En mi camino particular por el canon, sigo leyendo sin un rumbo fijo, a mi aire, cuando los libros van viniendo a mí. No me debo a la necesidad de una crítica semanal en ningún diario, sometido a los criterios de tal o cual editorial que necesitan de mi sabiduría para que tal o cual lector se anime a comprar su libro. Yo dejo que los libros vengan a mí sin ton ni son, dejándome influenciar por cualquier comentario, reseña, post o , simplemente, intuición. Leo un libro recién publicado y luego uno del que ya no se tiene noticia, leo un cuento suelto y luego un artículo en el diario, leo por el placer de hacerlo, por la necesidad de hacerlo.
Así llega hasta mí Las correcciones, de Franzen, del cual ya reseñé Libertad, fresco auténtico y extraordinario de la Norteamérica contemporánea. Este libro llegó a mí a través del comentario de mi amiga Maite, cuando me dijo que la tercera novela de Franzen era extraordinaria, tan buena como Libertad. Yo fui algo escéptico, dos novelas como Libertad es muy complicado, sinceramente, así que la dejé en el montón de libros que algún día habría de leer. Agosto es un mes extraño, paso muchas horas solo, y no tengo hobbies como el bricolaje, la pesca, o la tertulia en el bar, a mí me gusta leer, bajar a la playa, a la piscina, y sentarme a contemplar las olas, los barcos, los matices de colores, y dejar que mi imaginación vague a su libre albedrío. Tomo un libro y me sumerjo en otras vidas, en otros colores, en otros olores, y ese vicio me mantiene vivo, haciendo miles de cosas sin levantarme, ciego al tiempo, aunque inmerso en la realidad. Así viene a mí Las correcciones.
El final del siglo XX sufren convulsiones sociopolíticas importantes en todos los hemisferios: la caída del muro de Berlín, de los países comunistas, la descomposición de la Unión Soviética, la lucha de estos países por la supervivencia y su lugar en el mundo, el miedo a un nuevo milenio, las guerras del Golfo. En nuestra novela se centra en Lituania como paradigma de la descomposición moral que dejó el comunismo y de la difícil situación posterior para rehacer países sin tradición política, industrial y productiva. En este marco convulso se centra esta historia que pivota alrededor de un deseo: el de la madre de la familia Lambert de que todos sus componentes hagan una última cena de Navidad.
La trama se ramifica en varias subtramas que van identificando a los protagonistas de la novela: Alfred, el padre, ferroviario, estricto, religioso, perfeccionista, alejado emocionalmente de los hijos y frustrado ante su propia educación. La vejez le ha ido viniendo encima y no sabe administrarla, le ataca el Parkinson y una demencia cada vez más peligrosa; su lejanía emocional de su mujer y de sus hijos, paradójicamente expresada en el sentimiento de pérdida, es notable. Enid, la madre, eterna ama de casa, sacrificada por su marido, ha creado un universo propio lleno de formas, apariencias, y falsas amigas. Todo es falso en su vida virtual, menos su amor por Alfred y por sus hijos, pero la tiranía emocional del esposo no la deja ser en el sentido amplio de la palabra. Gary, el hijo mayor, banquero triunfador, por lo tanto es el único que ha cumplido con la expectativa paterna, sin embargo vive alejado de Alfred, al que desprecia. Pero todo es contradictorio: Gary intenta controlar su propia locura, la poca autoridad que tiene ante su permisiva esposa, y ante unos hijos que no reconocen su autoridad como padre. Gary quiere participar de esa última Navidad en familia, pero su esposa odia a su familia y trasmite todo su rencor a sus hijos, Gary está solo, en un universo que parece una prisión que le atormenta. Chris, el segundo hijo, es profesor de humanidades, inteligente, contradictorio, se ve inmerso en una situación comprometida al ser acusado de haberle hecho un trabajo a una alumna con la que, se sospecha en el college, se acostaba, es suspendido de empleo y sueldo. Desde ese momento su vida trascurre en Nueva York, alejado de todo lo que le hacía anclarse a un mundo burgués, y subsiste de las donaciones de su hermana, y de las chapuzas que no es capaz de hacer. Su ilusión es hacer un guion que cree tener vendido, sin embargo el guion se presenta como un Dorado inalcanzable y difuso que le atrapa en la autocomplacencia y el la falta de crítica ante su vida. Una carambola lo llevará a Lituania, a la descomposición de un país en la era postsoviética, allí conectará con el lado oscuro, consigo mismo, con un sexo sin pasión, con las drogas y el alcohol, con la prostitución y con la decadencia moral. Denise es la tercera hija, chef de prestigio que vivirá inmersa en un triángulo amoroso mientras descubre su sexualidad, su verdadera sexualidad, aquella que la hace feliz e infeliz a un tiempo y la desposee de la frialdad de su existencia. Ella está más cercana a Alfred, a pesar de que este guarda un secreto que fue, en realidad, el desencadenante último, probablemente, de la situación que viven.
