miércoles, 9 de diciembre de 2015

Erewhon, Samuel Butler


Hay libros que han tenido un eco en su época pero con el tiempo, desparecen del panorama editorial y se convierten en rarezas para lectores interesados. Son libros que permanecen aletargados esperando que alguien los descubra y los actualice, que los lea y los reconstruya a la luz de su tiempo por ver si ha resistido el ostracismo o son anacronismos insensatos, aburridos y desdeñables. No lo es nuestro libro, permanece intacto su interés, su ingenuidad es agradecida por el lector que se ríe de las excentricidades del héroe atrapado en un mundo austral tan cercano a la fascinación de
Gulliver (me ha recordado muchas veces al libro de Swift)



Este es uno de esos libros, distopía, utopía satírica, reflexión contra el maquinismo, todo esto puede ser este libro, da lo mismo el género, tú la adscribirás, pero no olvides que George Orwell habló bien de ella, sin embargo nosotros la hemos olvidado, ¿o no? Por eso el carácter utópico, que lo tiene, nos hace reflexionar sobre el carácter de diferentes costumbres como el castigo, la muerte, la enfermedad o el nacimiento. Su carácter atemporal nos recuerda las distopías que hemos leído y comentado en este blog; podemos pensar en una ciencia ficción que analiza el mundo post tecnológico y la reconstrucción sin máquinas, tan del gusto de algunas novelas de este género. Hay reminiscencias de Miller en Cántico a San Leibowitz, a través del Libro de las máquinas y el mantenimiento del saber, anticipándose a este en muchos años. Leamos como leamos, algo queda de todo lo que os he contado.


¿Qué podía significar aquella sala llena de maquinaria vieja que acababa de ver? ¿Y el disgusto del juez al ver mi reloj? Ese pueblo empleaba muy pocas máquinas;(…)

Supe que unos cuatrocientos años atrás, las ciencias mecánicas habían alcanzado allí adelantos muy superiores a los de nuestros países y progresaban con una rapidez prodigiosa, hasta que uno de los más sabios Profesores de Hipotética escribió un libro extraordinario,(…)

en el cual demostraba que las máquinas terminarían por suplantar a la raza humana y llegarían a ser animadas de una vitalidad tan distinta a la de los animales y tan superior a ella, como la vida animal lo es comparada con la vida vegetal.(…)

ninguna máquina conocida pasa de ser un prototipo de la vida mecánica futura. (…)

Son las máquinas las que influyen sobre el hombre y le hacen hombre, tanto como él ha hecho las máquinas e influido sobre ellas. Pero hemos de escoger entre arrostrar muchos sufrimientos ahora, o vernos gradualmente suplantados por nuestras propias creaciones, hasta que nos hallemos con relación a ellas en tan humillante situación como los animales del campo se encuentran con relación a nosotros.(…)

Si todas las máquinas fuesen aniquiladas en un instante, de tal modo que no le quedase al hombre ni un cuchillo, ni una palanca, ni un harapo de sus vestidos, nada en absoluto más que su cuerpo desnudo, tal como llegó a este mundo; si toda su ciencia de las leyes mecánicas le fuese arrebatada, de tal modo que no pudiese construir nuevas máquinas; si todos los alimentos hechos por procedimientos mecánicos fuesen destruidos, de modo que la raza humana quedase como desnuda vil una isla desierta: entonces desaparecería en seis semanas.(…)

deberíamos destruir todas aquellas máquinas a las que nos fuera posible renunciar, para evitar que nos dominen aún más tiránicamente.(…)

toda nueva invención quedaron terminantemente prohibidos, so pena de ser considerado ante la ley su autor como atacado de tifus, cosa reputada allí como uno de los peores crímenes.


Vamos a la obra. La trama se origina en un viaje a tierras australes del autor, que bajo el pretexto de hacer fortuna, iniciará un viaje que le llevará a adentrarse en tierras inhóspitas en búsqueda de tierras cultivables y aptas para la ganadería bovina.

