lo odian o guardan rencores profundos, pero que se pliegan a su determinación si límites.Pero no olvidemos que la novela se enmarca en la miseria, en la lucha interminable por el pan, como las hormigas.

Tropiezan y se levantan. Están preparadas para vencer todo lo que les pongan delante. Son invencibles. Han sido creadas con esa consigna y la cumplen.
—¿Para qué?
Y él repitió, volviendo a mí la cabeza, con sorda furia:
—¿Para qué? ¿Para qué? ¿Quién puede saber para qué han sido creadas así?
Siguió un silencio prolongado, que él mismo interrumpió cuando volvió a dejar la piedra en el mismo sitio, sobre el hormiguero, y dijo:
—Creo que hasta les habría gustado seguir luchando.

Gran novela de uno de los narradores fundamentales del segundo siglo XX en España, y por supuesto, fuera de los cánones escolares, como debe ser. En Tusquets. Aquí os dejo datos de interés.


Nº de páginas: 328 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: TUSQUETS EDITORES
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788483832004


Un furioso temporal en la costa cantábrica arroja contra los acantilados de Getxo un barco inglés, cuya carga de carbón se desparrama por las peñas. Todo el pueblo acude por la noche, como una marea humana acuciada por la necesidad, a recoger aquel oro negro que el oleaje y la resaca traen consigo. Sabas Jáuregui es consciente de que no puede dejar pasar la oportunidad y, en medio de la tormenta, arrastra a sus hijos Fermín, Cosme, Bruno e Ismael, y a su cuñado Pedro, a buscar un buen sitio en el acantilado desde donde subir el carbón que tanto necesitan en la cocina del caserío. Cuando a medianoche la tragedia hace su aparición, sólo la tenacidad arrolladora de Sabas, su aplomo ante el infortunio, su implacable severidad, logran empujarlos a todos, entre desgarros y odios, pero también con el apoyo incondicional de Ismael, el menor de sus hijos.

APUNTES PARA LA TERTULIA LITERARIA

Esquema de tertulia sobre Las ciegas hormigas (Ramiro Pinilla)

1. Autor y contexto histórico

  • Ramiro Pinilla (1923-2014): Escritor vasco nacido en Bilbao. Militante comunista en su juventud, se trasladó a Getxo (Guecho) en 1957 huyendo del bullicio urbano. Su primera novela, Las ciegas hormigas, se publicó en 1960 (Destino).
  • Premios y recepción inicial: Las ciegas hormigas obtuvo el Premio Nadal de 1960 y el Premio de la Crítica de Narrativa Castellana en 1962. A pesar de estos galardones, el escritor pasó décadas fuera del foco literario.
  • Contexto socio-histórico: Ambientada en un pueblo costero de Vizcaya durante la posguerra franquista (década de 1950). El arranque novelístico describe un violento temporal en la costa vizcaína (La Galea, cerca de Algorta) que arrastra un buque inglés cargado de carbón. Se trata de un escenario de necesidad extrema: la población pobre llega en masa a recoger ese “oro negro” (carbón), simbolizando las penurias energéticas de la España de posguerra.

2. Temas principales

  • Supervivencia y pobreza: La búsqueda de carbón tras el naufragio se convierte en una lucha por la subsistencia. El pueblo hambriento compite por este recurso básico. El carbón no solo da calor, sino que representa la esperanza rota de quienes viven en la miseria.
  • Esfuerzo y obstinación: Sabas Jáuregui, el patriarca protagonista, encarna la voluntad inquebrantable. Está obsesionado con acabar lo que empezó; ni la muerte de su hijo Fermín ni el caos social lo detienen. La tenacidad de Sabas transforma lo que era un hurto justificado por necesidad en una «empresa de dimensiones épicas». Su “dogma” es el trabajo bien hecho; actúa con incesante impulso vital, como el Sísifo mitológico que día tras día empuja la roca cuesta arriba.
  • Libertad vs. determinismo: Los críticos interpretan la novela como un canto a la libertad personal en medio de la adversidad. Se reflejan ideas existencialistas: por ejemplo, Pérez Abellán señala cómo Pinilla retoma el choque schopenhaueriano de “lo nouménico” con el mundo real, convirtiéndolo en una “voluntad ciega” frente a la “voluntad de poder” nietzscheana. Esta mirada filosófica queda encarnada en la lucha absurda de Sabas (que recuerda al mito de Sísifo) y en su desafío al destino trágico.
  • Trabajo y redención: El trabajo incansable aparece casi como fe: Sabas no se detiene a lamentarse ni a reflexionar; para él, dejar de actuar sería enfrentar la miseria propia. En cierto modo, la acción implacable y el sufrimiento elemental se presentan como la única forma de libertad auténtica en un mundo adverso.
  • Dinámica social y familiar: La novela teje también críticas sociales. Los poderes económicos y políticos (simbolizados por los intereses tras el carbón inglés) muestran una perversa opresión: permiten que los campesinos trabajen la carga de carbón para después confiscarla, recordándoles “quién manda”. Dentro de la familia Jáuregui hay tensiones generacionales: Sabas (padre autoritario) contrasta con hijos rebeldes o resignados y una madre silenciosa. Cada miembro aporta una perspectiva distinta del conflicto (por ejemplo, Ismael, el hijo menor, apoya al padre; otros hijos sienten rencor o frustración). La familia funciona como unidad de supervivencia, aunque a veces flaquea bajo la codicia y el miedo.

