Comentábamos recientemente, que la novelística española, entendida como la literatura escrita en español, contaba con cierta buena salud, si existe la posibilidad de que la salud tenga certezas. Dentro de este panorama se encuentra Enrique Vila-Matas, escritor contrastado y con un talento incuestionable. Su manera de proceder, la construcción de la propia novela, o su capacidad de expresión son sobresalientes; no podréis encontrar una oración mal encuadrada, un problema sintáctico, o una alteración gramatical. Es correcto, impecable. Lo que me pregunto es si esto es lo único que hace falta, si lo que esperamos como lectores es una novela de impecable factura, o encontrar las emociones que nos faltan en sus líneas.
Esta novela sobre el fracaso, sobre la posmodernidad, sobre la soledad, sobre la creación literaria, sobre la verdad, sobre la muerte, sobre la impostura, sobre las máscaras, es una novela en la que, en ocasiones, me pierdo en el marasmo imaginativo, en la literatura por la literatura, en los retazos de intelectualismo que no aportan mas que dificultad añadida a la trama.
Vila-Matas construye la novela en diferentes planos narrativos, dándole voz a los personajes que cuentan diferentes historias desde su perspectiva. El escritor cansado de la escritura, la tentación del lector es obvia, ¿Vila-Matas habla de Vila-Matas? El hijo del genio posmoderno, del creador universal que está aprendiendo a digerir la vida de su padre, sus maldades, sus relaciones con una madre tirana y cruel, consigo mismo, con su fracaso, con sus obsesiones literarias y cinematográficas, con la novia de su padre que acaba siendo de él El muerto que usa como pivote para hacer girar la trama, el muerto presente como un espectro subconsciente, presente como una voz de una conciencia que no tuvo en vida. La trama hamletiana, los guiños cinematográficos, la reflexión sobre los editores, las tramas en las tramas. Estos planos superpuestos, contrariamente a la intención del autor, no dan fluidez a la novela, más bien la espesan, la complican, la aburren.
Como lector pienso si es posible aburrir una novela, si es posible cosificarla, tecnificarla, burocratizarla y, es mi punto de vista, nuestro escritor lo hace. Su impecable factura es un atractivo importante, pero me suena a trabajo rutinario, a oficio, a trabajo cansado, y eso no me gusta.
Si me preguntáis qué opino, os diría que la podéis leer, que el gozo del trabajo bien hecho es importante, pero yo me he aburrido. La tenemos en Seix Barral, y aquí os dejo la sinopsis:
Fecha de publicación: 13/03/2012
328 páginas
Idioma: Español
ISBN: 978-84-322-0964-2
Código: 10006464
Formato: 13,3 x 23,1 cm.
Presentación: Rústica con solapas
Colección: Biblioteca Breve
«Al igual que Dylan mi padre fue un raro», dice Vilnius, más conocido como el pequeño Dylan, mezcla del cantautor americano y Rimbaud, convencido de que el fantasma de Lancastre, su difunto progenitor, le está traspasando sus recuerdos y clama venganza.
Mientras el joven Vilnius se dedica a completar su Archivo General del Fracaso, busca a alguien que reconstruya las memorias de su padre y funda la infraleve y muy ligera sociedad Aire de Dylan, cuyos miembros intentarán desenmascarar a los asesinos de Lancastre en el transcurso de una representación teatral.
La nueva novela de Enrique Vila-Matas es un homenaje al mundo del teatro y una divertida e implacable crítica del postmodernismo, contada a través de la relación de un padre y un hijo que personalizan el duro contraste entre la cultura del esfuerzo y el creativo arte de encogerse de hombros y no hacer nada, como Oblomov, el personaje «radicalmente gandul» de la literatura rusa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Debido a algún comentario improcedente que no respeta ni al autor del blog ni a los participantes del mismo, me veo obligado a moderar los comentarios. Disculpa las molestias.