No siempre es fácil vivir nuestra propia vida, es más, hay veces en
que es muy difícil.Nuestra
protagonista es una joven presumiblemente desequilibrada, presumiblemente
asocial, que se reincorpora a la vida como trabajadora de un hotel y descubre en
los otros, las normalidades que ella es incapaz de alcanzar o saborear.
Lynn cada noche de martes duerme bajo el lecho ajeno, oye, siente y escucha lo que no es su vida siendo lo que sería su vida, se emociona y se aburre, se desliza peligrosamente por la línea invisible de la existencia diferida de los otros.
Markus Orths consigue crear un cuento delicioso, inquietante por momentos, erótico en otros, donde el lector tiene que hacer mucho trabajo, tiene que imaginar, construir, asentar Es un trabajo difícil, el nuestro, el de lector, pero que se ve, de sobra, recompensado por buena literatura, por esta metáfora moderna de la vida, de la existencia sin horizontes, del devenir de lo mínimo.
He hablado en alguna ocasión de que hay personas que son capaces de ver más allá de los límites de lo visible, por eso me gustó mucho la novela El mago, de john Fowles, en donde las apariencias crean la realidad y viceversa. Aquí lo mínimo hace la existencia, y Lynn, se desespera porque ha creído que puede ver más allá de lo que es real. En su caso, quién sabe si será posible.
Como siempre os dejo la sinopsis de la editorial, Seix Barral:
Lynn Zapatek limpia las habitaciones del hotel Eden, y lo
hace a conciencia. Mientras se deleita revisando cada rincón, despierta en ella
una fascinación por los objetos de los huéspedes: libros, neceseres, notas,
zapatos, medicamentos… Los mira, los huele, los toca, y a través de ellos
imagina la vida de sus dueños. Al principio Lynn es cautelosa, pero cada vez se
vuelve más descarada: no sólo investiga la ropa ajena, sino que también se la
pone.
Un martes, Lynn está en la habitación 303 cuando ya hace
tiempo que debería haberse marchado. Oye pasos en el pasillo, la llave se
introduce en la cerradura y sólo tiene un escondite: se mete debajo de la cama y
pasa la noche allí. A partir de ese día, cada martes vuelve a esconderse en el
mismo sitio, desde donde escucha, siente e imagina la vida de los ocupantes de
la habitación.La camarera es el intenso retrato de una joven
que quiere saber cómo consigue la gente lo que tanto le cuesta a ella: llevar
una vida normal. Hay algo de lo que no cabe duda: después de leer La
camarera nunca volverás a dormir en un hotel sin mirar debajo de la cama.
«Una novela perfecta, honesta e inquietante a la vez… Markus Orths convierte el
estrecho y polvoriento espacio de debajo de la cama en un paraíso de percepción,
en ese espacio infinito donde todo es posible», Frankfurter
Rundschau.
Es un excelente libro para estas Navidades. altamente
recomendable.
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