lunes, 3 de febrero de 2014

La boca pobre, The poor mouth Flan O-brien


La literatura seria tiende a buscar los argumentos que le brinda la lengua para construir un discurso complejo, rico y elaborado. En muchas ocasiones he echado de menos un poco de humor, de ironía al tratar temas que pueden ser serios. La ironía funciona. La risa es un arma de destrucción masiva. Hace unos días iba con una amiga en el coche y le comenté que lo importante de una relación no era el sexo. Se me quedó mirando con una leve sonrisa cínica en la comisura de los labios, entonces, a tu juicio, ¿qué es lo importante? Me imagino que esperaba que le dijera que la comprensión, u otros tópicos a los que recurrimos cuando no sabemos explicar muy bien qué nos pasa. No, le dije, lo importante es que te haga reír; y por supuesto que se ría contigo.

Por eso la risa es importante, y yo con esta novela me he reído mucho. La ironía descansa en lo absurdo de las situaciones y en el juego con el lenguaje. Nos reímos de lo que esperamos, nos reímos porque sabemos lo que va a pasar; lo imprevisto nos causa temor, nos acompleja, nos sorprende. Esta novela no sorprende, juega con todos y cada uno de los tópicos de los nacionalismos culturales, con los estereotipos que caracterizan a los gaélicos (bien podrían ser vascos, valencianos, catalanes o flamencos, igual da). La ridiculización de lo cotidiano elevado a sublime por esa cohorte palmera que lleva cualquier manifestación del supuesto pueblo como la más elevada cota de cultura, es el principio de esta novela, por otra parte, con un humor tan absurdo y británico.

La verdad es que no recuerdo el día en que nací ni nada de los seis primeros meses que pasé aquí en este mundo, pero a buen seguro ya estaba vivo en esa época aunque no tenga un solo recuerdo de ella, pues yo no existiría ahora si no hubiera existido ya en aquel entonces, y es que a las personas, como a todas las demás criaturas, el entendimiento les llega poco a poco.

Los irlandeses gaélicos son pobres como ratas y viven como cerdos, de hecho su lengua puede ser imitada por tan importante animal. No nos podemos perder el pasaje en que un lingüista estudia los orígenes del gaélico y graba la conversación de un cochinillo, brutal.

El caballero consideraba que aquella era una muestra extremadamente difícil de lengua gaélica, y estaba muy contento de que la máquina la estuviera absorbiendo: era consciente de que si bien el buen gaélico es difícil, el mejor gaélico es casi ininteligible.

Como ya sabéis soy filólogo, vaya, y por eso me he reído de manera especial con estas muestras de humor. Si no nos reímos de nosotros mismos, malo. La caricatura, de eso se trata, de los gaelicistas, es sublime, y el discurso que hacen estos filólogos a los pobres desgraciados que, a lo largo del mismo, van muriendo de hambre y cansancio, no tiene precio.El desprecio por lo nativo, la necesidad de diferenciarse, de alejarse del objeto de estudio lleva a hacer exclamar a nuestro protagonista, que por supuesto es pobre como una rata, no lleva zapatos, y solo habla en gaélico, no entiende el inglés, a decir, Me dio mucha vergüenza que no hubiera ni un solo gaélico verdadero entre nosotros, vaya, yo no hubiera descrito mejor lo que siento en muchas ocasiones. Ja.

-¡Gaélicos!- dijo-, mi corazón gaélico se llena de alegría al estar hoy aquí dirigiéndome a vosotros en gaélico en esta fiesta gaélica en el centro del territorio gaélico. Dejadme decir que soy gaélico. Soy gaélico de pies a cabeza, gaélico por los cuatro costados. Asimismo, todos vosotros sois verdaderos gaélicos. Todos nosotros somos gaélicos de puro linaje gaélico. Quien es gaélico, siempre será gaélcio. Yo nunca he pronunciado (ni vosotros tampoco) una sola palabra que no sea gaélica desde el día enq ue nací, y lo que es más: todo lo que he dicho ha versado sobre el tema de la lengua gaélica. Si somos verdaderos gaélicos,es necesario que nos ocupemos siempre de la cuestión del gaélico y de la gaelicidad. De nada sirve saber gaélico si lo empleamos para conversar csobre cosas que no son gaélicas. Quienes hablan gaélico pero no se ocupan de la cuestión de la lengua, no son verdaderamente gaélicos en el fondo; personas así no benefician nada al galicismo, pues lo único que hacen es burlarse del gaélico e insultar a la gente gaélica. No hay nada en el mundo tan hermoso y tan gaélico como los verdaderos gaélicos verdaderamente gaélicos que hablan en verdadero gaélico gaélico sobre la gaélica lengua gaélica. ¡Por tanto proclamo gaélicamente inaugurada esta fiesta! ¡Arriba los gaélicos! ¡Larga vida a nuestra lengua gaélica! 

 La verdad es que los hombres tenemos necesidad de diferenciarnos, buscamos obsesivamente ser otro, no ser como nuestro hermano o vecino. No sé si nuestro autor quiere tan solo parodiar la novelística de tema gaélico, riéndose de los tópicos para poner al descubierto el absurdo del absurdo, o la mala leche que destila es un aviso a los navegantes del siglo XXI sobre los peligros de la estupidez, el totalitarismo cultural y la soberbia intelectual que lleva a los verdaderos protagonistas de sus propias vidas gaélicas, a la indigencia, el hambre y la extinción. ¿A que os suena?

El libro lo publica Nórdica, a mí me parece imprescindible, brillante, iluminado y de una actualidad que duele. Aquí os dejo cosas que os pueden interesar.

Traductor: Antonio Rivero Taravillo
Tamaño: 12,5 x 22,5cm.
Encuadernación: rústica cosida
PVP: 15 euros
ISBN: 978-84-936213-1-5


La boca pobre, segunda novela que escribió Flann O’Brien, es la más divertida de las obras de este maravilloso autor irlandés. Fue publicada en gaélico en 1941 y en 1964 se tradujo al inglés. Para esta edición el texto ha sido traducido del gaélico.
La novela es una crítica de la situación en la que se encontraba la población rural irlandesa a mediados del siglo xx. Trata sobre la identidad, real o impostada, y el título de La boca pobre alude a una expresión gaélica que hace referencia a cargar las tintas sobre la pobreza y las penurias que se padecen, con objeto de obtener compasión y lástima, y los beneficios que estas reportan. Aquí todos buscan ser lo que no son.
La sátira fue siempre un elemento muy presente en la tradición gaélica, desde la poesía medieval al espléndido y dieciochesco Tribunal de la medianoche. Flann O’Brien lo sabía y contribuyó al género con esta estupenda novela.

«La boca pobre es una especie de réquiem en sordina por un idioma en vías de desaparecer, y por los últimos pobladores que aún lo hablaban, descendientes de reyes guerreros y poetas prodigiosos, degradados a una condición donde la diferencia entre su vida y la de los cerdos cuya crianza los mantenía era apenas perceptible.»

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Debido a algún comentario improcedente que no respeta ni al autor del blog ni a los participantes del mismo, me veo obligado a moderar los comentarios. Disculpa las molestias.