martes, 11 de marzo de 2014

Alta fidelidad, High Fidelity, Nick Hornby


Cuando nos dicen que de un libro se ha hecho una película, los lectores suspicaces, nos decimos unos a otros, -¡como si nos relacionásemos entre nosotros!-
Mira, han hecho una peli, imagínate el libro, seguro que es un bodrio comercial, un best seller de esos. Como si nosotros nunca tuviéramos la tentación de deslizarnos hacia el lado oscuro, beber de las fuentes lectoras en que la gran mayoría de lectores, al menos estadísticamente, leen; gozar sin límites con enunciados sagaces, ingeniosos, disparados al lector, para proporcionarle placer. Por eso si nos encontramos, como en mi caso, con un libro que ya has visto en peli, fijaros lo fuerte del argumento: un libro que he visto en un filme, pues eso, las posibilidades de rechazarlo son enormes.

Sin embargo, cómo me gustan los conectores contra argumentativos, sin embargo, decía, no sé si fue la portada, la contraportada, la lectura de sus primeras tres páginas, no lo sé, pero quedé cautivado. Sí, cautivado. El libro es dinámico, inteligente, destila buen rollo, humor, autocrítica, frikismo, si existe la palabra, y mucha literatura. 
Claro, dicho lo anterior ya me imagino que varios de vosotros, lectores, estáis a punto de un ataque de nervios, pero no os precipitéis. El libro cuenta, en primera persona, la vida de nuestro personaje, un friki de los discos, que cual friki de Star Wars o Star Trek, vive por y para el mundo de la música. Su tienda es un desastre, su vida amorosa deja mucho que desear, pero él nada contracorriente, y se lanza a conocerse a sí mismo porque no tiene más remedio.
Las personas más desgraciadas que yo he conocido, románticamente hablando, son las que tienen un desarrollado gusto por la música pop.
El libro comienza haciendo un repaso de su vida sexual, desde el niño tímido y enamorado, a la ironía amable de la descripción del amor con sus tristezas y pérdidas.
Una de las cosas que más me ha gustado es el hecho de compartir con el autor cientos de momentos musicales, de letras, de grupos, de vivencias que han marcado mi vida. Lo curioso es que yo escribo desde España y él desde Inglaterra, sin embargo desde hace muchos años, la cultura es un hecho compartido y no compartimentado, global y accesible, al menos en occidente, hecho, creo, que nos acerca mucho a todos los hombres y mujeres de la tierra.
No sabría deciros si el libro habla de amor, puede ser, o de cultura, también, o de cómo el hombre moderno se ha de enfrentar a la anomia post tecnológica, no me importa, lo cierto es que el libro está bien escrito convirtiéndose en una lectura muy recomendable.

Las dos amigas de Charlie, porque es de suponer que son sus amigas, son bellísimas: ojo, no es que sean bonitas, ni atractivas, ni vistosas. Son bellísimas, y para mis ojos temblequeantes por el pánico son prácticamente imposibles de distinguir: las dos tienen palmos y más palmos de cabello oscuro, miles de pendientes enormes, metros de labios carmesíes, cientos de dientes blanquísimos. La que lleva la blusa de seda blanca se desliza a un lado del inmenso sofá de Charlie, un sofá que debe de ser de cristal, o de plomo, o de oro, de algo que en todo caso me intimida, que no parece propio de un sofá, y me sonríe.

El otro gran tema es el de la adolescencia prolongada. ¿Los hombres tardamos más en madurar que las mujeres? En realidad no lo sé, pero  nuestro personaje, entiendo, tiene todo el derecho a vivir una vida en la cuerda floja, en el límite de lo que la sociedad industrial considera como adulto productivo. Él no es nada de eso, sin embargo, ¿ha de cambiar y convertirse en mayor para acercarse a la felicidad? Creo que no, lo que se nos exige es demasiado: renunciar a nuestro niño para encajar en lo que se espera, duro, ¿verdad?

Lo único que intento es despertarte, intento hacerte comprender que ya has vivido la mitad de tu vida, y suin embargo, no pareces tener más de diecinueve. y no me refiero al dinero, las propiedades, los muebles, ni nada de eso.
A, ¿no?

El libro lo tenemos en Anagrama, y os dejo datos de interés.

ISBN 978-84-339-7463-1
PVP sin IVA 19,13 €
PVP con IVA 19,90 €
Nº de páginas 360
Colección  Panorama de narrativas
Traducción Miguel Martínez-Lage

Rob Fleming está a punto de cumplir treinta y seis años y tiene una tienda de discos antiguos en el norte de Londres donde sólo vende vinilos. Su negocio, destinado a un público de serios coleccionistas de frivolidades, está siempre al borde de la bancarrota. Y Laura, su última novia, le ha dejado. ¿Será porque Rob parece empeñado en prolongar su adolescencia hasta la decrepitud o, como piensa él, porque su colección de discos y la de Laura eran incompatibles? Para consolarse, Rob se refugia en la compañía de Barry y Dick, sus cómplices en la tienda, y juntos hacen innumerables listas de los top del pop: las cinco mejores películas, los cinco mejores episodios de «Cheers»... Y también comienza a salir con Marie, una cantante americana. Pero de pronto reaparece Laura. Y aunque Rob creyera al principio que esa ruptura no estaba entre las más cruentas de su vida, muy pronto comenzará a hacerse preguntas arduas sobre la familia, la monogamia, el amor y la madurez. ¿Será que por fin va a descubrir que también hay vida, y música, después de la adolescencia? «Es extraño que un libro tan divertido sea a la vez tan agudo en su visión del sexo y la masculinidad, la memoria y la música» (The New Yorker)

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