Imagínate que vas en el coche, hablando, distraído con el paisaje, cansado de toda la jornada laboral, y abstraído en tus cosas. No recuerdo cuáles eran esas cosas, tampoco importa, lo que sí recuerdo es que escuché a Andrés Amorós haciendo su habitual crítica de libros y habló de Libertad. El título no me llamó a atención, creo que todas las novelas hablan de la libertad del individuo, del personaje por sobrevivir en la obra, sin embargo algo en su tono hizo que prestara atención.
Su crítica
estaba perfectamente construida: elementos, partes, tipo de escritura,
argumento.Además mostró cierto desdén sobre la obra, propio delos críticos,
centrándose casi en exclusiva en el personaje femenino, en uno, Patty, al que comparaba con Madame Bovary, Ana Karenina o Ana Ozores. Esto ya era caza mayor.
Después, comentando la estructura, habló de ciertas similitudes con la novela
decimonónica, Dickens o Tolstoi, y claro, esto ya era otra
dimensión. Y acabó hablando de los grandes novelistas norteamericanos: PhilipRoth, y esto se convirtió en
tentación.
Cuando pasé por la
puerta de un Carrefour, de ahí mi escepticismo sobre los libreros, no pude
evitar parar el coche, coger la tarjeta, y acercarme a la librería, preguntar a
una empleada que cargaba cajas, luego me enteré que era la responsable, y que no
tenía ni idea de los libros que había en las estanterías, y así, perder diez
minutos buscando el libro. Estaba en un lugar indeterminado, relegado por otros
libros mucho más vendidos, y a mi juicio, carentes absolutamente de interés. Así
que encontrado mi tesoro, saqué la tarjeta, pagué los 25€ que me soplaron y me
fui más contento que unas castañuelas, tocándolo, acariciándolo, oliendo sus 680
páginas, su grosor. ¡Joder! Parecía una relación sexual inminente. De esto hace
exactamente una semana.
Así pues Libertad de Jonathan Franzen es un libro que
resiste todas las expectativas, no hay decepción posible. Yo en Patty no encontré a Ana Karenina, encontré a Patty, personaje complejo,
humano, contradictorio, verosímil, entrañable, identificable. En Walter me
enfrenté con mis propias contradicciones progresistas, con Joey, con mis
contradicciones derechonas, con Richard con la persona que no soy. Encontré una
construcción novelística de primera magnitud, pero única, no motivada. En su
estructura no encontré Guerra y Paz,
de Tolstoi, encontré Libertad, de Franzen. He leído originalidad, he leído
tradición de la excelente novela anglosajona, en este caso norteamericana, en el
más puro estilo de Irving, Roth. Los personajes son humanos, tienen
una dimensión física y otra literaria. El entramado de la historia no hace
concesiones, hace que trabaje el lector interactuando con el autor.
Es, en fin, una
novela magnífica, extraña, entrañable. La leí con ilusión, me dejó buen rollo, me
hizo creer en la literatura. Después me he ido a Internet y he leído más
críticas, y es unánime su reconocimiento, la sabia elección de la editorial
Salamandra, y la buena traducción que hacen al español.
Os dejo,
como siempre, la sinopsis de la página
Web dela editorial Salamandra:
El
retrato minucioso de unafamilia del Medio Oeste americano a lo largo de varias
décadas adquiere en laprosa maestra de Jonathan Franzen un carácter universal.
Ahondando en la vidaíntima de unos personajes tan cercanos como identificables,
la novela es unaincisiva radiografía de nuestro tiempo que ha suscitado la
admiración unánimede la crítica y los lectores de todos los países donde se ha
publicado hasta lafecha.
Patty y Walter Berglund son miembros de una nueva y floreciente clase urbana,pioneros en la recuperación de un barrio degradado. Además de madre modélica yesposa perfecta, Patty es la vecina ideal, la que sabe dónde se reciclan laspilas y cómo escoger un colegio adecuado para los niños. Junto con su maridoWalter, abogado ecologista y ferviente defensor de la bicicleta, aportan sugrano de arena a la construcción de un mundo mejor. Sin embargo, la llegada delnuevo milenio pone la vida de los Berglund patas arriba. Su hijo quinceañero seinstala en casa de los vecinos republicanos, Walter acepta trabajar para unacompañía minera, y Richard Katz, antiguo compañero de Walter, rockeroextravagante y mujeriego empedernido, cobra un protagonismo insospechado en lapareja. Pero aún más desconcertante es la evolución de Patty, que de ser lafigura más activa del barrio se ha transformado en una mujer ensimismada en labúsqueda de su propia felicidad. Con una efectiva combinación de humor ytragedia, Franzen desgrana las tentaciones y las obligaciones que conlleva lalibertad: los placeres de la pasión adolescente, los compromisos despreciadosen la madurez, las consecuencias del anhelo desenfrenado de poder y riqueza quearrasa el país. Así, en los aciertos y errores de un grupo de personas quetratan de adaptarse a un mundo confuso y cambiante, Franzen ha pintado uncautivador retablo de nuestra época.
Patty y Walter Berglund son miembros de una nueva y floreciente clase urbana,pioneros en la recuperación de un barrio degradado. Además de madre modélica yesposa perfecta, Patty es la vecina ideal, la que sabe dónde se reciclan laspilas y cómo escoger un colegio adecuado para los niños. Junto con su maridoWalter, abogado ecologista y ferviente defensor de la bicicleta, aportan sugrano de arena a la construcción de un mundo mejor. Sin embargo, la llegada delnuevo milenio pone la vida de los Berglund patas arriba. Su hijo quinceañero seinstala en casa de los vecinos republicanos, Walter acepta trabajar para unacompañía minera, y Richard Katz, antiguo compañero de Walter, rockeroextravagante y mujeriego empedernido, cobra un protagonismo insospechado en lapareja. Pero aún más desconcertante es la evolución de Patty, que de ser lafigura más activa del barrio se ha transformado en una mujer ensimismada en labúsqueda de su propia felicidad. Con una efectiva combinación de humor ytragedia, Franzen desgrana las tentaciones y las obligaciones que conlleva lalibertad: los placeres de la pasión adolescente, los compromisos despreciadosen la madurez, las consecuencias del anhelo desenfrenado de poder y riqueza quearrasa el país. Así, en los aciertos y errores de un grupo de personas quetratan de adaptarse a un mundo confuso y cambiante, Franzen ha pintado uncautivador retablo de nuestra época.
Recomendable e imprescindible.
Grandioso sí. Yo a las Correcciones todavía no les he hincado el diente, pero todo se andará. Un fiel retrato de personajes muy humanos y actuales y de las grandezas y miserias del ecologismo.
ResponderEliminarPues espera a leer las Correcciones, te va a encantar, seguro.
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