sábado, 10 de septiembre de 2022

El caso Alaska Sanders, Joël Dicker

 

La novela policíaca ha ido cambiando y, aunque se centra en un personaje que nuclea las acciones y sirve de epicentro de las tramas, juega con el entorno para convertirla en algo más global. La novela policíaca me gusta más llamarla, cuando sus protagonistas son policías, así, de policías, porque las acciones se desarrollan en la legalidad del sistema y dentro de investigaciones criminales que parten de las unidades policiales. Hay ocasiones en que lo policial es una excusa para presentar un alter héroe, como una duplicación del presunto personaje principal, que es quien en realidad desarrolla la acción y protagoniza los conflictos.

Nuestra novela, que es parte de una sucesión ficcional protagonizada por el escritor Marcus Goldman, funciona como he descrito, es decir, la autoficción se impone en el proceso creativo de la novela que estamos leyendo, así este nos informa de cómo construye la trama, por qué la hace de tal o cual manera y nos invita a participar de su ficción. En un primer momento, el lector cree encontrarse ante la descripción de una acción al estilo de A Sangre fría, pero pronto comprende que no, que es la autoficción la que recrea una ficción: no hay caso Alaska Sanders ni Harry Quebert, existen personajes que crean una novela.

Por lo demás, el que el escritor se convierta en investigador y el policía en acompañante, no dota de novedades a la escritura que, no obstante, es hipnótica.

La afición a la metaliteratura en la narrativa contemporánea, se convierte aquí en un recurso del superventas por ayudar al lector a situarse respecto a un libro anterior que no haría falta ser leído o a que el recién llegado pueda leer el nuevo sin perderse.

 

Quienes me conocen y me leen ya están al tanto de qué vínculos me unen a Perry Gahalowood. Para los demás, permítaseme que lo recuerde aquí brevemente: había conocido a Perry dos años antes, durante el famoso caso Harry Quebert, que tenía a su cargo. Juntos aclaramos por completo la muerte de Nola Kellergan. Habrá quienes digan que dilucidar el asesinato de Nola me permitió escribir mii segunda novela.

 

La novela policíaca se basa en el principio en que la sospecha de que cada hecho probado se convierte en dilema falso. Los principios que sustentan las creencias pueden verse alterados por elementos nuevos que reconfiguren los recuerdos, las acciones, pues, pueden cambiar ciento ochenta grados por el mero hecho de que uno despierta de la ensoñación, como en el caso de Sally y Eric. El libro trama muy bien y enlaza sin descanso, con dinamismo

 

¿Sabes, Marcus? Durante once años he conservado la esperanza. Pero, desde que se ha reabierto la investigación, me hago cada vez más preguntas sobre Eric. En el fondo, nunca se conoce de verdad a la gente a la que se quiere.

―Ni siquiera se conoce uno a sí mismo ―comentó.

 

La metaautoficción se impone como un recurso narrativo. En este caso el escritor es personaje ficcionador y resultado de una supuesta autoficción impuesta, ya que los libros de Goldman son de Dicker. Este juego de prismas dimensiona y hace atractiva la escritura. La parte de Harry, la puramente metaliteraria en la que se permite las reflexiones sobre escritura, plantea no solo las cuestiones metafísicas, sino además, las literarias: ser escritor es muy complejo, al talento hay que añadir tener algo que decir y saber qué quieres conseguir, qué hay en tu vida para necesitar hablar por mediación de la escritura.


―Pregúntese por qué escribe. Cuando tenga una respuesta para esa pregunta, sabrá qué lo convierte en escritor. ¿Sabe por qué escribe, Marcus?

 

Como buen supeventas lo que hace es crear varias tramas falsas, cierres en las acciones policiales y concluir con el relato de una solución. Eso genera la sensación de vértigo que tanto atrapa al lector (me encanta que el culpable siempre sea el mayordomo, ja, ja, ja).

 

Al día siguiente del robo, Walter y Alaska se reunieron con Patricia en la pequeña área de descanso de la carretera  21, pasado el cruce de Grey Beach. Walter había coincidido antaño con Patricia en El Lago Azul de Salem. Alaska le había dicho que era una muy buena amiga y que podían confiar en ella.

 

En Alfaguara.

 

  

Nº de páginas:592

Editorial:ALFAGUARA

Idioma:CASTELLANO

Encuadernación:Tapa blanda

ISBN:9788420462127

Año de edición:2022

Plaza de edición:ES

Traductor:M. TERESA / GARCIA GALLEGO

Fecha de lanzamiento:23/06/2022

Alto:24 cm

Ancho:15.2 cm

Grueso:3.8 cm

Peso:870 gr

 

«Sé lo que has hecho». Este mensaje, encontrado en el bolsillo del pantalón de Alaska Sanders, cuyo cadáver apareció el 3 de abril de 1999 al borde del lago de Mount Pleasant, una pequeña localidad de New Hampshire, es la clave de la nueva y apasionante investigación que, once años después de poner entre rejas a sus presuntos culpables, vuelve a reunir al escritor Marcus Goldman y al sargento Perry Gahalowood. En esta Ocasión contarán con la inestimable ayuda de una joven agente de policía, Lauren Donovan, empeñada en resolver la trama de secretos que se esconde tras el caso. A medida que vayan descubriendo quién era realmente Alaska Sanders, irán resurgiendo también los fantasmas del pasado y, entre ellos, especialmente el de Harry Quebert.

Una nueva intriga literariamente adictiva, con la estructura en varios tiempos, las vueltas de tuerca y el ritmo trepidante que son el sello inconfundible de Joël Dicker, «un fenómeno planetario» (Babelia).

 

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