lunes, 6 de agosto de 2012

Ventajas de viajar en tren, Antonio Orejudo


La nueva narrativa española es sorprendente,  a fragmentos de gran brillantez técnica y narrativa, le siguen otros incongruentes y banales, vacíos e insípidos.


  Este libro tiene de los dos ingredientes, a historias brillantes, bien hilvanadas, le siguen otras sin ningún interés, prescindibles completamente. La ventaja es que el libro es corto y el lector perdona este vacío narrativo, y se deja atrapar por las historias que le envuelven y le hacen vagar por los desiertos de la trama. Las historias se suceden trepidantemente, como una espiral ansiosa. El tren es una excusa, es el principio y final de la historia. Helga, una agente literaria, se encuentra con un falso psiquiatra que le dejará una carpeta con historias contadas por esquizofrénicos. El atractivo no será tanto la descripción de la enfermedad, o las reflexiones sobre la psiquiatría moderna, como las historias que nos revelan la verdadera naturaleza del hombre: la locura  puede llegar a nosotros a través de la vida, la vida nos vuelve esquizofrénicos, la supervivencia nos hace locos.
En fin, he pasado un rato muy agradable con esta novela breve publicada por Tusquets, en un principio la iba a abandonar, pero las historias te enganchan hasta acabártela en una tarde. Aquí os dejo la sinopsis:
 Después de dejar a su marido ingresado en un hospital psiquiátrico en el norte, una mujer regresa en tren a Madrid. En el vagón, un desconocido, para amenizar el viaje, le pregunta de pronto: «¿Le apetece que le cuente mi vida?». Se trata de Ángel Sanagustín, psiquiatra que trabaja en la misma clínica y estudioso de los trastornos de la personalidad a través de los relatos y los escritos de los pacientes. Esos textos son los que guarda en una carpeta roja que lleva consigo. Hay casos de esquizofrenia, de dobles vidas, de paranoicos convencidos del control gubernamental a los ciudadanos mediante la clasificación de sus desperdicios. Cuando el psiquiatra baja un momento en una de las paradas en busca de un refresco y pierde el tren, la mujer tiene en sus manos la carpeta con los escritos. Irresistiblemente, querremos leerlos con ella.

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