No acabo de acostumbrarme a este calor, me desespera, aunque me guste, me acomoda, aunque me altere. En el tiempo oscuro que todo lo absorbe, que todo lo difumina en una indefinición distópica, como si leyésemos una obra menor de Asimov o nos adentráramos en los cómics postapocalípticos de Zona 84 o Totem, el tiempo parece querer darnos una tregua en nuestro sufrimiento, en el dolor de sentirse vivos a pesar de la extrañeza ante la vida, por eso necesitamos la literatura. Leo una entrevista a través del Twiter de Tusquets de Landero a propósito de su nuevo libro (que leeré en breve, como dice Aramburu, de este señor hay que leer hasta la lista de la compra), tan quijotesco siempre, tan cercano a mi inteligencia, la identificación es asombrosa, con lo dicho, pero intuyo que también con lo imaginado, porque Landero no se avergüenza de mostrarnos que la literatura, lo ficcional, puede ser más intenso que la propia vida que hay que vivirla con responsabilidades, con el dolor de la frustración y la equivocación, sin embargo los libros nos despiertan en nuevos mundos, en dimensiones que sabemos ciertas porque estamos leyéndolas, por eso lo son, porque podemos recrearlas en nuestro cerebro, disfrutarlas, construirlas a nuestro antojo, disfrutar, al fin y al cabo, de nuestro libre albedrío.
Hoy traigo un best
seller, vamos, un libro que ha vendido mucho, tampoco hay que darle más vueltas
ni ser más ortodoxo que un crítico, para nada. La ventaja de estos libros es
que suelen estar bien escritos, muy bien corregidos y editados, hecho nada
despreciable hoy en día, y al menos podemos disfrutar de una literatura
particular que constituyen los superventas. La sinopsis la tenemos al final del
post, pero como leía el otro día, un libro debe desarrollarse de tal manera que
su personaje, incluso que sus personajes, crezcan de alguna manera que pueda
ser plausible al final del mismo, y eso se da de cierta manera. El crecimiento
psicológico, o bien su evolución, son el ingrediente clave que debe tener toda
literatura de personajes, porque estos libros son libros de personajes y
acciones, de tramas bien construidas y de conflictos que crean espacios físicos
y coartadas psicológicas apetecibles para los lectores.
Es cierto, no podemos negarlo, que el escritor quiere
vivir de ello, lo de la bohemia queda muy bien cuando es el Estado el que
alimenta, cuando hacemos creer a la ciudadanía que se debe crear un paraguas
protector para la cultura y la creación, soy escéptico, el dolor creador sale
por cualquier resquicio de nuestro cuerpo, nos atormenta, por eso quien
necesita crear lo hace, hombre, no voy a ser yo el que se ponga en plan cabrón,
para nada, pero una buena beca, una residencia como profesor invitado en una
Universidad( ah, que en este santo país eso para qué), ayuda, por supuesto, y
que te compren el guion de tu novela, ni os lo cuento, de ahí que muchas
novelas las visualicemos, no digo cuando ya son películas, en nuestra
imaginación como si estuviéramos viendo una serie de televisión o una peli; que
sí, que es cierto, que un guion no es una novela, que su estructura es
claramente cinematográfica y maneja otros códigos, pero la lectura del origen
literario es agradable.
―Bueno, hay
gente que me llama «Tío Tom» porque tengo amigos blancos y vivo en un barrio de
blancos. Me acusan de querer ser blanca. ―Rió―. Con lo negra que soy yo, jamás
podré ser blanca, ¿verdad? Por otra parte, otros piensan que debería abandonar
mi trabajo y dedicar mi vida a defender la causa de los negros, Los negros de
piel clara me consideran demasiado negra, y otros negros creen que hablo como
los blancos. Es algo de nunca acabar. Haga lo que haga, siempre hay alguien
dispuesto a atacarme. ―De repente, sonrió―.En cualquier momento me pongo a
cantar Ol’ man river, ¿verdad? Pero tengo muchos otros problemas además de ser
negra.