3. Técnica narrativa

  • Narrador polifónico: Pinilla construye la novela mediante una multiperspectiva. Se alternan breves monólogos en primera persona de unos diez personajes (incluyendo mujeres, niños, vecinos…), cada uno aportando su visión de los mismos hechos. Este «mosaico de voces» recuerda a Faulkner (en Mientras agonizo) o a Elena Quiroga, ofreciendo un relato fragmentario pero cohesionado. Curiosamente, Sabas (el personaje central) no habla directamente: su figura se perfila por los comentarios y reacciones de los demás.
  • Estructura temporal y espacial: La trama abarca solo tres jornadas intensas. Transcurre en muy pocas localizaciones (el caserío familiar, el acantilado donde recogen carbón, la iglesia y un bar). Esta contención espacial y temporal da al texto un aire casi teatral, con la simultaneidad de tramas que mantiene al lector pendiente de los engaños y malentendidos entre personajes.
  • Estilo y lenguaje: El estilo de Pinilla es seco y sobrio, acorde a la dureza de la historia. Emplea un lenguaje directo, sin adorno excesivo, que encaja con la voz de personajes humildes. Sin embargo, introduce imágenes muy potentes para resaltar la crudeza de la escena. Por ejemplo, describe el carbón como “como el pus negro de una herida” tras el naufragio, enfatizando la violencia del momento y la ferocidad del entorno natural.
  • Recursos literarios: Usa monólogos interiores y flashbacks implícitos (cuando los personajes recuerdan la Guerra Civil) que enriquecen el trasfondo. Se reconocen ecos de la técnica faulkneriana (fragmentación, tiempo subjetivo) en la concatenación de monólogos. También abundan símiles y metáforas duras (fuego, herida, hierro) que refuerzan el tono áspero. A menudo la novela actúa casi como un cuadro coral en que cada voz construye progresivamente el significado global.

4. Trascendencia e importancia

  • Posición en la obra de Pinilla: Las ciegas hormigas fue la primera novela de Pinilla y marcó su debut literario. Ganó premios prestigiosos (Nadal 1960, Crítica 1962), pero no lo catapultó al éxito inmediato; como nota un blog, aquel reconocimiento «no lo consagró en el orbe literario». De hecho, Pinilla continuó escribiendo en relativa penumbra hasta que su trilogía épica Verdes valles, colinas rojas (2004–2005) le devolvió la fama. Con ese resurgir, sus primeras novelas –incluyendo esta– fueron redescubiertas y reeditadas (p.ej. Tusquets 2010).
  • Influencia literaria: En la trayectoria de Pinilla, Las ciegas hormigas se considera el germen de su obra mayor posterior. En ella ya se vislumbran temas (familia vasca, lucha social) y técnicas narrativas que explora en profundidad en su trilogía. A nivel más amplio, esta novela temprana ayudó a consolidar el prestigio de Pinilla como “pilar de la nueva narrativa vasca de la segunda mitad del siglo XX”.
  • Panorama literario español: Aunque escrita en pleno franquismo, la novela se alinea con la renovación social de la literatura española de los años 60. Se reconoce su originalidad estructural y temática: recupera la tradición barojiana/unamuniana (idealismo, angustia existencial) pero la combina con experimentación formal. Hoy se la valora como obra de culto posbélica: revistas y blogs la llaman “joya de nuestra literatura”, “novela inolvidable”. Su reedición se presentó como recuperar una pieza clave de la memoria literaria, reivindicando su visión honesta de la España rural y su aportación narrativa única.
  • Legado temático: La novela aporta una mirada cruda y humana al paisaje franquista: enriquece la literatura con su retrato de la miseria energética y la dignidad del esfuerzo cotidiano. Sobre todo, demuestra el valor literario de historias de “gente sencilla”: el valor de la novela radica en dar voz a personajes humildes con la misma profundidad que a héroes clásicos. En palabras de Maria Bengoa, impresiona “la potencia de la novela y de la prosa”, su “multiperspectivismo” y la épica del esfuerzo narrado desde varios puntos de vista (niño, adolescente, abuela…). Pinilla mismo ha declarado sentirse orgulloso de que esta novela, “escrita en plena dictadura”, siga vigente medio siglo después.