Ignoraba lo que se escondía detrás de las altas sierras nevadas; pero no podía dudar de que se trataba de algo que merecía ser descubierto.


El viaje será productivo porque le hará llegar a lo que él cree ser un nuevo Edén, el lugar en el que se esconden las tribus perdidas de Israel, por eso quedará perplejo ante su belleza y grandiosidad.

¡Oh! ¡Qué alegría me brindó su luz! ¡Y lo que descubría! Una extensión de tierra como la que fue revelada a Moisés desde la cumbre del monte Sinaí, cuando contempló aquella Tierra de Promisión en la que no debía penetrar. El hermoso cielo del poniente aparecía carmesí y oro, azul plateado y morado, ardiente y sosegador; y perdiéndose en el horizonte, ofrecíanse a mi vista inmensas llanuras en las que pude distinguir muchos pueblos y ciudades, cuyos edificios remataban altas torres y redondas cúpulas. Más cerca, a mis pies, cadenas sucesivas de montes escalonaban sus siluetas una tras otra, con manchas alternativas de sol y de sombra, hondonadas, barrancos y crestas irregulares. Divisaba grandes bosques de pinos y el centelleo de un ancho río serpenteando en la llanura; y también muchos pueblecitos y aldeas, algunos de ellos muy cercanos, siendo éstos los que más me obligaron a meditar. Me dejé caer en el suelo, al pie de un árbol elevado y traté de reflexionar acerca de lo que me convenía hacer; pero me sentí incapaz de recobrar mi serenidad de ánimo. Estaba rendido, y a los pocos minutos, gracias al calor del sol y al descanso, caí insensiblemente en un profundo sueño.


Como el libro no deja de ser un ejercicio utópico que, en el fondo, quiere reflejar el mundo en que vive satirizado, extrema las costumbres de este pueblo recién encontrado y trasforma, a través del absurdo, lo real en fantástico, en algo completamente ilógico. Por eso las disquisiciones morales, éticas o filosóficas juegan con la reducción al absurdo como principio satírico para poner en relieve una reflexión que vaya más allá. Por ejemplo con las enfermedades.



afirman que la enfermedad es resultado inevitable de ciertas causas antecedentes, causas que en la mayoría de los casos no dependen de la voluntad del individuo, y que por lo tanto la culpabilidad de un hombre al estar tuberculoso es la misma que la de una fruta podrida por estar podrida.(…)

me explicó que la enfermedad, de cualquier clase que fuere, se consideraba en Erewhon como un grave delito y una inmoralidad; y que yo, por el mero hecho de constiparme, me había expuesto a que me llevaran ante los tribunales y me encarcelaran durante largo tiempo.(…)

Pero si un hombre falsifica un cheque, o incendia su casa, o roba con violencia a otra persona, o comete cualquier acto semejante, considerado como crimen en nuestros países, se le recluye en un hospital donde es atendido con el mayor cuidado a expensas del público, o, si es persona acomodada, hace saber a todos sus amigos que padece una crisis aguda de inmoralidad, exactamente como hacemos nosotros cuando estamos enfermos. Sus amigos acuden a visitarle con la mayor solicitud, preguntándole con interés cómo le ocurrió el caso, qué síntomas se manifestaron primero, etc., preguntas a las que él contesta con entera franqueza; pues aunque la mala conducta es considerada tan deplorable como la enfermedad entre nosotros, e indica asimismo un desarreglo grave en el individuo que se porta mal, admítese, sin embargo, que es resultado de alguna desgracia anterior o posterior a su nacimiento.(..)



O con la belleza física como valor por encima de otros como la inteligencia.


Eran demasiado feos para ser dejados en libertad, mas no tanto que su fealdad pudiera considerarse como un crimen. Su delito al penetrar en Erewhon sería de orden moral, pero fuera del alcance del arte de los enderezadores. Probablemente serían relegados en el Hospital para Pelmazos incurables y su castigo consistiría en soportar, durante cierto número de horas al día, el fastidio que les infligieran los habitantes erewhonianos de dicho hospital, que no tienen la menor paciencia para aguantar su mutua pesadez, pero que morirían en breve plazo si no tuviesen alguien a quien «dar la lata»; en una palabra, se les guardaría como Fastidiados profesionales.


