miércoles, 2 de mayo de 2012

El mapa y el territorio, La Carte et le Territoire,Michel Houellebecq


Houellebecq es un autor francés que ya me dejó impactado con su primer libro Ampliación del Campo de Batalla, y que se asentó en mi canon, definitivamente, con su segundo libro, Las partículas elementales.
Houellebecq es un autor políticamente incorrecto, iconoclasta, irónico, con una mirada fría y certera de la sociedad finisecular, y que anticipa los grandes problemas del siglo XXI. Trata sin tapujos la prostitución, el amor, las ideologías, la política, desde una perspectiva particular repasa el pensamiento marxista y la contradicción de la burguesía que se ahoga en sus propias especulaciones. Sus personajes son tan humanos que reconocemos a quien querríamos ser o haber sido, contradictorios, solitarios, rechazan los convencionalismos y se adentran en la búsqueda del individualismo militante, a través de diferentes caminos.Su perspectiva es muy masculina, si hablamos, como hemos quedado, de una literatura de género, y no se esconde. Este hecho es una revolución en la sociead hiperbólica y eufemística en la que vivimos. Joder, casi me costipo con este aire gélido que me ha herido la cara!
En este libro, dividido en cuatro capítulo libros, el autor se convierte en personaje de su propia novela, en facilitador y en víctima, en núcleo creativo y en solución a diferentes proyectos vitales. La novela se proyecta desde el pasado al futuro, (2030...) y nos presenta el mundo de un artista, en realidad de dos. Sus reflexiones sobre el arte, la vida, la creación, las relaciones personales, ponen en valor la inteligencia del autor. Escrita magistralmente, premio Goncourt 2010, la novela transita por los universos particulares del pintor, Jed Martin, el protagonista, por su infancia, por las relaciones con su padre, con la muerte; la muerte está tratada sin gilipolleces, es cruda, sádica, salvaje, irracional, pero encuentra, a través de uno de los personajes, la manera de dotarla de sentido como foco de meditación y vida. 
Aunque no os lo creáis, el autor inserta en el tercer libro, una novela policiaca, negra, absurda, utiliza el género como Cervantes utiliza los libros de caballería, desde la trivialidad de la acción, la rapidez de la trama, para reflexionar sobre diferentes cuestiones que importan al hombre post, post moderno.
Novela altamente recomendable, densa, inteligente, que dota de carácter a la literatura francesa actual. Su brillantez, sus análisis, su intelectualismo, la dotan de un sentido peculiar que invita a su lectura.
Publicada por Anagrama en 2011, aquí os dejo la sinopsis y los comentarios de la editorial:

