Sigo con mi compromiso de leerme las obras fundamentales de la humanidad, así que, según caen en mis manos, leo y leo. Este libro ha sido más difícil de encontrar que otros, además la traducción al español es muy reciente y, francamente, pésima. Saltos sintácticos, calcos, mala puntuación, desorden gramatical, en fin, pésima. A pesar de ello el libro se deja leer, te hace pensar, y, descubres, que una novela histórica, cuenta una revolución real, la revolución que se produjo en Shangai en 1927 del Komitang y el partido Comunista chino contra los señores de la guerra, y la posterior purga, salvaje, de Chang Kai-Shek contra sus antiguos aliados comunistas dirigidos por un joven Mao que, en la novela, es tomado, en parte, por el personaje de Kyo. Como decía, que una novela histórica puede ser gran literatura.
Suelo aprovechar mis reflexiones sobre las novelas que leo para hablaros de diferentes aspectos de la literatura contemporánea, en este caso me voy a centrar en dos. Primero en la dignidad de la novela histórica. Se puede hacer excelente literatura, sin florituras, analizando la realidad, mostrando la crudeza de los actos de los hombres, desde una perspectiva de género. Así la novela histórica puede dignificar la literatura, y ser aprovechada para determinar aspectos importantes de la propia condición como hombres. La historia como escuela para indagar en los aspectos más recónditos del alma y reflexionar sobre nuestra condición, nuestros temores, nuestras pasiones y nuestras esperanzas.
El segundo aspecto es el de las traducciones. No es falso intelectualismo decir que las novelas han de ser leídas en su lengua de origen, para nada, toda traducción deja el sello del traductor, sus conocimientos lingüísticos, su sensibilidad, etc. Por ello reescriben la obra y la adaptan a la lengua de destino. También es cierto que muchas traducciones son estupendas, y no solo captan los matices de la lengua original, sino que enriquecen la trama y la escritura con los de la propia. Pero hay otras traducciones que se hacen por interés editorial, rápidas, descuidadas, traducciones que destrozan la lengua de origen y no ayudan con la de destino. Aun así la traducción es una herramienta del conocimiento.
Por lo demás la novela es cruda, salvaje, no hace concesiones y se desliza por el lado más obscuro del ser humano: el que determina la vida y la muerte, el sacrificio y los ideales. El autor nos presenta desde personajes cuasi históricos, hasta personajes que sintetizan a los diferentes actores de esta revolución: los intereses del capital, de las grandes corporaciones francesas, los bancos de la metrópoli, los conseguidores profesionales, los espías, los revolucionarios profesionales, los exiliados, los terroristas. La narración es densa, inteligente sin concesiones, paralela al contenido de la trama. Dura, cruel. A mí me han impresionado dos escenas particularmente. La penúltima, cuando los represaliados comunistas están a la espera de ser ejecutados en un patio y no pueden moverse porque están tan hacinados que les cuesta mover las manos. Y la última cuando el presidente de la corporación está reunido con el ministro de interior francés y los representantes de los bancos. Impresionante.
Libro altamente recomendable a pesar de la traducción. Lo tenemos en EDHASA. Aquí os dejo la sinopsis:
Ambientada en Shanghai en 1928, en el curso de la lucha que opuso a los comunistas a Chiang-Kai-shek, ésta es acaso la novela más leída del siglo; una reflexión imprescindible sobre la relación entre poder político, ética personal y actitud ideológica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Debido a algún comentario improcedente que no respeta ni al autor del blog ni a los participantes del mismo, me veo obligado a moderar los comentarios. Disculpa las molestias.