miércoles, 21 de agosto de 2019

El ángel quenos mira, Look homeward, Angel, Thomas Wolfe

El ángel que nos mira (Clásicos)Las tormentas nos asaltan en la parte final del verano y contrastan con días de un calor extremo, tomo la bici de montaña y me adentro por las soledades selváticas llenas de pinos y zarzas, acabo con mis brazos y mis piernas arañados, sangrando, con un dolor terrible en los músculos, dolorido, cansado, sediento, pero mi alma respira con mayor fuerza, quiere abarcar todo el espacio que se condensa en un periodo sin tiempo, lleno de contrastes que me llevan a la cara árida de una cumbre, a los inabarcables paisajes que me golpean en el hígado y me hacen sentir que estoy vivo, sí, vivo, la pregunta que no puedo parar de hacerme, que me ronda, que me nutre, vivo, ¿estoy vivo?, o no, mis muertes, algunas, me llevan a respirar con pasión y abarcar, me llevan a sentir el dolor físico, la alegría, las sensaciones multiplicadas en la piel, la majestuosidad de un todo inabarcable, pero que se manifiesta en mi corazón que late con fuerza, rítmico y caótico, como la selva y el desierto, el frío y el calor, el sudor y la sed, todo me llena de la fuerza sin igual de la naturaleza, me hace más hombre, más humano, más sensible, más vulnerable, más yo,

y llega Wolfe, llega a mí, exuberante, radical, salvaje, portentoso, luz, sombra, verbo incontenible y sabio, monumental, sí, como la naturaleza del Sur en que vive, como los contrastes imposibles de su familia, de sus amores o del viaje que Eugene hace por sí mismo, genial porque es capaz de hacer que se me pongan los pelos de punta, porque la tercera parte de la novela es soberbia, antológica, llena de contrastes y sabiduría literaria, sí, no sé cuánto se ha escrito en España de este autor, lo desconozco, imagino que habrá tesis doctorales en Estados unidos e Inglaterra, que se habrá escrito cientos de páginas, muchas más de las que escribió nuestro autor, pero tengo que mostraros el talento literario, su capacidad descriptiva, su asombrosa perspicacia a la hora de confeccionar los retratos de los personajes, las relaciones familiares, es capaz de mantener las coletillas lingüísticas, el pensamiento lineal en cada uno de ellos y trabajar la psicología del héroe, sí, del héroe protagonista que debe asumir su destino y sobre el que, en cierta manera, pivota la acción que empieza con Gant, con el mostruo viril, con la fuerza de la naturaleza que fundará la familia junto con Eliza, sin embargo el hijo menor encarna la personalidad, es matizado psicológicamente y vemos cómo crece, su infancia, su juventud adolescente y su estancia en la universidad, su viaje iniciático y la catarsis que le lleva a tomar las riendas dde su vida y romper con el peso de la familia, sí, todo con una inteligente disposición en tres parte y cuarenta capítulos, que en su tercera parte eclosiona literariamente y hace que el estómago se te enconja finalizando con un capítulo cuarenta tremendo, he de reconoceros que se me han puesto los pelos de punta de la emoción, me ha embargado la congoja que nos asalta cuando la literatura golpea nuestras entrañas y sabemos que estamos participando de un descubrimiento, oracular, lleno de inteligencia jugando con las sombras del presente, del pasado y del futuro, junto a los ángeles de mármol que deambulan observando pasar la vida, sí, cerrando la novela en un círculo estilístico que solo puede conmovernos,

Y por un instante, las mil formas de Ben y de él mismo quedaron estampadas en el espacio plateado. Allí, en la esquina de la calle Academy, Eugene observó su propia aparición; allí, junto al ayuntamiento, se cio caminar levantando las rodillas; allí, sobre el bordillo de la acera, se quedó plantado, poblando la noche con la gran legión perdida de sí mismo: mil formas que venían, que pasaban,que se tejían y variaban en un cambio sin fin, y que permanecían en su inmutable Yo.