Si Jed Martin, el protagonista de esta novela, tuviera que contarles la historia, quizá comenzase hablando de una avería del calentador, un 15 de diciembre. O de su padre, arquitecto conocido con quien pasó a solas muchas noches navideñas. Evocaría a Olga, una rusa a la que conoce al principio de su carrera en la exposición de su obra fotográfica, consistente en los mapas de carreteras Michelin. Después llegará el éxito mundial con la serie de «oficios», retratos de personalidades de todos los sectores. También referiría cómo ayudó al comisario Jasselin a dilucidar un caso criminal atroz. Al final de su vida, Jed ya sólo emitirá murmullos. El arte, el dinero, el amor, la muerte, el trabajo, son algunos de los temas de esta novela decididamente clásica y abiertamente moderna.
«El Premio Goncourt habría perdido toda credibilidad y se habría deshonrado si hubiese tenido la arrogancia de denigrar esta gran novela» (Nelly Kaprièlian, Les Inrockuptibles).
«Magistral de principio a fin» (Le Figaro).
«En contra de lo que cabría suponer de una obra de tan magnitud que parece no imponerse límite ni restricción alguna, no hay pasajes crípticos en el texto. Por decirlo de alguna manera, se lee con la fluidez y la expectación de una novela apasionada cuyo ritmo, pese a su densidad conceptual, no desfallece en ningún instante. El mérito debe atribuirse a la construcción del formidable artefacto literario, que nunca rechina, y a la alta calidad de la prosa que mantiene el pulso de la primera a la última línea… La novela ha abordado desde puntos de vista críticos las relaciones de familia, el amor, las perversidades del capitalismo salvaje, su influencia en el arte contemporáneo y hasta qué punto coarta la libertad del artista. Han intervenido ya otras personas con nombres y apellidos –así el novelista Frédéric Beigbeder, autor de 13,99 euros y Una novela francesa, o la editora Teresa Cremisi de Flammarion– pero la irrupción de Houellebecq es abrumadoramente espectacular y capital… Imposible de transmitir la ironía, el sarcasmo, el tono corrosivo, pero también el fondo sensible, la nostalgia, la tristeza, la impotencia, la sabiduría y la agudeza que exuda el texto por todos sus poros. Creo que estamos antes un libro serio, honesto, valiente, que por fuerza consagra a quien lo ha escrito cualquiera que sea la fama que arrastre» (Robert Saladrigas, La Vanguardia).
«Houellebecq, ya es hora de decirlo, es de lejos el mejor escritor francés de hoy y uno de los tres o cuatro mejores de Europa y esta novela uno de los libros más complejos, ricos, estimulantes y totalizadores de los últimos tiempos, además de un apasionante thriller» (Santiago Gamboa, El País).
«Ha logrado no sólo epatar y electrocutar al lector, sino incluso emocionar con algunos momentos de una rara belleza. Por supuesto, hay pimienta que alegra el guiso: Picasso es un estúpido; los chinos, sucios; los franceses del interior, imbéciles; menos mal que todavía hay sitios donde las prostitutas te la chupan sin condón… Pero el guiso es mucho más intenso y amargo que todo eso: la angustiosa sensación de que las personas estamos condenadas a nacer y a morir solos, que la sociedad feliz occidental es un ridículo montaje abocado al fracaso» (Antonio G. Iturbe, Qué Leer).
«El mapa y el territorio es su última gran provocación, una bomba de relojería contra el arte moderno y la cultura contemporánea… El final resulta, inevitablemente, desolador: sólo quedan la impostura y la muerte, pero antes se suceden páginas llenas de amor y derrotas» (Nuria Azancot, El Mundo). «En ella encontramos ironía, reflexión y personajes e ideas brillantes (y alguna más bien peregrina)… Con esta novela me estoy convirtiendo en houellebecquista» (Manuel Rodríguez Rivero, El País).
«Houellebecq es el hombre lobo de las letras francesas, un hombre que hinca los dientes, feroz, a todo lo que se mueve. Lo confirma su nuevo libro» (Rodrigo Fresán, Vanity Fair).
«Quizá la novela más provocadora de las que Houellebecq ha escrito… Qué cosa más provocadora puede haber que el propio escritor decida autoinmolarse en la ficción que escribe y que además lo haga con la radicalidad con la que lo hace Houellebecq, sirviéndose de la escenografía más truculenta y escabrosa… Una novela radical y desasosegante» (Iñaki Ezquerra, El Correo Español).
«Sólo dejaría indiferente a un muerto» (Antonio Lozano, La Vanguardia Magazine).
«Sencillamente es un gran escritor y ahí está El mapa y el territorio para demostrarlo y ese premio Goncourt que da respetabilidad y sosiego» (Pau Arenós, Dominical).
«La novela abunda en temas que resultan interesantes y, como suele decirse, rabiosamente actuales… Pero si nos gusta especialmente El mapa y el territorio es porque en esta obra Houellebecq logra crear un personaje memorable. Se llama Michel Houellebecq y es un famoso escritor francés enamorado de los prostíbulos de Tailandia» (Andrés Ibáñez, ABC).
«Un autor imprescindible… El mapa y el territorio es muy interesante y sale a la caza de las presas habituales de Houellebecq» (Nadal Suau, El Mundo).
«El mapa y el territorio triunfa en su voluntad de erigirse en uno de los títulos más sólidos del año tal y como acertó a auparse a lo más alto del cajón de honor del Goncourt. Fascinante en sus aciertos y jugoso incluso en sus imperfecciones» (Milo Krmpotic, Sigueleyendo).
«El texto, en lo estrictamente literario, supone la expiación de todos sus pecados anteriores y la vuelta a las páginas brillantes que le consagraron hace años como una voz distinta, irreverente y radical… No es un texto genial, pero sí contiene recursos absolutamente geniales, especialmente en la respuesta final, brusca e impredecible, capital para entender la propia búsqueda estética y vital del narrador francés… Houellebecq hasta llega a tirar de Houellebecq, al que convierte en su propio personaje en una estrategia narrativa que al principio desagrada, luego resulta simpática por esperpéntica y finalmente epata por su sadismo, su conjura y su sentido del humor. Quién lo diría. El escritor francés lo ha vuelto a hacer. Justo cuando aparecía apoltronado y apático. O precisamente por eso. El mapa y el territorio tiene mucho que decir» (Lucas Martín, La Opinión de Málaga).
«Una novela extraordinaria, inteligente y poderosaEs hilarante, inteligente hasta el asombro, crítico de sí como ya quisieran serlo aquellos que alguna vez lo han criticado, humilde: sí, humilde, humano: sí, humano, devastador, desolador y aún más nietzscheano que el propio Nietzsche pues se arrima a Charles d’Orléans y no deja lugar al optimismo: “El mundo está harto de mí y yo estoy harto de él”» (Emiliano Monge, Frente, México).