5. Referencias intertextuales y tradiciones

  • Tradición narrativa española: Pinilla retoma clichés de la novela existencial del 98 y principios del s. XX. Analistas subrayan que Las ciegas hormigas actualiza “las claves de la narrativa vasca barojiana y unamuniana” (obsesión individual, rebeldía contra la opresión). En la forma, se asemeja a obras corales: su estructura polifónica evoca a Faulkner (Mientras agonizo, 1930) y también a la novelista Elena Quiroga (por ejemplo La enferma, 1958).
  • Mito y tragedia: El argumento invoca mitos clásicos. Se ha comparado el papel de Sabas con el de Hércules (haciendo trabajos infinitos) y con el Sísifo de Camus (esfuerzo repetido sin sentido definitivo). Además, críticos filológicos mencionan elementos de tragedia griega: el destino fatal de la familia y la hybris (exceso de orgullo/trabajo) que la condena. Este trasfondo mitológico acentúa el valor simbólico de la lucha humana en la novela.
  • Otras influencias: Aunque más implícitas, se nota ecos de la épica rural y la novela social. Pinilla reconoce lecturas tan diversas como Dickens, Twain o García Márquez, pero Las ciegas hormigas dialoga principalmente con la tradición del realismo humanista. Su mirada soberbia a la naturaleza y a los protagonistas con rasgos universales lo emparenta con novelas de gran carga ética (p.ej. obras de Baroja o de contemporáneos latinoamericanos). En conjunto, la novela sintetiza una herencia literaria clásica con un enfoque moderno y comprometido.

6. Apreciación crítica

  • Premios y reconocimientos: Desde su aparición, obtuvo elogios (Nadal, Crítica). Con el tiempo, la crítica actual la menciona como obra clásica menor del franquismo. Por ejemplo, un crítico la califica de “joya literaria” de nuestra posguerra. En lecturas recientes se destaca su originalidad estilística y su honestidad temática.
  • Elogios recientes: Destacan especialmente su estilo y estructura: se la llama “novela inolvidable, dura y sobria”. María Bengoa, autora y pareja del escritor, señala la “potencia” de la prosa y el “multiperspectivismo” al narrar la épica cotidiana desde niños y ancianos. Su vívida descripción de la posguerra y la universalidad de sus temas (sufrimiento, esfuerzo, libertad) la han hecho relevante más allá de su época.
  • Críticas: Algunos lectores señalan que la voz narrativa fragmentada puede resultar exigente (por eso tuvo adeptos y detractores en clubs de lectura). Sin embargo, la valoración general es muy positiva: se la considera tan “original como rotunda”. Pinilla valoró él mismo que la novela permanezca “vigente” y “con orgullo” la sigue reivindicando medio siglo después.
  • Aportación literaria: Se destaca que Las ciegas hormigas amplía la literatura española al mostrar un mundo rural con la misma complejidad de cualquier gran relato. Combina acción dramática con profundidad filosófica, integrando la tradición literaria existente (Baroja, Unamuno, mitos clásicos) con una técnica narrativa renovadora. Su contribución es servir de puente entre la novela social de posguerra y la novela experimental posterior, y enriquecer así el panorama contemporáneo con una voz auténtica y transcendente.

 

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