jueves, 26 de marzo de 2020

La tentación del perdón, The Temptation of Forgiveness,Donna Leon


Resultat d'imatges per a "la tentacion del perdon"Nunca se dicen las cosas demasiado si son importantes, no cantinelas exculpatorias, autocomplacientes o engañosas; nunca es demasiado tarde para reconocer lo que hacemos mal, eso tranquiliza a nuestro entorno, ni para tomar las riendas de una situación que se nos ha ido de las manos. Vivimos tiempos extraños, colapsados por la inmediatez donde todo es futuro y el pasado ha muerto de extenuación. No hay presente, la contemporaneidad de las noticias, los mass media, las redes sociales, adelantan al presente como si se tratase de un episodio de Star Trek, por ejemplo. Nada es real. Nada. Las noticias son falsas, las imágenes son falsas, y la realidad nos suena tan fake como la ficción, por eso la literatura sirve de refugio y sosiego, al menos la lectura, la que sea, porque si estás más de media hora con el twitter, te agobias, te hundes en lo pantanoso de la maldad humana, de la imbecilidad absoluta, de la estulticia moral. Las paranoias de ellos nos invaden a nosotros. No digo nada de la tele o la radio que, evidentemente, me niego a ver estos días, donde el comentarista de turno (¿qué estudió, dónde, con qué expediente, cuál es su inteligencia?) es capaz de hablar sobre el desastre de la deuda y de la mutación del COVID-19, fascinante. Vivimos una época de sabios mediáticos. Que dios nos pille bajo confesión. Por eso leo, claro que leo, y por eso os recomiendo el blog de mi hermano José del Olmo que nos reconforta con su ironía y su mala leche habitual.

En la vida no hay narradores. Está llena de mentiras y de medias verdades, y en realidad nunca estamos seguros de nada. Eso me gusta.
Entonces ¿la ficción realmente es ficción?

Como me he propuesto dejar varias entradas en mi confinamiento forzoso, hoy voy con la última que he leído de Brunetti, la número 27. Es curioso que no me llama la atención el número, no me da respeto. Me pasa igual con Camillieri (¿soy yo o he visto en el cuerpo central de la novela semejanzas importantes con mi amado Montalbano?) deseo leerlo. Soy un adicto a ciertos personajes. De hecho me he animado y voy a leer, sin que sirva de precedente, otra de Wallander, sí, voy a hacerlo (sabéis los que me conocéis que leo una cada tres o cuatro años porque me niego a que se me acaben, la última fue Antes de que hiele, así que me toca Huesos en el jardín; revisando mis notas la última la leí en agosto de 2015). Como os decía, en estos tiempos uno necesita perspectiva, despejar la mente. Hace mucho que mi cerebro me dice que algo está pasando, que algo cambia, que algo se mueve. Y vaya si se ha movido.
Brunetti. Sí, es él. Hecho de menos mayor presencia de su familia, Paola aparece más para reconvenirle en la parte final de la novela, con razón, que para ser el contrapunto familiar que aquí abandona bastante y se centra más en su relación profesional con Claudia Griffoni , esta sí, como contrapeso real ideológico y representante de un activismo feminista muy interesante. Esto me llama la atención porque le va peso a un personaje que me ha parecido en otras entregas notable, con muchas posibilidades y, la verdad, se nota su presencia en los interrogatorios y en las diferentes acciones de la trama.

No lo creo. Y tampoco creo a todos esos ancianos que dicen que tuvieron que matar a sus pobres esposs porque estaban sufriendo y ellos no podían soportar ver a la mujer que amaban convertirse en alguien distinto por culpa del alzhéimer. —Apretó el puño sobre la mesa. Dime de una mujer que haya puesto la misma excusa para matar a su marido.

Están presentes, por supuesto, sus denuncias sociales, su perspectiva sombría sobre la corrupción o la política; no nos decepcionan. Por eso esta perenne crítica al sistema nos proporciona una actitud ética ante el abuso importante porque Brunetti tomará esa vía en sus resolución en la novela.