es así como uno se encuentra, enfrentándose a su alter ego, en este caso a Ben, su hermano, antihéroe que encarna la permanencia y la aasfixia de no poder escapar, que encarna el amor y el sufrimiento, hacia él, claro, y hacia su propio ser dolorido, enfermo y humillado, pero como contraste, abre las puertas a la catarsis del héroe,

Tonto —dijo Ben—,¿qué quieres encontrar?
Quiero encontrarme a mí mismo, y el término de mi afán, y el mundo feliz —respondió—. Pues creo que hay un puerto al final de todo. ¿Oh, Ben, hermano, fantasma, desconocido, tú que no hablas nunca, dame ahora una respuesta!
Entonces, mientras él pensaba, dijo Ben:
El mundo feliz no existe. El afán no tiene fin.
¿Y una piedra, una hoja, una puerta, Ben? Su lengua, sin hablar, siguió diciendo Quién eres tú, que nunca fuiste, Ben, imagen de mi cerebro, como yo del tuyo, mi fantasma, mi desconocido, que has muerto,que nunca viviste,como yo? Pero sí, imagen perdida de mi cerebro soñador, tienes lo que yo no tengo...¡dame una respuesta!

y así llego al principio, a la intención del autor, a cómo recrea su yo en una novela, su yo ficcional, su familia ficcional, sus conocidos ficcionales, cómo la literatura rehace la realidad y, a partir de esta, crea mundos que no han sido, pero son desde el mismo momento en que se escribe, ya que, en cierto sentido, la realidad es ficción y viceversa,

Por consiguiente, si algún lector dijera que el libro es «autobiográfico», el autor no podría contestarle; a su entender; toda obra seria de ficción es autobiografía.[...] Ficción no es realidad, pero la ficción, es una realidad seleccionada y asimilada, la ficción es una realidad ordenada y provista de un designio.

y avisados llegamos a la primera parte, al golpe inicial, al inicio del relato, a la sucesión infinita de palabras que nos hieren golpeando el corazón lector sin piedad, declarando, sin ningún género de dudas, lo que nos espera, la sucesión, la inteligencia, la narración lírica que nos va a envolver haciéndonos mejores lectores, la sensación caliente que nos previene contra el dolor, porque vamos a sufrir, vamos a querer dejarla, vamos a pensar que es larga, vamos a quedarnos sin aliento, pero entonces llega la literatura para darnos ánimos e insuflarnos un aliento que nos obliga a continuar hora tras hora, día tras día,

... una piedra, una hoja, una puerta ignota; de una piedra, una hoja, una puerta. Y de todas las caras olvidadas.
Desnudos y solos llegamos al desierto. En su oscuro seno, no conocimos el rostro de nuestra madre; desde la prpisión de su carne, viinimos a la prisión indecible e inexplicable de este mundo.

empiezan, pues, las acciones y, por ende, los personajes que aparecen, Gant padre, magnífico hecho a trompicones, a golpe de pensamientos apenas hilvanados, en oraciones impactantes y cortas, una sucesión en que las ideas se golpean y el lector no debe hacerlo por el autor, sino que ha de dejarlas fluir y que se instalen en su cerebro,

La ciudad está llena de truhanes y rateros, a ver quién puede más. Es una buena historia. La policía llega con media hora de retraso. Aparecen y te piden que los acompañes. Francesas. Criollas. La hermosa heredera criolla. Carrera de embarcaciones a capor. Capitán, van a alcanzarnos. No me dejaré vencer. Salvaremos la dificultad. Emplee la pólvora, dijo ella con orgullo. Hubo una explosión terrible. Él la agarró cuando se hundía por tercera vez y nadó hacia la costa. Ellas se empolvan detrás de la ventana, chascándote los labios. O más bien a los viejos.

