Cuando hablamos de Wallander siempre tengo la impresión de que ya se ha dicho todo, de que no se puede aportar absolutamente nada nuevo. Y de alguna manera, es cierto. Los grandes personajes, él es uno de ellos, adquieren dimensiones complejas y se redimensionan en el imaginario del lector reconstruyéndose con cada lectura, por eso se convierten en auténticos seres reales, tan difíciles, tan humanos, que da vértigo acercarnos a ellos.
En esta novela Mankell va más allá, diría que da una nueva vuelta de tuerca, porque siendo una novela de Wallander, es sobre Wallander, o de Wallander o a propósito de Wallander, ya que la verdadera protagonista es Linda, su hija, en los momentos previos a hacerse policía en la comisaría de su padre. La investigación, los acontecimientos policiales, son una excusa para explicarnos cómo podemos ver a Wallander desde fuera, una visión más que complementa la nuestra, la de vosotros, la de cada uno de los que se ha adentrado, de alguna manera, en la lectura de esta serie.
La aventura, la trama, se va trabajando desde diferentes perspectivas: desapariciones puntuales que dan lugar a una preocupación policial, los temas religiosos tan presentes en mucha de la novelística sueca, las conexiones internacionales, tan propias de Mankell, el fanatismo, los problemas sociales derivados de la falta de medios policiales como antesala a la descomposición del estado del bienestar; temas ya aparecidos en otras novelas, en otros momentos, pero reconducidos por la maestría de Mankell que cambia el punto de vista para acercarnos a un Wallander visto desde fuera de la propia acción narrativa. Podríamos decir que nos encontramos en una especie de deconstruyendo a Wallander.
Siempre me lo he imaginado como un hombre amable, no demasiado inteligente pero muy tenaz y con una gran intuición. Pero ahora no estoy tan segura. Creo que es un buen policía, pero sospecho que es un hombre demasiado sentimental al que probablemente le encante soñar con encuentros románticos y que, en el fondo, detesta la relaidad incomprensible y brutal de la que se ve rodeado a diario.(…)
Comprendió enseguida que él había golpeado a su madre.(…)
A Linda no dejaba de sorprenderle el hecho de que la corpulencia de su padre le permitiese ser tan ágil y rápido.(…)
Mi padre va por la vida dando zapatazos como un soldado de infantería refunfuñón.(…)
Un policía tan sagaz como pesimista, un hombre que tenía muchos motivos para reír pero que, por alguna razón, parecía prohibírselo a sí mismo. Un hombre que no ha conseguido encontrar a una mujer con la que vivir, porque aún sigue amando a Mona.(…)
Una de las que más la impresionaron fue su capacidad de tener en la memoria un gran número de datos, cuidadosamente situados en su contexto. Y mientras lo escuchaba, notó que en su interior cobraba forma una idea. En efecto, tuvo la sensación de que, por qué él nunca había tenido tiempo ni para Mona ni para ella. Simplemente, no había lugar.(…)
Comprendió que su padre no sólo había acumulado conocimientos y experiencia, sino que, además, poseía una gran fuerza de voluntad y la capacidad de inspirar y entusiasmar a sus colegas.(…)
Hay otros aspectos que me siguen fascinando de su escritura, como el lirismo o el profundo amor que tiene a Suecia, al frío, a su hogar.
-Le temo al otoño- confesó Sara Edén de pronto-. Tengo miedo de toda esa niebla que se nos acerca a hurtadillas, la lluvia incesante y los cuervos graznando en las copas de los árboles. Lo único que me mantiene el ánimo es la idea de la llegada de la primavera y de todas las flores que estoy plantando ahora.
Como veis son pequeños retazos, porque estas novelas son para leerlas en verano y disfrutarlas sin miedo. La tenemos en Tusquets. Aquí os dejo datos de interés.
NARRATIVA (F). Novela
POLICIACOS (F). Otros
Marzo 2006
Andanzas CA 598
ISBN: 978-84-8310-330-2
País edición: España
480 pág.
19,23 € (IVA no incluido)
En 1978, en la localidad de Jonestown (Guyana), murieron todos los seguidores de una secta, liderada por un hombre llamado Jim Jones, en lo que parecía un suicidio colectivo; la noticia dio la vuelta al mundo en las primeras planas de todos los periódicos. En el año 2001, cuando ese terrible suceso ya ha caído en el olvido, Linda, la hija de Kurt Wallander, regresa a Ystad para, en unos días, iniciar su trabajo en la policía. Al tiempo que empiezan las desavenencias con su padre, Linda se integra en la vida cotidiana de Ystad y reanuda sus viejas amistades con dos jóvenes, Anna y Zebran. De pronto, Anna desaparece misteriosamente. Poco después, en los bosques de los alrededores de Ystad, Linda, junto a su padre, hace un descubrimiento aterrador: una cabeza de mujer, degollada, y dos manos unidas, seccionadas; del resto del cuerpo no hay el menor rastro. Y Anna sigue sin aparecer. Es el comienzo de un nuevo y trepidante caso al que se enfrentarán juntos Kurt Wallander y su hija Linda, quien, en el curso de la investigación, conocerá al agente Stefan Lindman (el protagonista de El retorno del profesor de baile), que le causará muy buena impresión.
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