A veces pienso en cómo los libros llegan a mí. En alguna ocasión he hablado de ello: casualidad, una buena promoción, una referencia casual. Puedo estar leyendo la prensa en mi móvil, de repente me encuentro con una crítica interesante, y allá voy, copio la referencia y me autoenvío un correo electrónico con el nombre del autor. Eso me ha pasado, por ejemplo, con Karoo, con Libertad, o, más recientemente, con Tao Lin. Otras es más prosaico, menos arriesgado tecnológicamente, una portada en un centro comercial, una elección al azar de entre los miles de libros de una estantería, o una elección motivada por alguna lista que publica tal o cual periódico. En realidad no importa, el instinto me ha hecho seleccionar cientos de libros con los que he disfrutado, con los que he sido feliz, con los que he podido construir ese espacio particular de realidad que solo es posible a través de la literatura.
El libro que hoy os presento
es un libro entrañable. No es una novela. Es una narración corta, un cuento si queréis
sin moraleja explícita, sin monsergas ni recaditos morales. Es un libro
abierto, hiriente, perfecto. Es un libro que no hace concesiones al lector, que
lo respeta por lo tanto, y le presenta, con asombrosa sencillez, temas morales
de nuestro tiempo, y dilemas metafísicos complejos.
El autor nos presenta la
sencillez del alma humana, de un alma humana primitiva, noble, virgen en todos
los sentidos, sin deseos ni suciedad. Es un jardinero feliz, un buen hombre
encerrado en una mansión norteamericana de Manhatan,
servidor sin nombre y sin pasado. Solo tiene un vicio: la televisión. Será
precisamente la televisión y los mass
media, los que lo llevarán a lo ma´s alto del entramado, a la
superestructura del poder. La metáfora constante de él mirando el televisor, de
las reflexiones sobre su imagen en el cristal, extraordinarias.
El azar conducirá a nuestro
personaje a casa de un importante millonario norteamericano, un moribundo jefe
de las finanzas internacionales, que lo acogerá como un nuevo mesías, como el verdadero
gurú que puede solucionar el mundo
tal y como se conoce. Su esposa, insatisfecha y banal, lo acogerá como el amor
que nunca tuvo, como el hombre perfecto que respeta la intimidad misma del
sexo, de las relaciones humanas; pero en realidad, ¿qué les cuenta Chance?
poco, muy poco.
La crisis, la estupideces, o
no, de la clase dirigente y política, irán cayendo, paulatinamente, en manos de
la absoluta sencillez del pensamiento de un hombre que solo habla de lo que
sabe: de jardinería y de programas de televisión.
Este cuento, ¿qué pretende?
¿dónde quiere llevarnos? Yo me quedo con el espíritu tranquilo de Chance: hacia ningún sitio y hacia
todos. ¿Es la sencillez la solución para todos los males que aquejan el intrincado
mundo financiero mundial?
Libro delicioso,
maravilloso, encantado, que nos lleva hacia las raíces mismas de la literatura,
hacia la esencia del disfrute por el disfrute: la fluidez de la sintaxis y de
la trama, la delicadeza en la construcción del personaje, la mano de acero con
las vanidades humanas, con la simplicidad de la clase dirigente, la literatura
por la literatura, el amor por la letra, la ironía, todo, todo lo he encontrado
en sus escasas cien páginas. ¿No te parece suficiente para ir corriendo a la
biblioteca y cogerlo?
Lo tenemos en Anagrama,
te dejo muchos datos útiles.
ISBN 978-84-339-2013-3
PVP
sin IVA 7.60 €
PVP
con IVA 7.90 €
Nº
de páginas 158
Colección
Compactos
Traducción Nelly
Cacici
Chance es un gran
enigma: el héroe de los «media» americanos. La televisión le ama, los
periódicos y revistas van tras él. Gardiner es un rostro familiar en los
hogares de América. Todos hablan de él, aunque nadie sabe de qué habla él. Nadie sabe
de dónde viene, pero todos están enterados de que es un imán para el dinero, el
poder y el sexo. ¿Lo ha conseguido gracias a la encantadora y muy bien
relacionada esposa de un magnate de Wall Street moribundo? ¿O se ha situado por
sí mismo en la cresta de la ola porque, tal como las imágenes televisivas, ha
llegado al mundo empujado por una fuerza que él nunca ha visto y a la que no
puede dar nombre? ¿Sabe Chance algo que nosotros ignoramos? ¿Fracasará? ¿Será
algún día desdichado? El lector es quien debe decidir.
«Quizá el libro que
más me ha impresionado» (Luis Buñuel).
«Una devastadora
andanada programada con perfecto sentido satírico y profundidad metafísica» (R.
Z. Sheppard, Time).
«Un protagonista que
es una fabulosa criatura de nuestra época» (Geoffrey Wolff, Newsweek).
«Estimo que todos cuantos fuera posible
deberían precipitarse a las librerías a comprarlo» (Auberon Waugh, Spectator).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Debido a algún comentario improcedente que no respeta ni al autor del blog ni a los participantes del mismo, me veo obligado a moderar los comentarios. Disculpa las molestias.