además la novela presenta multitud de personajes, usa el estilo directo y los diálogos son ricos y veraces, esta escena con el empresario de pompas fúnebres del capítulo catorce, los médicos y cirujano es genial, juega con los equívocos y su dinámica se construye desde la ironía y la acerada capacidad para definirlos,

Lo hemos herido en lo más vivo. Pensé que iba a herniarme, doc, cuando dijiste aquello de embalsamar el corazón destrozado del dolor.

y estas escenas dan paso, como he comentado, a retratos perfectos de una técnica literaria extraordinaria, la novela está llena de ellos como este extracto de uno sobre Luke del capítulo dieciocho,

Su boca grande estaba siempre dispuesta para la risa, incluso cuando tartamudeaba con irritación o el nerviosismo nublaba su semblante; una risa fantástica, exultante; loca. Había en él una exuberancia diabólica, una inteligencia salvaje que no procedía del cerebro. Ansioso de alabanzas, de estimación pública, y experto en congraciarse con la gente,e ste demonio se apoderaba de él en los momentos más inesperados, en los ambientes más dignos, cuando hacía todo lo posible para mantener la buena opinión que los otros tenían de él.

imaginemos, pues, un libro monumeltal que alterna la poesía, la tercera persona y un narrador que domina, en ciertos sentidos, las acciones y a los personajes, cartas donde observamos convenciones, relaciones personales en estilo directo que dotan de realismo la acción y la presencia del escritor, sí, la observamos cuando se deja llevar por el torrente irrefrenable de las palabras, cuando no puede parar y deja fluir en ese torrente que tanto me gusta, la literatura,

el pan que voy a buscar será comido por extraños. Traigo carbón y parto leña para calentarlos. humo. Fuimus fumus. Toda nuestra vida se va en humo.No hay estructura, no hay creación en ello, si siquiera la estructura famosa de los sueños. Baja, ángel; susurra en nuestros oídos. Nos extinguimos en humo, y hoy solo recibimos cansanncio en pago del trabajo de ayer. ¿Cómo podemos salvarnos?

incluso el sexo es selvático, exuberante, con reminiscencias primitivas, es un alud tormentoso de imágenes en una sucesión asmática; hoy en día ¿quién puede escribir con esta libertad creativa?

Ella Corpening abrió la puerta del fondo, que daña a otra habitaion. Había allí dos camas sucias y arrugadas; la única ventana estaba cerrada y cubierta con una vieja cortinilla verde. La mujer encendió una lámpara pequeña y humeante, y bajó la mecha.

hay, además, un sinfín de reflexiones políticas, conexiones con el tiempo en que se desarrolla la la acción y ciertos pensamientos arraigados en una persona del sur en los albores del sXX,

Eugene pensó en la bella institución de la esclavitud humana, por cuya conservación habían luchado valerosamente sus antepasados maternos que no tenían esclavos. ¡Bendito sea Dios, mi amo! El viejo Moisés no queire ser un negro libre. ¿Cómo podría ser libre sin amo? No quiere morirse de hambre con los negros libres. ¡Hala, hala,hala!
Filantropía. Pura filantropía. Se enjugó una lágrima de un ojo.

y llegamos a Eugene, el menor, el que estudiará, en quien fiarán sus padres y hermanos el futuro, un futuro glorioso en el pensamiento de Gant, un futuro que destapará celos y miserias, que hará de nuestro personaje un héroe, que crecerá y se hará,. que se enamorará y sufrirá, que será el rey del mundo y el más miserable de los hombres en Virginia, Eugene, plasmación literaria del autor, dicen, dice, confiesa, se presentará como un hombre nuevo, alguien que ha de romper con lo anterior, superarlo, hacerse, crear,

