Con Roberto Bolaño me pasa una cosa extraña, siento una atracción
fatal por él: por un lado me atrae irresistiblemente su escritura, y
por otro la rechazo totalmente, de hecho, ahora mismo, me he jurado a mí
mismo no volver a leerlo nunca más, creo que junto a Landero, son los dos autores que para mí han muerto, o no, quién sabe..
Roberto Bolaño escribe
increíblemente bien, tan bien que desespera y cae en un intelectualismo
de tertulia, en una retahila de saber enciclopédico impropio, que no
aporta absolutamente nada a la novela. Sus interminables comentarios
sobre autores, obras, anécdotas de café se me hacen pesadísimas,
inútiles, son artificios barrocos dirigidos a un público muy específico
que se cree saberlo todo sobre literatura. Este público es el que
consagra, el que decide lo que se edita, el que determina el canon,
vamos, no me interesa para nada, es tan artificial como su literatura.
Pretenciosa y sin alma.
Sin
embargo otros fragmentos, los cuentos insertados, las historias en que
va derivando la acción son sublimes, enganchan sin remedio, te
trasportan a la esencia misma de la literatura. Es así de paradógico, de
maravilloso. Tal vez por eso he leído Los detectives salvajes, las putas asesinas, 2666, El gaucho insufrible, Cuentos, Llamadas telefónicas, el Tercer Reich, y siempre me he quedado con ese sin sabor extraño en la boca de lo incabado. Porque Bolaño no
finaliza sus obras, ese es un trabajo del lector, del verdadero
detective que va encajando las piezas infinitas de su puzzle para
redondear la obra. Los personajes, Amalfitano, su hija Teresa, Archinboldi, Parrilla, no son más que peones al servicio del lector, que va descubriendo su esencia y construyendo su propia novela. Yo creo que Bolaño ha
tenido muy presentes las nuevas teorías de la recepción y de la
reconstrucción. Igual sí, igual no, en realidad importa más bien poco.
La obra la tenéis en Anagrama, y aquí os dejo lo que dicen de ella
El
autor comenzó a escribir esta novela en los años ochenta y la continuó
redactando hasta su muerte. Sus historias y personajes transitan por Estrella distante, Llamadas telefónicas, Los detectives salvajes y 2666.
Amalfitano, exiliado chileno, profesor universitario, viudo con una
hija adolescente, nos descubre a través de la narración el desencanto
político, su amor a la poesía, que le obliga a abandonar Barcelona tras
un escándalo. Logra acogerse de nuevo a la universidad, pero esta vez en
la lejana Santa Teresa, donde habitan oscuras historias de mujeres
asesinadas o el mago Arcimboldi, que es asimismo un escritor francés y
cuya obra narrativa despliega la complejidad de otra asombrosa
literatura. Una novela apasionante y caleidoscópica, lírica e intensa,
pero también cómica. Prólogo de J. A. Masoliver Ródenas.
«El policía es el lector, que busca en vano ordenar esta novela endemoniada» (Roberto Bolaño).
«Casi
todos los escritores creen ser, o quieren ser, como Roberto Bolaño:
innovadores y audaces en el estilo, seductores en la narración, y
capaces de ser leídos y releídos; en otras palabras, excepcionales» (Scott Bryan Wilson, The Quarterly Conversation)
Hola. Me he sentido muy identificado con la reseña. No sé porque Bolaño me atrae tanto, pero al mismo tiempo, hubo partes de Los detectives salvajes que me aburrieron. Ahora estoy a punto de comprarme 2666. Que comentario tienes sobre el libro?
ResponderEliminarA proposito, que tal Vila Matas?
Muy bueno el blog.
Hola.
Eliminar2666 es un libro críptico, inacabado, probablemente, pero el hecho de que parezca un proyecto a medio hacer lo convierte, en sí mismo, en un reto para el lector que debe participar en su elaboración. Las diferentes tramas se solapan y configuran un puzzle muy interesante que, a su vez, nos llena de desasosiego y afán lector. Desde luego no es un libro para estómagos agradecidos.
Vila Matas escribe muy bien, pero este último libro que he leído me parece algo desenfocado, poco claro, es más un ejercicio intelectual que un hecho de creación artística.
Saludos