Nos encontramos ante un libro maravilloso, de una gran perfección formal, que aborda desde una perspectiva literaria la historia de los años dorados del cómic americano. Y lo hace novelando e inventando, utilizando una erudición fruto del trabajo de documentación al que nos tienen acostumbrados los autores norteamericanos. Abordar la historia del cómic es valiente, la bibliografía es abundante, por eso entiendo que elige la novela, como género total que le permite un recorrido sentimental por esa parte del género y de la historia. La fascinación por el cómic deviene de su carácter multidisciplinar y heterogéneo, de su capacidad para abordad todas las temáticas y posibilidades del arte, para experimentar, para crear y para jugar con el lenguaje y el dibujo.
Es la historia de Kavalier, obsesionado con la magia y el escapismo, que debe emigrar de manera milagrosa de Praga a Estados Unidos recorriendo medio mundo. Esta historia le pesará a lo largo de toda la novela en un debate con la culpa y la añoranza que le llevará a ser azote de los nazis y después un escapista de sí mismo. Sammy, el otro personaje, vive una homosexualidad latente que va asentándose a lo largo de la novela. Su talento literario es importante y él, como su primo, no deja de ser un Escapista, como el personaje del cómic que le dará la fama.
El libro se centra, pues, en el comienzo del auge del cómic en Estados Unidos en la década de los treinta y primeros cuarenta, en un mundo en el que la imaginación y la osadía se convierten en los elementos fundamentales para publicar historietas gráficas, tiras o directamente libros de cómics: Wash Tubbs (1924) de Roy Crane; Tim Tyler's Luck (1928) de Lyman Young;Buck Rogers (1929) de Dick Calkins; Dick Tracy (1931) de Chester Gould ; Brick Bradford (1933) de William Ritt y Clarence Gritt; Alex Raymond con sus series dominicales: Flash Gordon y Jungle Jim, y una diaria: Secret Agent X-9 (con guiones del escritor Dashiell Hammett). Tanto Raymond como el Harold Foster de Tarzán (1929) y Príncipe Valiente (1937) Terry y los piratas de Milton Caniff; Superman, creado por Joe Shuster y Jerry Siegel; Batman (1939) de Bill Finger/Bob Kane;Capitán Marvel (1939) de Bill Parker/C. C. Beck; La Mujer Maravilla (1941) de William Moulton Marston/H. G. Peter; el Capitán América (1941) de Joe Simon/Jack Kirby ; Plastic Man (1941) de Jack Cole; Sheena, reina de la jungla (1938), Spirit (1940) de Will Eisner o Archie (1942). Este mundo, profusamente documentado, sobre el que hace un recorrido entrañable de verdadero erudito, hace que la novela pierda, en ciertos momentos, su carácter meramente artístico y se convierta en un ensayo entrañable y casi erudito, pero sin perder el peso de la trama.
El mundo de los cómics ocupa varias enciclopedias, como podéis observar, por eso me centro en contaros mi experiencia personal. Me inicié con El guerrero del antifaz, con el Capitán Trueno y Jabato, con las entrañables historias de TBO, y con las tiras que podía encontrar aquí y allá. Pero muy pronto descubrí que los cómics daban mucho más de sí, y empecé a dejar de lado las historias patrias, o el dibujo más infantil, y me fui adentrando en el mundo oscuro del guion y el trazo para adultos. Totem, con las historias de Corto Maltés de Hugo Pratt;Arzak, o The long tomorrow de Moebius, Ogro de Richard Corben; Las crónicas del sin nombre, de Víctor Mora; Las nuevas aventuras de Giusseppe Bergman, o El clic de Milo Manara. Sin embargo mi favorita era 1984, revista fundamental para los amantes del género, con Mundo mutante, o Den de Corben; Érase una vez el futuro, de Carlos Giménez; Nave prisión de Jones y Maroto; Ghita de Alizarr de Frank Thorne; El último recreo, de Trillo y Altuna. Después pasamos a Zona 84, y siguió con la calidad y la publicación de extraordinarios guionistas y dibujantes: Tragaperras, de Altuna; Álex Magnum, de Sánchez y Genies; The Rocketeer de Steven; Hipótesis 1492 de Toppi. En la facultad de Filología me encontré con Rafa Mayor y su gusto por El víbora, gusto que rápidamente compartí: Gustavo, o Necrón de Max; Fred Falo de Willem; Mundo curioso, de Sento; Taxista, de Riera; Internas de Marta Guerrero; Don Cipotón de Boada; Yonkis del espacio de Gallardo. Los cómics, como revistas de cómics, fueron dejando paso al cómic independiente y solitario, casi a la novela gráfica, aunque respeto a estos autores de novelas, prefiero el formato cómic: el extraordinario Lama Blanco y Juan Solo de Jodorowsky y Bess; o del mismo guionista con Giménez, La casta de los megabarones; o con Moebius El Incal; del mismo dibujante con Charlier El teniente Bluebery; y sin duda el maestro underground Robert Crumb: Mr Natural, American splendor, Chicas o Realmente patéticos. Finalmente me decanté hacia la literatura, pero siempre me acompañaba una revista del Jueves en el bolso: Martínez el facha, de Kim; Puticlub, de Fer; Orgasmos cotidianos de Alfons López; Pedro pico y pico vena de Azagra; Historias de la puta mili, o Makinavaja de Ivà; Clara de noche, de Trillo.
La relación con el cómic es entrañable y apasionante, me encanta el grafismo, la expresión artística de la tinta, la fuerza semiótica del espacio trazado, la inteligencia del guión llevado a la mínima expresión. El cómic es una parte fundamental del arte y de la expresión artística que aúna, como ninguna otra manifestación, todas las capacidades intelectuales con el ingenio, el descaro y el entretenimiento.
Es una novela entrañable, extraordinariamente trabajada, muy bien documentada, que es capaz de irse construyendo con todas las variaciones del argumento y que, en ocasiones, nos recuerda los trazos tristes de la tinta negra sobre las viñetas. Un libro importante de lectura imprescindible. En España la tenemos en Mondadori, aquí os dejo la sinopsis:
temática: FICCIÓN MODERNA Y CONTEMPORÁNEA
ISBN: 9788439726517
rango edad: Adultos
formato: TAPA BLANDA CON SOLAPA
páginas: 608
Galardonada con el Premio Pulitzer 2001, Las asombrosas aventuras de Kavalier yClay es una obra maestra universal.
Nueva York, 1939. Joe Kavalier, un joven artista entrenado en las artes del escapismo del maestro Houdini, acaba de lograr su mayor proeza: huir de la Praga ocupada por los nazis. Su objetivo es triunfar en América, ganar dinero rápidamente, y así poder liberar a su familia de las garras del imperio nazi.
Joe se instala en Brooklyn, donde entabla amistad con su primo Sammy Clay. Los dos chicos se lanzan al incipiente mercado del cómic, creando un superhéroe judío que viajará a Europa para luchar contra Hitler.
En la impresionante recreación del Nueva York de los años cuarenta que ilumina la historia caben el amor, los celos, la bohemia y las reflexiones sobre la creación artística, sin olvidar la ternura y el humor que son marca de la casa de Chabon.
Galardonada con el Premio Pulitzer 2001, Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay -comoPastoral americana, de Philip Roth, o Submundo, de Don Delillo- es una obra maestra universal.
«Uno de los tres libros más importantes de mi generación.» Bret Easton Ellis
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