En su afán moralizador estos americanos son los
reyes de un puritanismo hipócrita que, en ocasiones, hace reflexiones atinadas
sobre diferentes aspectos de la vida, en concreto esta que os trascribo es
interesante sobre el bagaje, la cultura y la perspectiva, no tanto sobre la
juventud o la adultez, sino sobre la adaptación de la superestructura para
acumular poder y riqueza. Los medios comunicación son monstruos que crean
opinión y manipulan el pensamiento, hoy en día van dando paso a las redes
sociales donde cualquiera puede escribir un artículo de opinión, o lo que es
mucho más efectivo, un vídeo con una finalidad de influencia clara. El poder
acumulado ha sido desplazado y su influencia, también, en las tertulias
radiofónicas o televisivas parece que los altavoces van perdiendo volumen
porque cada vez menos gente escucha, ve los sesudos análisis de gente sin alma,
estúpidos profesionales de la nada más absoluta, ignorantes soberbios que no se
despeinan cuando creen estar manipulando a gentes que comprenden el mundo a
duras penas. Pero su autopercepción, “sin la prensa no hay democracia”, “si
desaparecen los periodistas independientes quién va a denunciar al poder”, como
si no estuviesen pagados por esos mismos medios que controlan el cotarro, está
profundamente equivocada (quiero ver el recorrido de las manifestaciones del Black power, o del feminismo militante,
o del pacifismo o ecologismo en la era Biden).
Todo lo que fue puede reconvertirse, como si no hubiera redes en que la gente analiza y opina
sobre lo que pasa y que congregan a millones de ciudadanos que reflexionan y
analizan la realidad (si quieres ver un buen programa de análisis político has
de morir en las redes, si quieres ver un buen programa de cine, lo mismo, si
quieres ver un análisis sociológico de nivel, ni te lo cuento, si quieres saber
algo de entretenimiento, redes, si necesitas conocer el ambiente literario, de
cabeza, si quieres conocer testimonios de primera mano de lo que pasa en
Myanmar, redes, sí, hay grandes periodistas, es cierto, pero el mundo es otro).
Esa soberbia derivada de la performance, siempre me ha chirriado, Ciudadano Kane lo clava y la magnífica
película Mank, remata lo que sabemos.
Siempre he preferido la literatura. El poder sabe adaptarse y servirse del
otro.
―Cubrí tres
guerras y vi muchas muertes en aquel entonces. Pero esta nueva generación que
toma el mando está formada por los desgraciados más fríos y mezquinos que he
visto en mi vida. Para serle franco, me dan un miedo atroz. Acuérdese de lo que
le digo, tan pronto como puedan librarse de nosotros, los viejos, nos
sustituirán por hombres y mujeres jóvenes y elegantes, como ustes, que les
hagan el trabajo sucio. Que hagan tragar a todo el mundo su basura mientras
ellos se quedan ocultos en sus despachos facturando millones y riéndose de
nosotros, mientras el país entero se viene abajo.
Dena no deja de ser el arquetipo prototípico de la
mujer blanca triunfadora, la presentadora sin alma, la ilusión pornográfica del
espectador medio que ve en la imagen la ilusión de su deseo. Por eso, aunque el
personaje evolucione hacia la easy way of
live, vale, muy idílico, con lo cual cumpliría el precepto técnico de crear
un actor viviente y sintiente, me quedo, soy así, con las diferentes ideas
sobre los medios, en estos tiempos, me interesan mucho más, sigo explorando el
universo para descubrir qué es el universo.
Y como había
anunciado Howard Kingsley, los presentadores de telediarios no tardaron en
pasar noticias que cinco años antes ni se les habría ocurrido aceptar. La industria
de las noticias había entrado en un frenesí tan descontrolado que los seres
humanos comenzaban a acechar en masa a otros seres humanos. Los talk shows
ofrecían dinero a cualquier persona que saliera al aire a hablar de los
detalles de su vida sexual o que apareciera por la televisión discutiendo con
todos sus parientes al mismo tiempo. Estaba claro que había llegado el momento
oportuno para que prosperase aquella idea del fin de la vida privada. Resaltar
lo peor de la conducta humana se convirtió en un gran negocio y, cuanto más
competían los programas por subir los índices de audiencia, más hacia el fondo
del barril se hundían.
En Salamandra.
Nº de páginas:448
Editorial:S.A.)
SALAMANDRA (PUBLICACIONES Y EDICIONES SALAMANDRA
Idioma:CASTELLANO
Encuadernación:Tapa
dura
ISBN:9788478886074
Año de edición:2001
Plaza de edición:BARCELONA
Traductor:VIVIANA
WERBER
Tras el éxito de la
inolvidable Tomates verdes fritos, que se repitió con
la versión cinematográfica de la novela, Fannie Flagg vuelve
a deleitarnos con personajes de carácter fuerte y situaciones tan reales como
la vida misma.
Dena Nordstrom, una joven
entrevistadora de televisión, ha llegado al estrellato y goza de gran prestigio
-incluso ha sido nominada para un Emi-, pero su vida personal está muy lejos de
ser satisfactoria. Cuando regresa a pasar una temporada con su familia en
Elmwood Springs, un pequeño pueblo de Misuri, para curarse de una úlcera
provocada por la intensa actividad laboral, Dena se reencuentra con sus viejos
amigos y vecinos de la infancia.
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