Las vacaciones son el tiempo imaginado para descansar del mundo reencontrándose con él, me explico, es el tiempo en que podemos ser más conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor, al fin y al cabo hay menos ruido, el silencio de los medios debería ser menos abrumador porque se supone que nos encontramos en un periodo en que disfrutamos de la molicie, el paseo, las visitas o de cualquier otra actividad que nos relaje; yo aprovecho para escribir, para tomar apuntes, para fijarme en las cosas que acontecen, en personas que actúan de una u otra manera y recrear historias en mi cabeza; sin embargo todo tiene sus peligros, por ejemplo esperar que los demás compartan contigo tus ilusiones o proyectos, en el fondo, hemos de comprender que los proyectos que se inician se hacen por uno mismo, para su solaz, su alegría, si queremos compartirlos hemos de ser lo suficientemente maduros como para entender que no siempre podemos enganchar al otro en lo que nos apasiona. Eso, además, deben ser las relaciones adultas, ¿no? Aceptar que cada uno tiene sus necesidades y es dueño de sus silencios.
Una
vez más nos acercamos a Brunetti, son muchas, veintinueve, que se dice pronto,
y de todas os he hablado en este blog. Esta en particular me ha gustado,
llevaba algunas en que no conseguía sentirme atraído por la figura y la
escritura, pero aquí he conectado de nuevo con la autora y mi adorado
personaje. Estamos de vacaciones, en Venecia hace un calor horrible, es
parecido a la humedad que he padecido est verano, sudas, tienes ataques de
calor húmedo y crees que te asfixias ahogado por el agua, no sé si el título
hace referencia soterrada a esa sensación de asfixia que tenemos los
mediterráneos cuando viene este calor de bochorno, esta sensación de asfixia o
al tema de interés político y social que decide centralizar la novela, porque
como todas las del comisario tiene un trasfondo de carácter político y, en este
caso, ecológico. Hace referencia a un problema importante al que nos cuesta
enfrentarnos y es a la sobreexplotación agrícula que lleva a la contaminación
por nitratos del subsuelo y a los vertidos incontrolados de cierta industria a
espacios protegidos con e consiguiente deterioro ambiental y humano. Ambos
conviven con la corrupción y la falta de criterio de personas sin escrúpulos.
Un
aspecto que me ha gustado especialmente ha sido el dilema moral que se le
presenta a Brunetti, el dilema de la justicia, del deber, de la posibilidad de
castigar y si siempre es posible castigar a la persona correcta o, sin embargo,
hay ocasiones en que hay culpas que no pueden ser castigadas, sí, deberá elegir
en momento determinado porque no siempre la justicia normativa es compatible
con la justicia real, ese dilema eterno y que motiva la filosofía, se expone de
una manera clara y dolorosa.
Hay
otros aspectos presentes que nos ayudan a reconocer de inmediato la novela: la
gentifricación que conlleva la sustitución de nativos con menos recursos por
gente con más recursos en barrios específicos de la laguna y el desplazamiento
de estos al extrarradio, y la turistificación que lleva a las mareas de
personas y a hacer, en la práctica, la laguna intransitable con comportamientos
absurdos, como cortar el gran canal porque unos niñatos se han lanzado a
bañarse al agua, o la imposibilidad de transitar sin ser tocado.
El sol azotaba los cutis quemados, el
sudor les manchaba la espalda y los hombros, el agotamiento se agazapaba tras
ellos. No obstante, caminaban hacia delante sin cesar: tristes, perdidos;
apenas se fijaban en los hitos que flanqueaban su marcha, sino que el calor, la
deshidratación y el hambre los volvía insensibles a todo lo que veían. Lo único
que les daba paz era seguir adelante.
En
el principio de la novela observamos la elegancia d ela escritura, la
inteligencia formal que describe la situación y Venecia com personaje silente,
además de otros aspectos como el clima que aparecen para situar al lector
imaginario de la narración.
