La realidad se crea. Es como la pregunta que se desprende del hecho de que caiga un árbol en un bosque y no haya nadie alrededor, ¿hace ruido? La literatura da respuesta a estas preguntas a través de la trama, es capaz de imaginar si es cierto o no. No le hace falta reflexionar con temas ontológicos, metafísicos o hermenéuticos, no, simplemente especula con la ficción para crear espacios alternativos que, en el mismo momento en que se proponen, son reales, tan reales, tal vez, como la ficción que muchas personas creen percibir en lo aparentemente real. Tal vez es importante distinguir entre lo material, por ejemplo, ese árbol que ocupa un espacio determinado, y los acontecimientos, eventos, que ocurren y que se interpretan o perciben, por eso hay quien afirma que la realidad supera a la ficción queriendo decir, aventuro, que la ficción solo cubre algún aspecto de lo que se puede crear con la imaginación de quien observa. Me fascina cuando un evento, una afirmación, motiva un discurso diferente, a veces muy diferente, en dos personas que lo escuchan o asisten a él en directo. Me ha pasado muchas veces porque yo también creo y percibo a mi manera, es decir, con mi cultura, mi configuración mental y las posibilidades que puedo tener abiertas, o no, de aceptar dimensiones que no son meramente espacio temporales.
El libro se desliza entre los géneros de una manera abrupta, utiliza la prolepsis y la analepsis para que el lector deba bucear en el universo de John Dunbar, en el resto de la ficción creada por Jon y adecuar lo que acontece. Así podemos pensar que nos encontramos con un libro de relatos, pero tiene continuidad en la obra que nos ofrece el autor, o bien, podemos pensar que es una novela que establece un diálogo entre el escritor y el personaje, o entre el escritor friccionado en la escritura y el escritor real. También es posible pensar que hay una suplantación entre el autor de las novelas del viejo oeste, el de ficción, y el personaje como ficción dentro de la propia ficción, mera metaliteratura. Ese maremágnum creativo, literario, ofrece al lector espectador, la posibilidad de participar en lo que lee, en realidad, crear la realidad o ficcionar la ficción. Esa ruptura de la cuerda espacio temporal nos da la posibilidad de encontrarnos cara a cara con historias que engarza de una manera notable, dinámica y literaria.
Virginia City no le había causado la misma impresión que en su primera visita, hacía más de trece años, en compañía de Katharina, para asistir al desfile de Acción de Gracias, el mismo día en que oyó hablar de John Dunbar, un hombre cuyas botas habían hollado con rotundidad las calles de aquella ciudad siglo y medio antes, alguien sobre quien más tarde él comenzaría a escribir, embarcándose en un proceso de años durante el que se apropiaría sin recato de su existencia y lo convertiría en un personaje de ficción y, por tanto, en alguien más real.
La ficción real se deja llevar por el relato, así la vida se adentra en el libro para reconstruirla. A mí me resulta indiferente la verdad porque esta mentira es la que se configura como hecho, luego, solo existe ese eco que seguro es uno de los posibles que se ha dado o podría haberse dado. Me vuelve la pregunta del ruido del árbol.
Y ella, la madre: ¿Estás escribiendo algo? ¿Sigues con las historias de vaqueros? Él asintió. Y ella: ¿El mismo personaje? Él asintió de nuevo. Y ella: ¿Qué va a hacer ahora? Y él: Luchar contra monstruos. Y ella: ¿En el oeste? Y él: En todas partes puede haberlos. Y ella: Y esos monstruos contra los que luchará Dunbar ¿serán reales o simbólicos? Y él: Ambas cosas.
COLECCIÓN Impedimenta
ENCUADERNACIÓN Rústica
FORMATO 14x21,8
ISBN 978-84-19581-69-3
PÁGINAS 336
PRECIO 22,50 €
John Dunbar, conocido como el Basilisco, quiere dar la espalda a su pasado de brutalidad y errancia y vivir en paz junto a su familia. Se asienta con Lucrecia y su hija, Felicidad, en el inhóspito Valle de las Rocas, en pleno territorio navajo. Sin embargo, hasta allí le perseguirán los enemigos más aterradores e insospechados que haya conocido nunca, unos enemigos que no parecen proceder de su mismo mundo. Por su parte, Jon, el escritor creador de las aventuras del Basilisco, regresa a Ribadesella, su pueblo natal. Pretende rehabilitar la vieja casa familiar e instalarse en ella. Mientras que, en el lejano oeste, Dunbar acoge al hijo de un antiguo enemigo y duda del amor de Lucrecia, dificultades para las que su experiencia como pistolero no le ha preparado, Jon se topa en Ribadesella con una rival que estuvo a punto de arruinarle la vida y que parece dispuesta a intentarlo de nuevo. La vida del personaje y la de su creador se aproximan hasta confundirse.
Matamonstruos concluye el ciclo iniciado en Basilisco y continuado en Araña. Para el cierre de este juego de espejos entre la realidad y la ficción, Jon Bilbao retoma personajes de sus libros anteriores, incluidos los de la novela Los extraños.

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