Hace tiempo que no escribo, mi vida sigue la lectura a través del trabajo, de los informes de los que os he hablado, de la búsqueda bibliográfica, de los artículos, reseñas y otros. No me acerco a los libros como quisiera, ni a las cosas, pero sigo, con voluntad firme, leyendo, poco, pero leyendo a Berlin y Patria, os adelanto que me gusta, pero con peros. La lectura sigue tranquilizándome, pero ya no es un fin en sí misma. Leía, hace poco, a una bloggera obsesionada con llegar a ciento no sé cuántas lecturas este año, incluso se había hecho listas, listas, nuestra vida tiene demasiadas listas y poco de aventura, de improvisación; pretender llegar a una meta significa hacer una carrera, y por experiencia en carreras os lo digo, en las carreras no se mira el paisaje. Ahora me dicen o escucho, Jaume lee tal o cual, y dejo, me acerco y leo lo inesperado, porque nunca se sabe si encontraremos literatura en el panorama que nos ofrecen, nunca, yo no lo sé.
Hace
tiempo que tenía pendiente el último libro de la trilogía, ni idea si lo quiere
llamar trilogía el autor o es una reflexión sobre el proyecto, como lo llama en la novela, proyecto vital de encontrar
en la vida espacios y casuísticas que determinen los acontecimientos, la
literatura explícita desde el caos aparente, desde las listas de cosas que se
guardan en una caja de guitarra sin guitarra, lo que ocurre, los viajes y los
folletos, las anotaciones, todo lo que ha configurado lo ficcional en la
realidad aparente que se vive. ¿Qué configura lo real? ¿Qué es lo real? Esa
ficción ayuda a montar la escritura y a crear una trama que se nutre de la
propia trama hasta la extenuación, sin descanso, observando el universo como
una serie de acontecimientos interconectados.
En, motor automático de búsqueda, el libro
ofrece la sucesión de una conciencia que se plasma en la autonarración, no
autobiografía, autonarración, en una sucesión sin puntuación, curiosa, con
pausas y comas, dos puntos, reflexionando sobre la mímesis, sobre el arte,
sobre la identidad que puede ser abordada, la trama parece una coral poemática,
rumor de olas en un chiringuito de la playa, con ritmo declamatorio, sucesión y reflexión, repito,
sobre la poesía, la vida y el devenir.
siempre
he huido de los criterios morales, especialmente en el ámbito de la creación
artística, me causan estupor los artistas que creen que poseen la moral justa y
la pregonan con sus obras, hay que ser muy petulante para creer que tú posees
el sentido de lo verdaderamente justo y que tu vecino no, siempre he intentado
escribir de una manera totalmente amoral, como la Coca-Cola, sin raíces morales
manifiestas, quizá por eso me gusta Norteamérica, porque, como yo, son paletos,
carentes de filiación y de mochila histórica pesada a la espalda, un estar
siempre de turista en tu propia vida, por eso también comparto al 100% las
palabras del artista John Currin cuando dice que él va al Museo de Arte Moderno
de Nueva York, está 10 minutos y ya tiene suficiente porque más tiempo allí le impide
progresar como artista, hay que considerar la Historia como un gran
supermercado, sí, esa frase me gusta, la Historia como supermercado…
esa
forma de narrar amoralmente, documentalmente, no me la dio la literatura, sino
una película que casualmente vi a principios de los 90 y que me indicó el
camino, Hana-Bi, del
japonés Kitano, una forma de narrar en la que el único criterio a seguir es la
respiración del propio lenguaje,..
