Mientras leía este libro me invadía una insoportable levedad, una sensación de superficialidad insoportable. Pero es injusto, o no. En una de mis reflexiones literarias os comentaba que existe una industria del libro que hace libros preparados a la carta, como acertadamente me comentaba Joaquim que gestiona un excelente blog, http://maldeletras.blogspot.com.es/, y una sección particularmente molesta para mí, son los libros juveniles, libros que intentan dar un mensaje. Vaya, un mensaje, una guía para adolescentes perdidos en las redes, un esquema vital. ¿Para qué el lector va a sacar sus propias conclusiones?¿Para qué va a tener que pensar? Para eso ya tenemos al escritor, que cuando existe la más mínima posibilidad de que el adolescente imagine o saque sus propias conclusiones, nos explicita exactamente lo que pasa, así no nos perdemos. En fin, como podréis imaginar esos libros no me gustan.
A mí me gusta pensar, sacar mis propias conclusiones, imaginar incluso más que el escritor, viajar, vagar por las palabras, disfrutar del acto de la lectura, intentar entender los porqués. Pero también he de estar a la última, intentar leer aquellos libros que han sido un bombazo, sobre los que la gente se ha lanzado con ansia carnívora. Quiero entender, quiero saber por dónde caminan los libros, quiénes son los nuevos autores, pero para esto prefiero volver a leer Hojas de Hierba.
Este libro me ha causado sensaciones parecidas a las del Bolígrafo de Gel verde, ya reseñado, y al igual que aquel, me ha parecido de una trivialidad, superficialidad y falto de contenido literario preocupante.
Sí, ya lo sé, la gente quiere desconectar, ser feliz y esas cosas, pero la literatura ha de ser algo más, es algo más. Es verosimilitud, imaginación, pensamiento, dimensiones paralelas, es gusto por la palabra, esfuerzo. No quiero pensar que vamos hacia esto. Para ver una película está el cine, para ver una serie de televisión pues eso, si uno quiere hacer alguna de las dos cosas anteriores siempre le queda el recurso de hacerse guionista, ¿no?
La novela de una manera sencilla, con un estilo muy simple, poco elaborado, intenta hacernos creer que una huérfana es adoptada por los cinco inquilinos de una comunidad tras morir la madre de esta. La voz de la niña toma protagonismo absoluto y le va dando voz a cada uno de ellos con sus virtudes y miserias.
Para mí es una novela fallida, pero entiendo que en un mundo de apariencias como el que vivimos sea una lectura imprescindible. Buen argumento, inverosímil, pero bueno, mala ejecución. Vosotros mismos lectores. La publica Seix Barral, y aquí os dejo la sinopsis:
Maria, una mujer libre y carismática, es la administradora del 315 de Grotta Perfetta, en Roma. Cuando muere repentinamente, deja una hija de seis años; y deja también una carta. La niña se llama Mandorla —Almendra—, y ya sólo su nombre encierra todo el encanto y el absurdo del que será su destino, ya que Maria ha dejado escrito que el verdadero padre de Mandorla es uno de los hombres que vive en el edificio.
Tras una asamblea de vecinos en la que nadie confiesa su paternidad, deciden criar a la niña entre todos. Así, Mandorla irá cambiando de casa de los 6 a los 17 años, adaptándose a cinco modelos de familia: será testigo de la soledad de Tina; vivirá la separación de Caterina y Samuele; acompañará a Paolo y Michelangelo al Orgullo Gay; se sentará a la mesa de los Barilla, una familia tradicional, y vivirá las turbulencias de la eterna pareja de hecho, Lidia y Lorenzo.
Y mientras Mandorla crece, se enamora y busca a su padre, Chiara Gamberale nos recuerda que, antes de ser mujeres, maridos, padres o hijos, somos personas: maravillosas y terribles, con una infancia que nos persigue. En esta luminosa novela descubrimos que la familia es una alquimia indefinible: quien la tiene es consciente de su peso, hasta el punto de querer librarse de ella, y quien no la tiene la desea como el único escenario posible de la felicidad.
Ardua tarea sin duda la de despertar el interés por la literatura entre los jóvenes, en un mundo donde cada vez parece más difícil hacerlo. De todas maneras espero que algo de tu pasión por la lectura les llegue.
ResponderEliminarPor cierto, gracias por tus (inmerecidos) elogios. Un saludo.
jeje
EliminarGracias por tus comentarios, y sí, intento que disfruten con mi pasión por la literatura.
Saludos