Encerrado en su gran ciudad amurallada de visiones, su lengua había aprendido a zaherir, y sus labios a burlarse, pero los fuertes arañazos del mundo no habían hecho mella en su vida secreta. Una y otra vez se había visto empantanado en el lodazal gris de los hechos. Sus ojos crueles no habían dejado de percibir el significado de cualquier acción, su abrumado y amargado corazón se había achicharrado en su interior como un lingote al rojo, pero todo su duro saber se fundía al calor de su imaginación. No era un niño cuando reflexionaba, pero sí cuando soñaba, y era el niño soñador quien regía sus creencias. Quizá pertenecía a una raza humana más vieja y sencilla: la de los hacedores de mitos.

y aparecen los amores y desamores, Laura como amor adolescente y rompedor, como una novela romántica dentro de la acciónd el relato, con sentimientos hiperbólicos, situaciones almibaradas, amor kitsch que suena como una reminiscencia de los primeros libros que Eugene leyó, llenos de situaciones tópicas y, he de decirlo, deliciosas y cursis,

¿Me escribirás en cuanto llegues? ¡Por favor!
Sí. Mañana...Enseguida.
Él se inclinó de pronto y murmuró:
Laura...volverá.¡Volverá!
Ella volvió la cara y lloró amargamente. Él volvió a sentarse a su lado, y ella le estrechó con fuerza, como si fuese un chiquillo.
¡Querido!¡Querido! ¡No me olvides nunca!

y llegamos a la tercera parte, al capítulo treinta y tres, fundamental, rompe con el Eugene estudiante-adolescente y este se convierte en un homo viator adulto, su viaje iniciático rompe con el pasado y le permitirá desanclarse para proyectarse en una reivindicación de su personalidad, hambre, sudor, depravación y vagabundeo, dolor, Virginia como un El Dorado, tierra prometida, nueva Arcadia de la industria de guerra, Eugene se enfrenta a sí mismo y a sus fantasmas, al de Laura y del amor, al alcohol,con el sufrimiento para apreciar la vida en un capítulo extraordinario vivo con una prosa potente e impactante, donde ya aparece Eliza completamente caracterizada, como una caricatura de sí misma, huraña y tacaña, obsesionada con el dinero y las propiedades, con el sueño americano del éxito,

Eliza, atareada y ajetreada en su negocio del verano, había añadido unas cuantas líneas prosaicas. No gastes su dinero. Come mucho y bien. Cuídate. Sé buen chico.
El chico era una delgada columna de hueso y piel morena. había perdido más de doce kilos durante el verano: medía más de un metro ochenta y pesaba poco más de sesenta kilos.

si es importante el capítulo anterior, no menos impactante es el treinta y cinco con la muerte de Ben, su benefactor, su hermano real, su alter ego, el antihéroe que le compensa, la permanencia frente a la ausencia, capítulo fundamental, digo, porque la familia se enfrenta a sí misma, Eliza a su obsesión patrimonial, Gant el eterno enfermo de cáncer abstraído en su egoísmo, Helena servicial, Luke auténtico, pero temeroso, Ben terminal, sus pulmones se agotan, el análisis de la situación, su descripción hacen de este algo memorable, sinceramente no pensaba que loo superaría el último, pero la literatura es así de maravillosa,

Embargado por la terrible visión de toda la vida en un momento, pareció alzarse incorpóreo e ingrávido sobre las almohadas —una llama, una luz, una gloria— para unirse al fin en la muerte al negro espíritu que había velado cada uno de sus pasos en su solitaria aventura sobre la tierra; y lanzando el furioso dardo de su mirada, contotal y definitiva comprensión, sobre la habitación con su cortejo gris de amores baratos y de romas conciencias, y con todas las inciertas máscaras de la desolación y de la confusión desvaneciendose ahora en la brillante ventana de sus ojos, pasó instantáneamente, ceñudo e impertérrito,como había vivido, a las sombras de la muerte.