4 comentarios:

  1. Acabo La posibilidad de una isla de Houellebecq y pienso: Guay, en el blog de Jaume ya se puede clasificar, que es una de las cosas que más nos gusta a las personitas, etiquetarlo todo, meter las cosas y personas en pequeños cajoncitos de esos para guardar anillos o miniaturas coleccionables en función del color, la utilidad o vete tu a saber. Así que, claro, meto mi comentario del libro de Michel en la entrada creada para Michel que queda clasificado como literatura,contemporánea,francesa,premiada así hasta que uno quiera y pienso ¿Pero....si algo tiene este autor es que es adorablemente inclasificable¿ no?
    Pues eso,como meter la cabeza en una batidora, es irónico pero a la vez parece hablar en serio, es racional y a la vez arrastra toda las flaquezas de lo humano, es chic,es moderno pensando en actual pero a la vez en futuro, habla de ciencia como si fuera científico o como un guionista de pelis del género ficción, habla de arte como si lo apreciara todo o lo despreciara todo, habla de sexo como lo haría un hombre maduro, como él, con los miedos, las realidades crudas de la madurez recién estrenada. Adorable en su individualismo, tan duro, tan masculino que a la vez duele y atrae en una lectora mujer desde la que hablo. Y es capaz de salirse del yo para fijar la mirada en lo universal, en lo global, en la especie humana haciéndose muchas preguntas que trascienden(me llama la atención, lo hace distinto, un escritor que no se mira solo el ojo del culo, con perdón)
    Salvo algún capitulo infumable(se pasa un poco con el rollito neocon, no dejaba de pensar en una peli mala malísima de unos tipos neohumanos llamados caraconos). El contraste si vienes de leer un clásico como me ha pasado a mi, genial.
    Y como siempre os dejo mi apunte de intimidad...el cómo llega el libro hasta mi:
    Este estaba en mi estantería, he descubierto que los amigos de mi compañero de piso llevan 6 o 7 años regalándole por su cumpleaños un libro, por lo que he observado, el que pega fuerte ese año, vamos, el primero que pillan en el mostrador reclamo de El Corte inglés. Este es de 2005, pues sería el tocaba ese año, en cada uno de los libros hay una inscripción en la primera página a lápiz que dice: "Regalo de cumple de mis amigos por mi 33 cumplaños" y así encuentro ejemplares del cumpleaños 34, 35,36 y sucesivos.Los amigos aún no se han enterado de que mi compañero de piso no lee, que no se me olvide llamar hoy al detallista que siempre se acuerda de comprarlos para darle las gracias, 7 años después y decirle que Houellebecq fue una buena elección.
    Saludos blogueros

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    1. JAJAJAJAJAJAJAJ me ha encantado lo e mi compañero de piso no lee, es absoluto, delicioso. Parecido a las corbatas, a las colonias, y a multitud de regalos que el destinatario no usa, pero acoge con más o menos entusiamo, con cara de póker, y con una sonrisa más falsa que la de ZP, bueno esto último es difícil.
      Houlle... me encanta, es un autor muy moderno, inteligente, puro macho, hombre, habla sin tapujos de las putas, del comercio sexual etc, y eso es muy de agradecer en un mundo donde la hipocresía es absolutamente absoluta.
      Yo no tengo compañera de piso a la que le regalen libros, así que los tomo prestados de la biblioteca, pero creo que no pasa nada, es bueno. Espero algún día poder tener un ebook para poder leer con algo más de libertad.
      Encantado de encontrarte por aquí, Laura.

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  2. Houellebecq (siempre he de mirar cómo se escribe) sin duda crea adicción. No me ha pasado tanto con esta novela como leyendo Plataforma, donde está en estado puro (Las partículas elementales la verdad es que no lo recuerdo demasiado, tendré que releerla) y también Ampliación del campo de batalla, aunque aquí los ya casi veinte años que han pasado se dejan notar. En la novela que reseñas esa vuelta de tuerca de convertirse en personaje literario da mucho de sí. En algún sitio leí que no escribía novelas "acabadas", sino más bien "esbozos" de novelas que no se acaban del todo. Tal vez su estilo tan torrencial y directo, la cantidad de materiales e ideas que usa, su falta de ortodoxia hagan pensar en eso. La verdad es que a mi me ha causado siempre una extraña sensación de dulce decadencia. En fin, no se si darle el Goncourt es para él más un estorbo que un favor pero no creo que le haya afectado demasiado. Tal vez le haya dado la pasta suficiente para viajar por el sudeste asiático y volver con las pilas cargadas.... Saludos.

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  3. Creo que los premios le agobian, para él dudo que sean un fin, pero tampoco un medio valorarle. Veo independencia, autenticidad, inteligencia, y sobretodo ,mala leche, mucha mala leche que me hace sentir que no todo está acabado.

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