El tema de la muerte o de los nacimientos y la culpa de los no nacidos y el contrato que han de firmar con los padres aceptando su responsabilidad por haber nacido, brutal, me he reído una barbaridad, el humor es británico: negro, cruel y cínico.


afirman que la mayor parte de los que se suelen considerar como muertos, en realidad no han nacido todavía, o, al menos, no han nacido en este mundo invisible que es el único digno de consideración. Refiriéndose a ese otro mundo, suelen decir que algunos son abortos para él, antes de llegar siquiera al nuestro; otros, después de permanecer en este mundo visible; y unos pocos elegidos nacen verdaderamente en aquella región. O sea, que la inmensa mayoría de los hombres y las mujeres en todo el país son abortos antes de llegar a ella. Y añaden que esto no tiene tanta importancia como le damos nosotros.(…)

los más rigurosos moralistas hayan afirmado que tener hijos es un pecado para la mujer, puesto que toda alteración de la salud es un mal, aun cuando de ese mal haya de venir un bien, con todo, la fuerza mayor ha inducido en este caso a todo el mundo a pasar tales acontecimientos en silencio, y hacer como si no existieran, salvo en casos tan flagrantes que se impongan a la atención pública. Pero en estos últimos la reprobación social es inexorable; y si corre el rumor de que el parto ha sido largo y peligroso, resulta poco menos que imposible para la madre recobrar su anterior posición social ante la consideración pública.(…)

exigen una declaración escrita del mismo niño tan pronto como ha nacido, exonerando a sus padres de toda responsabilidad en cuanto a su nacimiento y afirmando su preexistencia.(…)

y aun cuando todo hombre suele odiar al diminuto e importuno forastero durante los doce primeros meses, suele también ablandarse, en la medida de sus facultades, transcurriendo el tiempo; y a veces llega a concebir un cariño desenfrenado por los seres que llama con gusto sus hijos.(…)

La reflexión sobre el arte creo que la hace en tono cínico, por el desarrollo del argumento; sin embargo, es muy interesante el concepto de renovación que entronca con una idea que he ido madurando y exponiendo en estos escritos sobre el arte como expresión del hombre, no necesariamente como sublimación elitista y, necesariamente, ligada al poder de una época.


el arte es como un organismo vivo: más vale verlo muerto que agonizando. No hay manera de rejuvenecer un arte envejecido; ha de volver a nacer otra vez y crecer de nuevo desde su infancia, evolucionando y buscando su camino de esfuerzo en esfuerzo, con balbuceos y temblores.

En el libro subyace siempre una crítica feroz a las apariencias y a la necesidad de mantenerlas aunque sean vanas. Aquí dejo un ejemplo sobre la religión.


Pese a la gran pompa con que rodean a sus ídolos, a los templos que edifican y los sacerdotes y sacerdotisas que mantienen los erewhonianos, no llegué nunca a creer que la religión que profesaban públicamente fuese más que una pura fórmula. Pero tenían otra, que presidía todos sus actos; y aunque un observador superficial no hubiera podido siquiera sospechar la existencia de ésta, en realidad constituía su guía suprema, la brújula de su vida, hasta tal punto que eran muy pocas las cosas que hacían o dejaban de hacer sin antes referirse a sus mandamientos.

La parte final del libro se detiene en discusiones morales y filosóficas sobre diferentes aspectos de la razón o sobre los derechos de los animales y las plantas, aplicando técnicas sofistas que hacen acrecentar el absurdo del libro. La crítica que subyace al inmovilismo y a la falta de originalidad es muy interesante. También he observado un darwinismo militante y una concepción organicista de lo social.


