Yo no, pero sí. Es como en el cuento, nos asustan con
cosas que pueden pasar o no, sin embargo permanecemos precavidos ante
ellas por si las moscas.
En
la novela pasa algo parecido, la población permanece alerta contra un
esquizofrénico que se ha visto involucrado en diferentes asesinatos y
que siempre ha parecido culpable. Esta novela no indaga tanto en el
hecho delictivo o criminal, tanto como en la exploración de la
enfermedad de este personaje y las consecuencias sicológicas que
conlleva. El análisis de la psicología, de la terapia, de los centros de
internamiento, tanto para locos, ¡qué palabra más hermosa!, manicomios
de toda la vida, como de chicos con problemas, reformatorios, es fino e
irónico, no veo mucha empatía con estos, su crítica es sutil y tiene
mala leche. Como siempre la novelística nórdica se preocupa por lo
social, por lo íntimo, por lo que realmente importa.
Claro que las
soluciones a los problemas planteados, pues dan que pensar, son
soluciones algo duras, injustas, pienso: al conflicto de nuestro
personaje esquizofrénico es doble, por una parte un catigo gratuito, por
otra la redención a través no de la estupenda psiquiatra que lo trata,
es paradójico que nos muestre un personaje tan encantador que no ha sido
capaz de avanzar nada con él, sino de otro delincuente, ¡vaya tela! que
en un ejercicio de psiquiatría de ir por casa, llega al fondo de todos
los problemas. Mirad que yo soy poco amigo de la psiquiatría y mucho
menos de los psicólogos, que conste que es simplemente prevención
intelectual, no profesional, de hecho visité a uno un largo periodo,
pero esta reducción populista de que cualquiera puede ser psicólogo,
pues no, es demasiado simplista para una trama tan inteligente.
En
fin, me ha gustado, me lo he pasado muy bien, se deja leer sin
problemas. Como siempre os dejo la sinopsis de la editorial, ene este
caso Debolsillo:
Halldis Horn, una anciana granjera, es hallada muerta de un hachazo. El carismático comisario Sejer es encargado del caso.
El
calor agobiante del verano se ha instalado en la pequeña localidad
noruega de Finnemarka. En la soledad de su cabaña la anciana granjera
Halldis Horn es hallada muerta de un hachazo. El sospechoso principal es
Errki, un muchacho esquizofrénico al que las habladurías acusan también
de haber matado a su madre.
El carismático inspector Sejer es
encargado del caso. Durante sus investigaciones entra en contacto con la
psicóloga de Errki, que cree firmemente en su inocencia. Con su
discreta insistencia Sejer rastrea todas las pistas, mientras se busca
al desaparecido Errki. El único que lo ha visto es Kannick, un
adolescente huérfano con un talento especial para el tiro con arco, que
afirma haber visto a Errki en el lugar de los hechos. Karin Fossum teje
así la historia de un crimen multifacético en el que los destinos de
tres personajes indefensos se entrecruzan trágicamente.
«Mezclad las historias de Sherlock Holmes, meted personajes de Bergman y la sangre de Tarantino, y tendréis a Karin Fossum.»
Entertainment Weekly
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