Hace
tiempo que quería leer este libro. A veces nos vienen recomendados
desde donde no lo esperamos o nos llegan porque nos han de llegar. La
sugerencia había quedado en el saco de lo posible, en lo que ya
haré, vamos, con lo cual había pasado el tiempo y el libro; pero
los caminos de la ficción son multidimensionales, así que apareció
y me sugirió que lo leyese, es la virtud de los libros, son capaces
de hablar con el lector y hacerle comprender hasta qué punto lo
necesitaba. Pura supervivencia.
En
este caso no voy prevenido, mejor hubiera sido hacerlo, así que me
lanzo a la piscina a ver si encuentro algo definitivo, siempre caigo
en errores pasados. El libro se deja leer en verano, con el calorcito
y la piscina a tus pies, así ha sido como lo he hecho, con la
comodidad del que no ha de pensar, con la tranquilidad de una trama
razonable y una pulcritud de profesional, la del escritor. Así que
me adentro en Tánger, Melilla, Tetuán, en el mundo de los judíos y
de sus negocios, en la familia que va haciéndose con el dominio de
lo contado y recrea la historia a golpe de personajes. Desde mi
modesto punto le falta nervio creativo, es algo convencional la
historia, pero cumple el objetivo que debe haberse fijado la
editorial, que entretenga construyendo una trama que explique y nos
cuente algo.
Y
en ese algo es donde me pierdo, me pierdo en la historia de los
judíos africanos, en el heroísmo de Samuel y en su vida entre el
querer ser y el ser real; me pierdo en el esquematismo de Mercedes,
tal vez es la intención del autor, no lo sé, en ese personaje que
navega por la planicie de la nada vital, y claro, reflexiono que el
problema lo sigo teniendo yo, si es que no me interesan los
personajes que son demasiado reales, como Mercedes, planos, que viven
la vida como una sucesión ordenada de aconteceres, sin más riesgo
que el té con una amigas, no, no me interesan, es lo que hay, para
eso ya me tengo a mí mismo. Son personajes que reflejan situaciones,
la esposa que ha vivido siempre a la sombra del marido, una vida
regalada, y que juzga con severidad que este no se haya convertido en
un hijo, en un monigote que pudiera manipular y recrear en sus sueños
de niña tonta, por eso tras la muerte viene la reconstrucción, y
ahí el auotr me gusta, porque da con una clave literaria, es decir,
que la ficción y la memoria van de la mano, que los recuertdos no
son más que hojas de libros que hemos reescrito para adecuar lo real
a l o imaginario, soñado y querido pensar.
Cuando
ya no quedaba nada en la casa que le recordara a él, empezó a
inventarse o a reconstruir un Samuel a la medida de sus necesidades.
A Miriam no se le escapó esa transformación. De no hacer jamás la
menor mención a Samuel pasó Mercedes a recuperar recuerdos de la
época en que las niñas eran pequeñas y no había conflictos en el
matrimonio: ¿se acordaban de cuando papá las iba a buscar a la
salida de misa y las llevaba a tomar el aperitivo en la Avenida?, ¿y
de cuando hacía volar un globo para Rosh Hashaná?, ¿y de cuando se
quedaba traspuesto en las reuniones de la Gota de Leche?
Es
cierto que la novela hace un esfuerzo por explicar la descolonización
y la inseguridad de Melilla en los años sesenta, al igual que ofrece
algún retazo de elementos históricos como el desarrollismo impulsor
del turismo.
¿Y
qué mejor sitio que la Malagueta para disfrutar de la jubilación?
La playa al lado, un clima inmejorable, pisos de lujo en el barrio
más moderno de la ciudad..
Después
la novela intenta trabajar la vida de las hijas, la resolución de
los conflictos planteados, pero me parece trivial e insulsa y acaba
en los nietos, en alguno de ellos, como también en alguna de las
hijas, me interesan poco.
La
podemos encontrar en Seix Barral y aquí os dejo datos
de interés.
Nº
de páginas: 640 págs.
-
Editorial: SEIX BARRAL
-
Lengua: CASTELLANO
-
ISBN: 9788432225031
Samuel
y Mercedes contemplan con preocupación el futuro de sus dos hijas
ante la inminente descolonización de Marruecos y el regreso de los
españoles del Protectorado a la Península. Estamos en Melilla, son
los años cincuenta y, en ese contexto de cambio e incertidumbre, el
matrimonio decide viajar a Málaga para establecerse en una España
que comienza a abrirse lentamente a la modernidad. De la mano de
cinco miembros de una misma familia, esta saga recorre treinta años
de nuestra historia y transita por ciudades como Melilla, Tetuán,
Málaga, Zaragoza o Barcelona. Los deseos e ilusiones de Samuel y
Mercedes, de sus hijas y de sus nietos se verán condicionados por
secretos inconfesables en una vida que transcurre fugaz e inesperada.
La buena reputación es una novela sobre la herencia que recibimos
del pasado y sobre el sentimiento de pertenencia, la necesidad de
encontrar nuestro lugar en el mundo. Autor imprescindible de las
letras españolas, Ignacio Martínez de Pisón da vida en estas
páginas a unos personajes inolvidables, en un retrato nítido y
veraz de la vida cotidiana y el devenir de una familia. Una lectura
maravillosa a la que uno desea volver porque en ella vemos reflejadas
nuestras propias vivencias y la nostalgia de aquellos momentos que se
pierden en el recuerdo.
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