sábado, 2 de mayo de 2020

Del color de la leche, The Colour of Milk, Nell Leyshon


Del color de la leche - Sexto Piso España - Sexto Piso es una casa ...Cerremos por un momento los ojos y pensamos que nos hemos tomado la píldora roja, que hemos desechado, aunque sea por un breve lapso, la píldora azul que tomamos todos los días y nos permite convivir con Twitter, Facebook o Instagram; pensemos que hemos dejado a un lado la prensa sin contenido, los artículos inanes, los comentarios vacuos de la televisión; cerremos los ojos, creamos con fuerza que hemos tomado esa píldora que nos hará vomitar, convulsionarnos y abrir de repente los ojos; imaginemos que no escuchamos los interminables discursos del Gran Padre Mandarín en su Feliz Gobernación, ni al Conciliador, normalmente un Dictador de entre las castas (divino Espinosa, siempre te agradezco la claridad de tu literatura); imaginemos que creemos en la individualidad y respetamos el pensamiento, que optamos por lo ético, que se nos revela la verdadera moral del hombre. Entonces no nos moveríamos de manera acompasada, no bailaríamos al son de las trompetas que llaman al establo y entenderíamos que somos seres únicos. Pero abrimos abruptamente los ojos y nos decidimos por la pastilla azul, tenemos el móvil al alcance de la mano, al fin y al cabo el banquete de la abundancia imaginaria es más llevadero que una vida con dignidad.

Mary casi no sabe leer ni escribir, no sabe, pero aprende en el abuso, en la lascivia, en el dolor de la anulación. Metáfora sin concesiones del acceso al pensamiento: solo a través del dolor de la disciplina llegamos a conocer lo oculto. Su precio es inmenso, desorbitado, injusto, ella solo tiene quince años, pero el pastor, buen pastor de las fábulas, la conducirá por una iniciación obscena en el conocimiento, mas solo de la biblia, lógicamente, solo hacia la palabra del señor, doble señor, el buen pastor de la fábula y el pastor que a todos nos dirige. ¿Pretende la autora establecer un paralelismo?¿Solo es el patriarcado quien dirige hacia el sacrificio y la perdición?¿Es el hombre quien se goza de las flores del mal? Difícil saberlo, no hago el intento de saberlo, porque Mary sufre su recompensa con el sacrificio que le impone la agresión constante. Mas ella se liberará, pero los hombres no podrán perdonarla, creo entender, que ni en su condición de víctima, ni en su condición de mujer. Cada lector que aprenda a leer.

y había dos palabras y yo supe que eran dos porque él me mostró que había un espacio entre las palabras.
y leí las palabras.
la.
biblia.

Mary se empodera. Mary supera la violencia del padre. Mary se sobrepone a la pasividad de la madre. Mary se dedica a la dependencia. Mary desea. Mary es entregada como ofrenda virginal al sacrificio que supondrá el conocimiento. A cambio Mary nos cuenta, lo hace con una sintaxis sencilla, coloquial, intensa y fresca; no todo el libro lo consigue, pero se desliza bien por la trama.

este es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano.
en este año del señor de mil ochocientos treinta y uno yo todavía estoy sentada al lado de mi ventana. el viento entra por las grietas del marco.
estoy cansada de hacer esto y me duele la muñeca de hacer esto.
pero me prometí a mí misma que escribiría la verdad y las cosas que pasaron. eso es lo que voy a hacer.
y mi pelo es del color de la leche.

Así que la autora opta por el testimonio, por la narración sin mayúsculas, pretendiendo trasmitir al lector toda la autenticidad del auto relato otorgado. La escritura es tan sencilla que se convierte en puro hipnotismo, te absorbe sin remedio con esa franqueza y asombrosa lucidez de la que dota al relato.

escribir lleva mucho tiempo. hay que deletrear y copiar cada palabra encima de la página, y cuando termino tengo que volver a mirar para ver si las he elegido bien.
y algunos días tengo que pararme porque tengo que pensar en qué es lo que quiero decir. y en por qué lo estoy diciendo.
y tardo más tiempo en escribir sobre algo que ha pasado que lo que tardó en en pasar.
pero tengo que escribir rápido porque no tengo mucho tiempo.

El abuso sistemático queda demasiado topicalizado como en un cuento para niños para que pudieran entender la crueldad inagotable hacia ella, pero es demasiado esquemático previsible y moderno. Ella es más compleja que la resolución de la trama, por eso mantengo que la trama y Mary se rebelan contra la autora que se deja vencer por un peso de modernidad incompatible con la dimensión épica del personaje. La tragedia y la catarsis necesaria, el castigo del hombre es un rigor innecesario en la literatura que es realidad ficcionada, no la realidad.

el picaporte giró muy despacio y yo salí de la cama y traté de cerrarle la puerta en la cara, pero él la empujó y la abrió y me empujó contra la pared. y entró en la habitación y cerró la puerta y puso su vela encima de la caja. y me empujó encima de la cama. y se subió encima de mí y yo no me podía mover.
¿qué ha pasado?, me preguntó. ¿es que he sido cruel contigo? siempre te he tratado bien, ¿verdad? siempre te he cuidado.

La ceguera de la violencia, el poder arbitrario, el dolor y la reivindicación de la mismidad, de ser incluso en un ambiente de hostilidad absoluto, de barbarie sin concesiones. sextopiso


Año: 2013
Edición: 1ª
Formato: Rústica
Género: Novela
Páginas: 174

Elias Canetti escribió que en las escasas ocasiones en que las personas logran liberarse de las cadenas que las atan suelen, inmediatamente después, quedar sujetas a otras nuevas. Mary, una niña de quince años que vive con su familia en una granja de la Inglaterra rural de 1830, tiene el pelo del color de la leche y nació con un defecto físico en una pierna, pero logra escapar momentáneamente de su condena familiar cuando es enviada a trabajar como criada para cuidar a la mujer del vicario, que está enferma. Entonces, tiene la oportunidad de aprender leer y escribir, de dejar de ver «sólo un montón de rayas negras» en los libros. Sin embargo, conforme deja el mundo de las sombras, descubre que las luces pueden resultar incluso más cegadoras, por eso, a Mary sólo le queda el poder de contar su historia para tratar de encontrar sosiego en la palabra escrita. En Del color de la leche, Nell Leyshon ha recreado con una belleza trágica un microcosmos apabullante, poblado de personajes como el padre de Mary, que maldice a la vida por no darle hijos varones; el abuelo, que se finge enfermo para ver a su querida Mary una vez más; Edna, la criada del vicario que guarda tres sudarios bajo la cama, uno para ella y dos para un marido y un hijo que no tiene; todo ello, enmarcado por un entorno bucólico que fluye al compás de las estaciones y las labores de la granja, que cobra vida con una inocencia desgarradora gracias al empeño de Mary de dejar un testimonio escrito del destino adquirido, al cual ya no tiene la menor posibilidad de renunciar.

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