Lo cerró preguntándose cómo era posible que todas las ediciones contuvieran al menos ocho páginas de titulares que pregonaban profundos cismas y nuevas formaciones que remodelarían por completo el mapa político del país mientras no pasaba ni cambiaba nada.

Y Venecia, la ciudad irreal de los canales, de los palacios y de la turistificación, de los comercios regidos por chinos, de las tiendas de artesanía falsa, de la comida rápida, de los vaporettos y cruceros. La Venecia eterna que se configura como personaje necesario de la novela. La pregunta que nos asalta es si vivirá a la masificación de los espacios y si estos no se convertirán en una dysneilandia para adultos.

Brunetti giró hacia el Gran Canal y después siguieron por la riva, no hubo necesidad de dirigir a la professoressa. Tenían el puente de Rialto a la derecha y lo atravesaron como si estuvieran en unas escaleras mecánicas, atrapados por los que iban delante y detrás, sin poder detenerse, sin poder adelantar, sin permitirse una pausa por si los de atrás los pisoteaban.

Me gusta, aunque el personaje tiene muchos rasgos del esquematismo tópico de una serie tan larga, vamos, cierta esquematización, me gusta, digo, la perspectiva cabal con la que consigue construir un discurso, muchas veces, inteligente.

Brunetti odiaba los efectos que las drogas tenían sobre las personas, odiaba la influencia corrosiva que ejercían sobre los mejores espíritus y, sin embargo, vivía con tres personas que opinaban que deberían ser legales. Respuestas fáciles. ¿Por qué la gente siempre quería respuestas fáciles?

En esta novela además de los temas expuestos:feminismo, política, drogas, se añade el fraude a la seguridad social en la dispensa de medicamentos, el fraude y la mala praxis de los ciudadanos que ven en el engaño avaro una manera legítima de proceder.

Le dije que quería comentárselo a mi doctora y, cuando lo hice,ella me contestó que los medicamentos [la novela se refiere a los genéricos] no eran iguales: que el que ella me recetaba costaba más porque se había demostrado que era mejor.

Pero a pesar de todo, Brunetti es un héroe moderno, a pesar de su esquematismo, su encasillamiento en alguna ocasión, la autora consigue superar esas dificultades y añade un elemento que lo humaniza, es decir, lo evoluciona y nos reconcilia con el protagonista. Su actitud ética se tambalea y no actúa correctamente, lo sabe. Sí, lo sabe, por eso es humano.

¿Has pensado que podrías equivocarte con Donato como te has equivocado con Gasparini?

Seix Barral.

Editorial: Seix Barral
Temática: Novela negra | Crimen y misterio
Novela contemporánea
Colección: Biblioteca Formentor | Serie volumen independiente
Traductor: Maia Figueroa Evans
Número de páginas: 336
Mientras se enfrenta a un problema de posibles filtraciones dentro de la Questura, Brunetti recibe por sorpresa a una amiga de Paola, su mujer, muy preocupada por la extraña actitud de su hijo adolescente. Cuando a medianoche el marido de la amiga aparece inconsciente y con graves daños cerebrales a los pies de un puente de Venecia, Brunetti empieza a pensar que el caso tiene que ver con el comportamiento de su hijo. Pero el camino hacia la verdad, como sabe por experiencia Brunetti, no suele ser una línea recta: un registro minucioso del despacho de Gasparini revela una cantidad inusual de cupones de descuento propiedad de una tía anciana, lo que termina revelando una estafa dirigida al sistema sanitario veneciano.
En la nueva entrega de Brunetti, el famoso comisario investigará sobre una mujer dividida entre el deber a su familia, el deber a la sociedad, las consecuencias imprevistas de las malas decisiones y la tentación de perdonar un crimen que nace del corazón.



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