Cuando llevamos tanto tiempo leyendo una serie, como esta del comisario Brunetti, necesariamente tenemos ideas preconcebidas, manías. El personaje ha sufrido mutaciones, la autora elimina aquellos elementos que no le funcionan y va potenciando aquellos otros que hacen reconocible la novela. Es así de sencillo y de difícil, por eso en esta entrega vemos muchos elementos que nos reconcilian con el personaje, con la autora, en cierto sentido, y encontramos esa Venecia omnipresente en todas sus obras, aunque algo más esquemática, sus alter egos, del comisario, claro, y una familia que ha quedado reducida, prácticamente, a su esposa y confidente. ¿Con esto quiero decir que la novela es más esquemática? Sí, es más reconocible, por lo tanto, con menos elementos que nos puedan distraer. Pero eso no significa que no nos vayamos a encontrar las calles estrechas o mal olientes, los canales y los puentes, o los bares donde se puede tomar un almuerzo. Claro que es reconocible.
En esta entrega Donna Leon ha introducido una novedad técnica que me ha gustado mucho. La novela empieza con la acción, como siempre, con la introducción del delito que constituirá la trama, pero lo hace obviando al comisario, haciendo que la acción vaya surgiendo objetivada, como distante del lector, por eso Brunetti no aparece hasta la página 42 del relato, y lo hace en la distancia del policía que escucha el posible delito y analiza, con el conocimiento de los años, lo que se le está diciendo, con ese aire cabal que se contrapone a lo tozudez administrativa de su alter ego, al antihéroe, Scarpa. Y lo hace, volvemos a ello, presentándose ante el testigo como lo que es: "Soy el comisario Guido Brunetti, signora" y es en ese instante cuando recobramos lo esperado, cuando nos identificamos con lo esperado y decimos "ahí está Guido, ahora todo volverá a su cauce" Así la redacción toma el carácter reconocible, habitual, donde el lector se reconoce, porque conoce lo dicho, su estructura, y cómo va a ir revolucionando exactamente, y aquí acaba la novela y vuelve la serie, exactamente en la página 69, donde se cambia la focalización y comienza la virtud del personaje."Cuando la mujer se fue, Brunetti volvió a su mesa, pensando en lo que había oído".
Este Brunetti reconocible sigue con sus perjuicios habituales, su venecianismo militante, sin embargo debemos preguntarnos si todos los prejuicios son eso, juicios de valor u objetivación real de lo que acontece.
Pero Brunetti no podía negar que hacía tiempo que había sacado la conclusión de que el Sur era un problema sin solución, que seguiría siendo un submundo criminal mucho después de que él dejara de tener por él un interés profesional.
Y como siempre aparecen los elementos sociales, en este caso el libro de Religión y la enseñanza que debemos dar a los hijos, en boca de Paola.
-De acuerdo- dijo él-, voy a preguntarte qué lees./Ella lo miró por encima de las medias gafas y dijo: /Algo que debería interesarnos mucho a los dos, Guido. El libro de Religión de Chiara.
O elementos de la política del país, a veces expuestos con una claridad meridiana, y son tan actuales que nos hacen preguntarnos si lo que estará podrido es en realidad el sistema o el problema radica en la naturaleza, si esto existe, humana.
Estaba afiliado a un partido y se alegraba de sus triunfos, convencido de que su acceso al poder traería al país más justicia social. Su desilusión no fue rápida, aunque sí estuvo acelerada por la influencia de su esposa, que había llegado a un estado de desesperanza política y negro cinismo mucho antes de que él se resignara a claudicar. Brunetti había rebatido explícitamente y con plena convicción las primeras acusaciones de venalidad y endémica corrupción lanzadas contra los hombres que él creía que habían de conducir a la nación hacia un futuro mejor y más justo. Pero después había visto las pruebas que se esgrimían contra ellos, no con los ojos del fiel adepto sino con los del policía, y había tenido que convencerse de su culpabilidad.
O elementos que constituyen la sociología de la actualidad.
Hacía meses que venía observando esta gradual toma de los bares de la ciudad por propietarios y empleados chinos, pero ésta era la primera vez que ello ocurría en un lugar que él frecuentara.
Pero no lo olvidemos, lectores, en esa Venecia que se ha convertido a través de las palabras de Leon en una ficción imaginada para todos los que amamos el género. ¿Tú podrías ver Venezia obviando los ojos de Brunetti?
