Llevo tanto tiempo leyendo novela negra que casi pierdo la noción de que existe un más allá, que hay una literatura que también te hace vibrar. En fin, estoy en estas cuando me doy cuenta de que en una de mis estanterías tengo preparadas una docena de libros, propios y prestados, dispuestos a ser leídos, y que descansan en un orden azaroso que parece dotarles de un sentido concreto. Tomo el primer libro que tengo a mano, Nada de Janne Telle, no por nada especial, sino porque es el primero, parece una lectura ligera y tengo poco tiempo.
Así es como muchas veces caen en nuestras manos libros con un significado especial. Este libro me parecía gracioso porque se titulaba igual que otro de una escritora de la posguerra española, Carmen Laforet (1944) y que me había parecido ingenuo e insulso, pero en el que aprecié la libertad y fuerza creadora de la autora, circunscrito al año en que acabaría la guerra mundial.
Este libro se parece al de Laforet, es también una parábola adolescente, un libro que pretende trasmitir un mensaje. Como muchos otros libros, la autora pretende darse respuesta a una pregunta terrible que en ocasiones nos asalta, ¿Qué hay de sentido en la vida? Nada, nos respondemos, claro, cuando esto pasa nos acojonamos porque sabemos que seguir pensando en ello lleva a la catástrofe. Y eso pasa con los personajes adolescentes de Nada, que no quieren pensar en ello, y por eso lo hacen, y el resultado también es de novela negra.
Cuando acabo de leer el libro digo, ¡joder! buscaba algo que no fuera novela negra nórdica, y me encuentro con novela negra nórdica camuflada bajo el aspecto de una obra literaria juvenil. Pero me alegro, me alegro porque es un libro extraño, muy consciente de los temas tratados, muy en la corriente de la reflexión sobre la poca importancia que deben tener los bienes materiales, y cómo nosotros nos empeñamos en que son lo único con sentido. A través de la búsqueda del sentido, los adolescentes van pasando de apreciar estos bienes a encontrarse con elementos cada vez más complejos que van dotando de violencia, odio, rabia este viaje hacia el verdadero sentido de la vida. La catarsis sirve para enfrentarnos a nuestro propio destino, pero esta catarsis conlleva una carga de destrucción a la que no todos sabemos, podemos o queremos enfrentarnos.
En un principio Nada fue un libro dirigido a adolescentes, sin embargo su violencia, su crudeza, lo acercan a la literatura adulta. Claro, la pregunta que inmediatamente me viene a la cabeza es ¿que los adolescentes no están preparados para leer una obra tan cruda sobre la propia naturaleza de su trasformación? y claro, las preguntas crean en nosotros respuestas, y estas nos llevan, en muchas ocasiones, a contradicciones difíciles de resolver. Cuando tenía 14 años leí La Metamorfosis de Kafka, y el Lobo estepario de H.Hesse; a los 15 leí pasajes del Anticristo de Nietzche y no pasó nada más que me interesé por los libros y aprendí a pensar por mí mismo. En principio podían ser novelas adecuadas o no a mi edad, pero eso lo determinaba algún alma bien pensante cuyos objetivos nunca supe cuáles eran, bueno sí que lo supe, tal vez por eso me inclino a pensar que un joven puede, debe leer esta novela porque puede obligarle a pensar por sí mismo. Claro, esto no lo debieron pensar ni en Noruega, Dinamarca etc. donde alguno de estos bien pensantes la censuró, prohibiendo su venta para menores, vaya ¿Creéis que un joven de hoy en día se va a escandalizar por que alguien le corte a otro un dedo con un cuchillo de carnicero? La mayoría de dibujos animados que han visto en su infancia entrañan mucha más violencia gratuita, que el gesto descrito cargado de un valor simbólico brutal en esta novela.
En fin, no me enrollo más y ahí va la sinopsis de la editorial, Seix Barral
Pierre Antón deja el colegio el día que descubre que la vida no tiene sentido. Se sube a un ciruelo y declama a gritos las razones por las que nada importa en la vida. Tanto desmoraliza a sus compañeros que deciden apilar objetos esenciales para ellos con el fin de demostrarle que hay cosas que dan sentido a quiénes somos. En su búsqueda arriesgarán parte de sí mismos y descubrirán que sólo al perder algo se aprecia su valor. Pero entonces puede ser demasiado tarde.
Libro imprescindible, duro, hermoso, violento. Una lectura inolvidable.
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