Pretenden que la vida sería inaguantable si los hombres se dejasen guiar en todos sus actos por la razón y únicamente por ella. La razón seduce a los hombres hasta llevarlos a establecer límites rígidos e infranqueables para las cosas en general, y a querer definirlo todo por medio del lenguaje; siendo así que el lenguaje es como el sol, que primero ayuda a crecer y luego abrasa. Sólo las ideas extremas son lógicas, mas siempre son absurdas; el término medio es antilógico, pero es preferible al absurdo perfecto de una idea extrema. No hay disparate ni sinrazón más grande que lo que, en apariencia, puede ser defendido irrefutablemente por la razón misma; y hay pocos errores en los que no caerá el hombre con la mayor facilidad, si basa su conducta en la sola razón.(…)

Los hombres solo dan su máximo esfuerzo cuando tienen la seguridad de que si no lo dan el porvenir les será adverso. La percepción de dicha seguridad es parte integrante de la suma de fuerzas que actúan sobre los hombres; y es sobre los mejores y más morales entre éstos sobre quienes ejerce esa percepción mayor influencia.(…)

Era uno de los hombres más influyentes de la Universidad, y tenía la reputación de haber hecho quizá más que ninguno de sus contemporáneos para suprimir toda clase de originalidad.

Los animales inferiores progresan porque luchan entre sí; los más débiles mueren, los más fuertes se reproducen y transmiten su fuerza. Las máquinas siendo por si incapaces de lucha, lograron que el hombre luchara por ellas. Mientras desempeña su cometido debidamente, todo va bien, por lo menos él así lo cree; pero tan pronto como deja de esforzarse en hacer progresar la maquinaria, fomentando la que es buena y destruyendo la mala, queda rezagado en la carrera de la competencia; lo cual equivale a condenarle a toda clase de penalidades y tal vez a la muerte.(…)

No hemos de olvidar que el cuerpo del hombre debe su presente estado a los cambios y vicisitudes acaecidos durante muchos millones de años, que han ido moldeándole hasta darle su forma actual;(…)
 

La podemos encontrar tanto en versión ebook como en papel en el fondo editorial de AKAL, y como siempre, aquí os dejo datos de vuestro interés.


EDITORIAL   AKAL
TRADUCTOR ANDRÉS COTARELO JIMÉNEZ
MATERIA  CONTEMPORÁNEA
ISBN 978-84-460-3540-4
DIMENSIONES 12X18N.°
 PÁGINAS 304 
AÑO EDICIÓN 2012
PRECIO SIN IVA 9,62 €

A partir de una visión negativa de la teoría de la evolución de Darwin, Butler crea en "Erewhon" una fantasía filosófica sobre un país situado en un lugar remoto del mundo que representa una antítesis de la Inglaterra de su época. Prácticamente todos los usos y costumbres sociales de los erewhonianos son los opuestos, los contrarios exactos de la sociedad victoriana: la enfermedad, la salud, el delito…, todo se concibe y trata de forma antagónica a ella, dejando al descubierto la hipocresía que la caracterizaba y su inconsistencia social. Al tiempo que una muestra de literatura de viajes y una novela de aventuras, "Erewhon" es una utopía muy especial que, situada en la frontera del género utópico clásico y el que arranca en el siglo XX, ha sido considerada como un antecedente del surrealismo y el subgénero distópico.

2 comentarios:

  1. Mareeeeee. Termino ahora mismo "La buena reputación" de Ignacio Martínez de Pisón.
    Señor, qué novelón y qué descubrimiento. Hacía tiempo que no tenía una sensación así...
    Hace muchos años......cuando aún era yo y podía ir mucho al teatro, a veces salía de ver algo bueno y daba vueltas y vueltas a las tantas de la noche porque no me podía ir a dormir después de aquello...

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  2. ¡Qué ilusión volver a verte por aquí después de tanto tiempo!
    He leído alguna cosa de Pisón, no lo recordaba cone special veneración, pero me apunto la referencia y la dejo en mi cola interminable de novelas, libros y similares.
    Me gusta esa sensación tan literaria de ser en el limbo de lo imaginado, es una sensación de adolescencia recobrada que me gusta, sí, o me gustaba.

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