Y llegará la última Navidad, la Navidad deseada que se centrará en un único desayuno, en el que todas las correcciones que han ido sufriendo las vidas de los personajes han confluido de manera inequívoca, en un encuentro necesario y terminal: Gary ejerciendo de hermano mayor responsable, con el peso de toda su ruptura emocional en el pecho, Chip reencontrándose consigo mismo después de tres años, o Denise, contemplando cómo la vida va desarrollándose sin remedio. Las correcciones van mutando y relativizando lo absoluto, van haciendo su camino para configurar la personalidad y los principios vitales de esta familia.
Es un libro extraordinario, tragicómico, complejo, lleno de matices, donde las tramas están magistralmente ensambladas para hacer una coreografía perfecta que da al espectador la verdadera impresión de lo que allí ha ocurrido. El lector vuelve a ser la pieza fundamental, hábilmente guiado por el escritor, que se comporta de una manera cómplice, y deja que éste, el lector, haga las correcciones necesarias para componer este tremendo laberinto de emociones que son las relaciones familiares en un mundo tan complejo y cambiante como es el occidental de finales del siglo XX.
Así que os recomiendo vivamente su lectura, sumergiros en esta gran novela y descubrir a vuestros hermanos, a vuestros padres, a vuestros amigos, los deseos ocultos y no satisfechos, vuestras frustraciones, vuestros deseos, plasmados en papel y reflejando todo lo que sois y no habéis podido ser, reflejando lo que habéis dicho y lo que habéis dejado por decir, porque Las Correcciones es un gran fresco contemporáneo de las nuevas relaciones familiares. La tenemos en Salamandra, y aquí os dejo la sinopsis:
Colección:Narrativa
Título original:CORRECTIONS,
THE
Traducción:Ramón
Buenaventura
ISBN:978-84-9838-414-7
Núm. pags.:672
Tipo edición:Rústica
PVP:22,00 €
Tercera novela de Jonathan Franzen, Las correcciones —editada por primera vez en castellano en 2002— marcó un punto de inflexión en la trayectoria de su autor y lo consagró como uno de los más destacados escritores norteamericanos contemporáneos y uno de los más finos intérpretes de la compleja realidad de nuestra época. Con esta historia inmisericorde de una típica familia norteamericana, Franzen obtuvo el National Book Award y el Premio James Tait Black Memorial, fue finalista de los premios Pulitzer y Pen/Faulkner, vendió cuatro millones de ejemplares y su éxito alcanzó una dimensión internacional.
De este meticuloso retrato de los Lambert emergen de forma brillante y profundamente humana las angustias y contradicciones de toda una sociedad, la norteamericana, y de una época, la última década del siglo xx. Alfred Lambert es un ingeniero de ferrocarril jubilado cuya percepción de la realidad empieza a resquebrajarse a causa de la enfermedad de Parkinson. Su esposa Enid, tras cincuenta años de matrimonio, sigue obsesionada con mantener el orden en su enorme casa de un próspero barrio residencial. Los tres hijos se establecieron en la costa Este años atrás, lejos del hogar familiar. El mayor, Gary, es un alto ejecutivo bancario, un modélico padre de familia acosado por el fantasma de la depresión. Chip, el segundo, tras su fracaso en el mundo académico, se ha enfrascado en un nuevo proyecto de dudosa legalidad. Y Denise, la menor, extremadamente competitiva, triunfa como chef de un restaurante de moda, pero sufre los reveses de una vida sentimental inestable. En el país, la realidad económica corrige las expectativas sobrevaloradas del mercado bursátil, mientras los medicamentos más avanzados corrigen los trastornos del ánimo. Pero, en el ámbito de la familia, ¿pueden los hijos corregir los errores de sus padres? Y en un orden de cosas más concreto, ¿logrará Enid reunir a todos sus hijos para pasar una última Navidad juntos?
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