La
novela negra es un subgénero del policial que trasciende el misterio para
explorar el lado oscuro de la sociedad. Con una atmósfera cargada de fatalismo,
retrata crímenes como síntoma de problemas sociales, políticos y morales. Sus
protagonistas, a menudo detectives cínicos o antihéroes, navegan en un mundo
corrupto donde la justicia rara vez triunfa. Surgida en Estados Unidos con
autores como Dashiell Hammett y Raymond Chandler, evolucionó
hacia nuevas formas con exponentes como Patricia Highsmith y Henning
Mankell. La novela negra no solo resuelve enigmas, sino que desnuda las
sombras de nuestra humanidad. El subgénero, al evolucionar, toma nuevas
perspectivas y busca alternativas narrativas que le permitan seguir enganchando
a los lectores.
Thomas
Pynchon con Vicio propio, nos presenta una novela que
mezcla lo mejor del género noir con el desenfreno de la contracultura de
los años 60. La trama sigue al detective privado Doc Sportello, quien,
armado con su olfato agudo y una nube de marihuana siempre presente, investiga
la desaparición de un magnate inmobiliario en un Los Ángeles que respira
paranoia y descontrol. Lejos del clásico detective cínico y metódico, Sportello
es un antihéroe que navega entre hippies, sectas, conspiraciones y el FBI, en
un mundo donde la verdad se disuelve como el humo. Pynchon construye una
narrativa laberíntica, repleta de humor absurdo, diálogos chispeantes y
personajes excéntricos que reflejan el espíritu caótico de la época.
Detrás
de la fachada de humor y desvarío, Vicio propio es una mordaz crítica al
capitalismo, la especulación inmobiliaria y la pérdida de los ideales de la
contracultura. Con su característico estilo fragmentado y alusivo, Pynchon
nos muestra cómo la ambición devora a las personas y las utopías se desvanecen.
El
libro está escrito desde la ironía. Trabaja la socarronería dentro de los
diferentes mitos de la novela negra. La relación detective, cliente; la
relación detective, policía; la relación entre el alcoholismo y la personalidad
real, todo, desde la guasa que divierte y hace de la novela, un entretenimiento notable.
Doc,
que tenía problema crónico para diferenciar una rubia californiana de otra, se
encontró ante un ejemplar casi cien por cien clásico: pelo, bronceado, gracia
atlética, todo, salvo la sonrisa fingida, famosa en el mundo entero, debido a
un conjunto de dientes comprados que, aunque falsos, técnicamente «postizos»,
invitaban a aquellos a quienes ella sonreía de vez en cuando a plantearse qué
historia real y poco divertida los habría puesto allí.
Además
del sarcasmo, que da sentido a toda la novela, hay una reflexión sobre el mal y
el poder que me interesa, entendido este como la capacidad y el deseo de
controlar el destino sin preocuparse por mucha más. Avaricia inquietante, la
verdad.
—Lo
que se juega aquí es que cada uno esté en su sitio. Nosotros…— hizo un gesto
que abarcaba el Bar de Invitados y la perspectiva que se perdía en una sombra
aparentemente sin fondo—, nosotros estamos en nuestro sitio. Lo hemos estado
siempre. Mire a su alrededor. Inmuebles, servidumbre de aguas, petróleo, mano
de obra barata…, todo eso es nuestro, y siempre lo ha sido. Y usted, al final
de la jornada, ¿qué es?: una unidad más en esta multitud de transeúntes que van
y vienen sin parar en la soleada Southland, anhelando que lo sobornen con un
coche de cierta marca, modelo y año, una rubia en bikini, treinta segundos
encima de una ola, un perrito caliente con chile, por el amor de Dios. —Se encogió
de hombros—. Nunca nos quedaremos sin gente como ustedes. Su provisión es
inagotable.
En Tusquets
Temática
Novela literaria
Publicación
1 mar 2011
Colección
Andanzas
Presentación
Rústica con solapas
Formato
15 x 22.5 cm
Editorial
Tusquets Editores
ISBN 978-84-8383-301-8
Páginas
424
La
novela se centra en la vida de "Doc" Sportello, un detective privado
un tanto peculiar en la colorida ciudad de Los Ángeles de comienzos
de los años setenta. La historia comienza cuando su ex, Shasta, seductora femme
fatale, recurre a sus servicios profesionales dado que ha desaparecido su nuevo
amante, un magnate inmobiliario que había visto la luz del buen karma, un tanto
distorsionada por el ácido, y quería devolver a la sociedad todo lo que había
expoliado. Sportello se ve enredado entonces en una intriga en la que los
escrúpulos chispean por su ausencia y cuya trama es casi la de una novela negra
clásica. A partir de ahí, Thomas Pynchon pergeña un retrato desbocado de
una California poblada por surfistas embriagados de la mitología de
las olas gigantes, combatientes de Vietnam o agentes del FBI reconvertidos
en hippies, pandillas carcelarias, la escabrosa sombra de Charles Manson y
sus acólitas, una brutal organización secreta de dentistas, policías corruptos,
una protointernet o bellas masajistas de sexualidad ambigua. Todo sazonado con
diálogos y guiños hilarantes, al ritmo de una frenética banda sonora que sirve
de réquiem psicodélico por una época que pudo ser y no fue.
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