hasta
la extenuación noche y día a un proyecto como el nuestro, un lugar para crear
un proyecto que excediese al propio lugar,…
eso
es lo que era mi vida 7 años atrás, y un día me encontré comiendo una rebanada
de pan con Nocilla que ella misma me había preparado, y pensé en la fascinación
que ejercía sobre mí toda esa pastosidad que se hormigonaba en mi boca, toda la
antimetafísica que recorría aquella masa sin centro de gravedad definido en mi
boca, toda aquella cosa marrón que sólo era espesa piel en una rebanada,
superficie, apariencia, simulacro, lo que quieras,…
la máxima que me ha acompañado siempre y que
asumo como mi principio ético a la vez que estético: «poesía es todo objeto,
idea o cosa en la que encuentro lo que esperaría encontrar en la poesía»
La segunda parte, motor automático, se encuentra con los
patrones más clásicos de la escritura, cierta normalidad, aunque la trama sigue
alucinando en un bucle infinito de búsqueda. Ahora la vida se sucede
cronológicamente en un ciclo anodino de acciones a retazos continuados. Sin
embargo ese ciclo infernal acaba en una cárcel, metáfora, convertida en hotel
rural sin clientes, donde llega Agustín que se reconvierte en Agustín, un alter
ego que es él mismo centrado en la escritura de su propia historia.
Lo
que une a las parejas no es el afecto mutuo que se den, ni los planes construidos
a medias llevados a buen término, ni compartir una misma vivienda elegida y
decorada a medias, ni parir hijos, ni nada de eso que sale en las novelas y
películas. Lo que une a las parejas es el sentido del humor. Dos personas, por
diferentes que sean, si tienen el mismo sentido del humor sobreviven como
pareja.
Motor.
Fragmentación del proyecto, retazos consumidos por el tiempo del reflejo. La
identidad del autor se desvanece en la del hombre, se confunde el personaje y
el autor y el hombre, pues. Los personajes entre sí como identidades
metafóricas, repito, la prisión hotel se cubre de raíces de plástico, hipérbole
post narrativa, debe ser eso, que engulle la memoria de la trama y la propia
escritura diversificándose en la literatura y obviando la historia, acabando
con un cómic en que quien fue Mallo se encuentra en una plataforma petrolífera
con Vila Matas, escritor, referente, no sé, y la imagen de la prisión se
materializa en un desierto que es, como un espejo, un reflejo de la creación,
un principio y un final del laberinto que crea la ficción.
El
Resplandor: todo objeto, si te fijas bien, es un animal que en silencio se ríe
de nosotros. La versión más ascética de ese silencio es su código de barras,
que es el ingrediente que la alquimia buscaba en los objetos. Eso he pensado
hoy cuando encontré una pequeña braga sucia de mujer metida entre dos páginas
de un grueso libro de la biblioteca de Agustín.
Los
días pasan como segundos. Pero cada segundo dura mucho tiempo.
Os dejo datos de interés. Podemos
encontrarla en la editorial Alfaguara.
- Título: Nocilla Lab
- Autor (es): Fernández Mallo, Agustín
- Traductor:
- Sello: ALFAGUARA
- Precio sin IVA: 4.12 €
- Precio con IVA: 4.99 €
- Fecha publicación: 10/2010
- Idioma: Español
- Formato, páginas: E-BOOK EPUB, 184
- Medidas: mm
- ISBN: 9788420492551
- EAN:
- Temáticas: Contemporánea
- Colección: Alfaguara digital..
- Edad recomendada: Adultos
El
desastre de Chiang Mai durante un viaje a Tailandia fue la azarosa oportunidad
para que Agustín Fernández Mallo volcara en un relato tripartito sus
experiencias con esa cosa tan extraña llamada Mundo. Nocilla Lab es el cierre
lógico y multidisciplinar del Proyecto Nocilla.
Una
road movie autorreferencial y
visionaria, inquietante, donde un hombre y una mujer buscan poner en marcha el
Proyecto, una excusa para hurgar en sus sueños y en su propia relación. Un
certero relato del arte de crear, de escribir, de imaginar. El trayecto acaba
en una antigua prisión en la que un hombre se enfrenta a otro, con el suspense
y la tensión de un thriller, un hombre contra sí mismo en un final original y
sorprendente.
Como
un demiurgo disfrazado de DJ ficcional, Agustín Fernández Mallo transforma
cuanto encuentra a su paso en una nueva realidad, la creada por su mesa de
mezclas, convirtiendo lo paradójico de la existencia en una verdadera poética.
Pura física elemental.
Nocilla Lab cuenta con la colaboración del
historietista e ilustrador Pere Joan.
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