lunes, 1 de diciembre de 2014

Trilogía de la ocupación, El lugar de la estrella, La Place de l'Étoile Patrick Modiano


Irreverente. Esa es la palabra que se me ocurre. La novela, ¿novelle?, camina con inteligencia sobre todos los tópicos del antisemitismo, configurando un sueño orgiástico y atemporal donde se mezclan los tiempos y espacios en una sucesión asombrosa y surrealista, exuberante y maravillosa. ¿Cuándo fue la ocupación? No importa, desde un presente, 1968, se vive esa ocupación por un judío antisemita y sionista, alucinado por la oportunidad de ser en su propia alucinación.
Me acerco a la esta obra de Modiano con respeto y como tributo. Me gusta su hipnotismo, su cadencia, la inteligencia de su prosa. Su irreverencia nos ayuda a situarnos en diferentes lugares y tiempos de la ocupación nazi, nos familiariza con el judío favorito de la SS, o con la Gestapo, con la picaresca y con las tribulaciones mismas del hombre.
 Esa confusión, la sucesión de acciones, con la complejidad para situarlas por parte del lector, crean una sensación de extrañeza y contradicción.

¡Ya no estamos en 1942, muchacho| ¡Si no, le habría aconsejado vehementemente que siguiera mi ejemplo y entrase en la Gestapo para animarse algo! Uno tarda muy poco en olvidarse de sus orígenes, ¿sabe?

Y aquí, precisamente, está en núcleo de la novela, ¿dónde se encuentran nuestros orígenes?¿hasta qué punto debemos fidelidad a lo que somos? ¿no seremos una sucesión de tópicos y lugares comunes?

Estos franceses sienten todos un apego desmesurado por las putas que escriben sus memorias, los poetas pederastas, los chulos árabes, los negros drogados y los judíos provocadores.

Pero los judíos están presentes, como víctimas y como responsables ante sí mismos. La propia contradicción del personaje, Raphaël Schlemilovitch

Yo era un auténtico joven, airado y apasionado. Hoy en día tamaña ingenuidad me hace sonreír. Creía que llevaba a cuestas el porvenir de la literatura judía.

 Hace que el lector deba enfrentarse a las diferentes afirmaciones del autor y a las verdades que nos enseña.

Hay que tener a la espalda dos mil años de progromos.

Pero, ¿quién es él, ese judío colaboracionista y atemporal?En realidad ¿es alguien? o ¿solo es un hombre lleno de contradicciones y vaguedades?

tras haber sido un judío colaboracionista, un judío estudiante de la Escuela Normal, un judío en la campiña, corría el riesgo de convertirse, en esa limusina con las armas de la marquesa...en un judío esnob.

Pero en realidad, ¿qué es la ocupación?¿una ocupación? La irrupción absoluta de algo en el ser, la anulación de lo que se es, la invasión sin concesiones de lo privado e identitario. Por eso la desacralización del tópico, la presentación de elementos contradictorios, el sueño ,posible, como escape a una realidad difícilmente identificable.

hubiera nacido antes, lo habría enviado a Auschwitz a cuidarse la tuberculosis. Pero ahora vivimos en una época más civilizada. Tome, aqui tiene un billete para Israel. Parece ser que allí los judíos...

Han de enfrentarse a sus propios tópicos, a su propio dolor.

-¡Es usted de los que se dejan maltratar con una sonrisa triste! Los judíos auténticos, los judíos cien por cien, made in Europa

Frente a los nuevos judíos, el estado de Israel, guerreros, dueños de su destino. Pero, ¿por qué le torturan?¿Por qué le ejecutan? Ese delirio contradictorio despista al lector, siente la contradicción como algo propio, algo que choca con su educación, su sentido de la propiedad, de lo justo. Tal vez por ello despierta en el diván del profesor Freud, en un intento de psicoanalizar las contradicciones y orígenes de los males de Europa, del destino cruel e injusto de todo un pueblo, enfrentando al protagonista a su propio evo. Esta paranoia alucinada, este sinsentido onírico, esta relación de tópicos antisemitas, la traición de nuestro protagonista a su propio pueblo, su psicoanálisis, la confusión que siento, entiendo que quiere servir de catarsis, (el protagonista trágico muere) porque igual es la única manera de liberarse de la autoflagelación y la apoteosis del sufrimiento (Mercedes Estramil)
Es una novela muy francesa, ¿se puede decir eso? intelectual, con muchísimas referencias filosóficas y literarias complejas para el lector. Pero hay socarronería en sus comentarios, mala leche, mucha mala leche, y la entiendo como una reflexión sobre la barbarie, la superación y la adaptación. El libro se publicó en España en la editorial Martínez Roca, su colección Alcor. Ahora, como sabéis, la podemos encontrar en Trilogía de la ocupación, Anagrama. Os dejo la sinopsis brillante de José Carlos Llop

El título de El lugar de la estrella es un equívoco. La place de l’étoile indica tanto un lugar de la topografía parisina (ahí donde el Arco de Triunfo) como el lugar donde los judíos debían llevar la estrella de David amarilla prendida a la ropa. De ese equívoco, la voz delirante de su protagonista, un joven judío rico, amigo de ocupantes y colaboracionistas, que arma, a lo largo de la novela, el soporte ideológico del antisemitismo y su carácter de traición a la humanidad. Será tiroteado por sus propios amigos y despertará en el diván del doctor Freud, que le asegura que él no es judío y que lo suyo son alucinaciones.

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