La intrincada configuración geográfica de Venecia se reflejaba en los hábitos de su población: la red de estrechas calles que entrelazaban los seis sestieri era réplica del entramado de los hilos que conectaban entre sí a sus habitantes.
En fin, podemos encontrarla en Planeta, en su universo de editoriales, aunque originalmente fue publicada por Seix Barral.
Y como siempre aparecen los elementos sociales, en este caso el libro de Religión y la enseñanza que debemos dar a los hijos, en boca de Paola.
-De acuerdo- dijo él-, voy a preguntarte qué lees./Ella lo miró por encima de las medias gafas y dijo: /Algo que debería interesarnos mucho a los dos, Guido. El libro de Religión de Chiara.
O elementos de la política del país, a veces expuestos con una claridad meridiana, y son tan actuales que nos hacen preguntarnos si lo que estará podrido es en realidad el sistema o el problema radica en la naturaleza, si esto existe, humana.
Estaba afiliado a un partido y se alegraba de sus triunfos, convencido de que su acceso al poder traería al país más justicia social. Su desilusión no fue rápida, aunque sí estuvo acelerada por la influencia de su esposa, que había llegado a un estado de desesperanza política y negro cinismo mucho antes de que él se resignara a claudicar. Brunetti había rebatido explícitamente y con plena convicción las primeras acusaciones de venalidad y endémica corrupción lanzadas contra los hombres que él creía que habían de conducir a la nación hacia un futuro mejor y más justo. Pero después había visto las pruebas que se esgrimían contra ellos, no con los ojos del fiel adepto sino con los del policía, y había tenido que convencerse de su culpabilidad.
O elementos que constituyen la sociología de la actualidad.
Hacía meses que venía observando esta gradual toma de los bares de la ciudad por propietarios y empleados chinos, pero ésta era la primera vez que ello ocurría en un lugar que él frecuentara.
Pero no lo olvidemos, lectores, en esa Venecia que se ha convertido a través de las palabras de Leon en una ficción imaginada para todos los que amamos el género. ¿Tú podrías ver Venezia obviando los ojos de Brunetti?
La intrincada configuración geográfica de Venecia se reflejaba en los hábitos de su población: la red de estrechas calles que entrelazaban los seis sestieri era réplica del entramado de los hilos que conectaban entre sí a sus habitantes.
En fin, podemos encontrarla en Planeta, en su universo de editoriales, aunque originalmente fue publicada por Seix Barral.
Fecha de publicación:08/03/2005
304 páginas
Idioma: Español
ISBN: 978-84-322-2783-7
Código: 913236
Formato: 13,3 x 23 cm.
Presentación: Rústica con solapas
Colección: Biblioteca Formentor
Esta nueva aventura del comisario Brunetti se inicia con el brutal asesinato de una anciana odiada por sus vecinos. Las sospechas se ciernen sobre su criada rumana, desaparecida la tarde del crimen. Acosada, la joven muere durante la persecución policial, llevando consigo una considerable cantidad de dinero y documentación falsa. Caso cerrado, pero no resuelto… Una vecina de la víctima deja claro que la empleada no pudo cometer el asesinato, pero sólo Brunetti creerá su coartada. Una discusión con Paola acerca de los siete pecados capitales le pondrá sobre la pista de un posible móvil.
La burocracia veneciana, los prejuicios hacia los inmigrantes del Este y hacia los homosexuales, o el terror al sida son algunos de los temas que aparecen en Pruebas falsas a medida que Brunetti y, cómo no, la eficiente y fiel Elettra, avanzan en la investigación.
«El caso decimotercero del comisario Brunetti ofrece muchos placeres, incluida la resolución de un inteligente puzzle», Publishers Weekly.
«Donna Leon nos guía por Venecia como James Ellroy por Los Ángeles o Manuel Vázquez Montalbán por Barcelona: con un ojo capaz de detectar lo que se oculta tras la fachada», Le Figaro Magazine (París).
«Descripciones sociales increíblemente vivas y acertadas, una aproximación exacta a una sociedad fragmentada. Y Brunetti, que es la clave del éxito de las novelas. El lector le sigue con verdadero placer por los estrechos callejones de Venecia», Der Spiegel.
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