Un hombre y una mujer enfrascados en una
conversación se aproximaban a los escalones del Ponte dei Lustraferi, ambos con
aspecto de estar acalorados e incómodos esa tarde de finales de julio. La ancha
riva no tenía compasión con ninguno de los que la transitaban; la superficie
blanca de la piedra trabajaba en connivencia con el sol y reflejaba en sus
rostros la misma luz que les azotaba la espalda.
En seguida
se centra la acción, los temas que preocupan a B aparecen en toda su crudeza:
la sostenibilidad ambiental, la sobreexposición de la ciudad, la acción del
hombre sobre los sitemas, la necesidad de equilibrio y así, el lector, ya es
consciente de las consecuencias o motivos: corrupción política, abusos e
intereses que dejan al margen la colectividad.
Brunetti paseó la mirada por los bancos
del canal, donde el lodo y los residuos de varias décadas habían quedado a la
vista. El cieno azabache empezaba justo por debajo de la marca de las crecidas
y se hacía cada vez más espeso a medida que aumentaba la profundidad. Oscuro y
putrefacto, de olor fuerte y desagradable, resbaladizo y pringoso, tenía el
aspecto de los desechos humanos, y le provocó a Brunetti un asco casi tan
intenso como el miedo.
Como
siempre la novela ha de ir más allá de la investigación policial que sirve como
excusa para enfrentarse al problema social o ambiental que quiere analizar, por
eso siempre encontramos reflexiones sobre el hecho humano porque B es, no lo
olvidemos, un personaje verosímil que se configura con ciertos rasgos
prototípicos para ayudarnos a reconocerlo, pero también reales que le ayudan a
ser, vivir y accionar.
Qué desagradable oír los juicios
negativos que nosotros mismos emitimos, qué difícil enfrentarnos a nuestra
propia intolerancia. Lo mejor que podía hacer Brunetti era encogerse de
hombros.
Como
os he comentado la novela aborda la reflexión moral sobre la acción justa, es
decir, la ética personal frente al deber frío y aséptico se plantea en el
dilema de la resolución de la trama que resulta ser complejo y tramposo, pero
cierto como cualquier dilema moral.
Rememoró
las Euménides y el iintento desesperado de os personajes por comprender la
justicia basada en algo que no sea la venganza. Las furias, sin embargo,
defienden su sed de venganza: «Somos fieras y el hombre no puede desviarnos».
Castigan, siempre pensando en «el mal
cometido» y amenazan con que el perdón «atrapará a la humanidad en el caos
moral».
En Seix
Barral.
Nº de páginas: 352
Editorial: SEIX BARRAL
Idioma: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788432236389
Año de edición: 2020
Plaza de edición: BARCELONA
Traductor: MAIA FIGUEROA
EVANS
Fecha de lanzamiento: 10/03/2020
Un apasionante
caso lleno de actualidad sobre la contaminación y la especulación del
suministro de agua en Venecia.
Desde la residencia donde pasa sus
últimos días postrada en una cama, Benedetta Toso, enferma de cáncer con apenas
treinta y ocho años, quiere hablar con Brunetti de algo que no quiere llevarse
consigo a la tumba. Débil y al borde de la muerte, la mujer apenas consigue
tener algún momento de lucidez y esbozar algunas frases sueltas que implican a
su marido, Vittorio Fadalto, muerto recientemente en un accidente de tráfico,
con un dinero obtenido de forma ilegal y que, en consecuencia, su muerte fue en
realidad un asesinato. «Ellos le mataron», cuenta al comisario.
Desgraciadamente, antes de poder obtener más información al respecto, la mujer
expira su último aliento.
¿A qué dinero ilegal se refería? ¿Quiénes son esos «ellos» a los que Toso acusa
de haber asesinado a su marido? El fino hilo de investigación llevará al
comisario hasta el lugar de trabajo del hombre, Spattuto Acqua, una empresa
privada encargada de vigilar por la calidad del agua en Venecia. Allí, Brunetti
no sólo se enfrentará a la verdad sobre si Fadalto fue asesinado o no, sino a
un caso de soborno entre los empleados con el objetivo de ocultar vertidos
contaminantes en el agua, lo que podría tener consecuencias catastróficas en la
salud de los venecianos.
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