antes de finalizar no me resisto a dejaros este fragmento del capítulo treinta y siete, dejándose llevar por la furia poética, por la vehemencia, la enumeración caótica que consigue impactarte con su belleza literaria, desgarrarte y arrastrarte hacia abismos insondables de tu alma, me encantan estos fragmentos donde consigo emocionarme, encontrarme, de cierta manera, cerca de los dioses que nos han configurado, disfrutando de una técnica extraordinaria y de una construcción formal donde las enumeraciones de tres elementos sirven como nexo de unión para toda la obra, es, simplemente, de una calidad y una belleza apabullante,

Una luz barre la colina. (No volveremos.) Y sobre la villa, una estrella. (Sobre todos nosotros, sobre todos nosotros queno volveremos.) Y sobre el día, la oscuridad. Pero sobre la oscuridad... ¿qué?
No volveremos. Nunca volveremos.
Sobre la aurora, una alondra. (Que no volverá.) Y viento y música lejana. ¡Oh, pérdida! (No volverá.) Y sobre tu boca, tierra. ¡Oh, fantasma! Pero sobre la oscuridad...¿qué?
El viento azotaba los arbustos; las hojas marchitas estaban temblando.
No volvermos. Nunca volvermos. Era octubre, pero nosotros no volveremos nunca. ¿Cuándo volverán ellos? ¿Cuándo volverán ellos?
El laurel, el lagarto y la piedra no volverán. Las muejres que lloraban en la puerta se han ido y no volverán. Y el dolor y el orgullo y la muerte pasarán y no volverán. y la luz y la aurora pasarán, y la estrella y el canto de la alondra pasarán y no volverán. Y nosotros pasaremos, y no volveremos.
¿Qué cosas volverán?¡Oh! La primavera, la más cruel y la más bella de las estaciones, volverá. Y los hombres desconocidos y enterrados volverán, en hojas y en flores volverán los desconocidos enterados, y la mierte y el polvo nunca volverán, pues la mierte y el polvo morirán. Y Ben volverá, no morirá de nuevo, enflores y en hojas y en música lejana, volverá.
¡Oh fantasma perdido, azotado por el viento, vuelve!

Si os habéis emocionado como yo podéis encontrarla en Aldemar.



Traducción de José Ferrer Aleu
Colección: Clásicos / CLS-011
año: 2009
ISBN: 97884-7702-632-7
págs: 736
precio: 36,10EUR
Pese a su prematura muerte, Thomas Wolfe (1900-1938), como Proust o Kafka, ha dejado una honda huella en la literatura contemporánea, y su estela se hace visible en escritores de la talla de William Faulkner, Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Jack Kerouac o Philip Roth.
Tomas Wolfe nació en Ashville, capital de un condado montañoso en el Estado de Carolina del Norte. Su padre, próspero escultor de monumentos funerarios, permitió a Wolfe estudiar en la universidad, donde se graduó en 1920. En otoño de ese año se matriculó en escritura dramática en la Universidad de Harvard. La muerte de su padre en 1922 fue un revés que marcó el resto de su vida. Un año después se fue a vivir a Nueva York, donde dio clases de lengua esporádicamente durante siete años. En el verano de 1925, Wolfe viaja a Europa y comienza a escribir su primera novela, El ángel que nos mira, que se publicará en 1929 con la ayuda de Maxwell Perkins, el más prestigioso editor de la época. Wolfe se entrega entonces a la literatura en cuerpo y alma y redacta centenares de folios que luego se condensarán para convertirse en Del tiempo y el río (1935), su segunda gran novela. En 1938 cae enfermo de neumonía en un viaje a Seattle. Ingresado en un hospital de Baltimore, falleció días después de tuberculosis cerebral.
El ángel que nos mira es una novela de iniciación que narra los avatares y experiencias del joven Eugene Gant, al tiempo que retrata con vividez y detalle la vida en el profundo Sur norteamericano de principios del siglo XX. El afán de exhaustividad narrativa de Wolfe, que le lleva a comenzar su historia con la azarosa vida de Oliver Gant, padre del protagonista, convierte el relato en una gran saga autobiográfica, elogiada unánimemente por la crítica de su tiempo.

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