La literatura intenta cubrir los espacios a los que no llegamos con nuestra vida, los que nos imaginamos y, en cierta manera, vivimos a través de los sueños o de la imaginación propia o de otros. La literatura es absolutamente falsa, de la misma manera en que es absolutamente cierta, auténtica y, de cierta manera, la única realidad de las posibles que me interesan. Esto debe pensar nuestro autor, porque se adentra en los difíciles caminos de la imaginación, de la realidad oculta, del Atman, de la interconexión, de la brujería, todos somos uno, todos podemos estar en lo otro.
La novela es brutal, salvaje, dolorosa, injusta, divertida. Se adentra en el lado oscuro con la facilidad que nosotros cogemos el autobús, se desliza sobre el lirismo como un poeta mayor y llega a las profundidades de la miseria de manera magistral. El hombre enfrentado al querer ser, al anhelo de diferenciarse, de ser en sí separándose, en la medida de lo posible, de los otros.
Ian, nuestro protagonista, es un hombre con una memoria eidética, y que él sepa, no es autista.
Mi capacidad eidética era por lo menos una forma de manipulación temporal.
Esto en principio engaña al lector que es advertido por el autor, cuando le dice que el final, la resolución del conflicto ,será una cuestión de él, de nosotros que leemos, que creamos la novela conforme avanzamos en su lectura.
Cuando yo haya acabado, decidiremos juntos, ustedes y yo. Les voy a dar la oportunidad de participar en el desenlace. Estoy totalmente a favor de la participación del públcio. Después de todo, ¿qué significa el fugaz desconcierto de todos ustedes comparado con el trabajo de mi vida? No se preocupen, tengo la intención de tomar muy en cuenta nuestras deliberaciones.
El hecho de jugar con la primera persona, cuando Ian habla de sus experiencia, y con la tercera cuando el autor decide novelar, da un contraste tremendo. Se pasa del dolor de una existencia marcada por la soledad, a la descripción de una psicopatía, y al turbulento mundo de los sueños y de la ficción, pero, ¿hasta qué punto la ficción no rige lo real? Nuestro protagonista usa la imaginación para vivir no solo de los recuerdos mimetizados, sino también para crear las propias fantasías que devienen más reales que la propia realidad. Su opción de pasarse al lado oscuro de la locura, de la psicopatía, ¿hasta que punto no es más que un subterfugio de la mente?
Mi capacidad eidética era por lo menos una forma de manipulación temporal.
Esto en principio engaña al lector que es advertido por el autor, cuando le dice que el final, la resolución del conflicto ,será una cuestión de él, de nosotros que leemos, que creamos la novela conforme avanzamos en su lectura.
Cuando yo haya acabado, decidiremos juntos, ustedes y yo. Les voy a dar la oportunidad de participar en el desenlace. Estoy totalmente a favor de la participación del públcio. Después de todo, ¿qué significa el fugaz desconcierto de todos ustedes comparado con el trabajo de mi vida? No se preocupen, tengo la intención de tomar muy en cuenta nuestras deliberaciones.
El hecho de jugar con la primera persona, cuando Ian habla de sus experiencia, y con la tercera cuando el autor decide novelar, da un contraste tremendo. Se pasa del dolor de una existencia marcada por la soledad, a la descripción de una psicopatía, y al turbulento mundo de los sueños y de la ficción, pero, ¿hasta qué punto la ficción no rige lo real? Nuestro protagonista usa la imaginación para vivir no solo de los recuerdos mimetizados, sino también para crear las propias fantasías que devienen más reales que la propia realidad. Su opción de pasarse al lado oscuro de la locura, de la psicopatía, ¿hasta que punto no es más que un subterfugio de la mente?
El señor Broadhurst, El gran Controlador, el Mago de lo Cotidiano, el Diseñador jefe del Tiempo, El Gran Espíritu Blanco, el Brahmán de lo Banal, el cuerpo del Dharma de lo Inerme, el Maestro, Procustes de los Disparates aquel que
Me he comido a mí mismo y, através de cierto acto de gastromancia sin precedentes, he ventoseado mi nueva encarnación. Eso es lo que ha ocurrido.
, es poliédrico, muiltiforme, desmesurado, es un Fausto, un Leviatán moderno, un manipulador del ego, es un todo, un héroe nietzchiano, un yo que determina la existencia. Su aparición en la novela nos desvela los entresijos del hombre cotidiano, con sus miserias y sueños, con su falta de bondad, de determinación, con su sumisión perpetua, con su moral de esclavos. El Gran Manipulador es un héroe brutal, un canalla auténtico, socarrón y manipulador hasta náusea.
Me he comido a mí mismo y, através de cierto acto de gastromancia sin precedentes, he ventoseado mi nueva encarnación. Eso es lo que ha ocurrido.
, es poliédrico, muiltiforme, desmesurado, es un Fausto, un Leviatán moderno, un manipulador del ego, es un todo, un héroe nietzchiano, un yo que determina la existencia. Su aparición en la novela nos desvela los entresijos del hombre cotidiano, con sus miserias y sueños, con su falta de bondad, de determinación, con su sumisión perpetua, con su moral de esclavos. El Gran Manipulador es un héroe brutal, un canalla auténtico, socarrón y manipulador hasta náusea.
La novela trabaja la historia, la trama, de manera magistral, adentrando al lector como partícipe necesario de los desmanes de ambos personaje, debiendo, él mismo, enfrentarse a sus contradicciones para sentirse en lo contado. ¿Dónde están los límites de la moral?¿Qué significa un comportamiento ético? son preguntas muy difíciles de contestar porque esta novela te enseña que no existen absolutos, y todo es relativo, mutable: desde la idea preconcebida del lector, pasando por la propia percepción que tienen los personaje de sí mismos. Nosotros elegimos, nosotros rehacemos.
La podemos encontrar en Anagrama, y os dejo algunos datos útiles:
ISBN 978-84-339-0843-8PVP SIN IVA 13,85 €
PVP CON IVA 14,40 €
Nº DE PÁGINAS 336
COLECCIÓN Panorama de narrativas
TRADUCCIÓN Cecilia Ceriani y Txaro Santoro
Ian Wharton es un joven ejecutivo cuya vida está condicionada por dos hechos principales: su capacidad de memoria eidética y su relación con el señor Broadhust, que se hace llamar entre otras cosas El Gran Controlador y mago de lo cotidiano. Ian, de niño, conoció al señor Broadhust, quien lo introdujo en la magia negra y el esoterismo, aunque de un modo un tanto peculiar, obligándole a no practicar sexo con mujeres bajo la amenaza de que se le partiría el pene. Ian termina en la consulta de un psiquiatra, el doctor Gyggle, que hace extraños experimentos con drogadictos, y que le tratará de ayudar a recuperarse.
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